Capítulo 13 | Te extraño

527 36 0
                                    

«¿Por qué no puedo renunciar a ti, cuando te abro mi corazón y lo rompes? Te necesito más de lo que sé. Y no puedo resistirme a ti cuando estás contra mi piel. Nunca quise dejarte ir»

Tatiana.

Siguiente página, nuevo comienzo, o como quieran llamarlo. Yo me encuentro en ese proceso.

Poco a poco Fabián se aleja de mi cerebro, ya no repito su nombre tantas veces al día. Mi corazón aún se siente atraído por él, pero sé que no por mucho tiempo.

Habíamos pasado dos años juntos y muchas cosas me recuerdan a él. Sin embargo, no siento tanta melancolía como los primeros días.

Todo debe cambiar, y mi forma de pensar comienza a hacerlo. Ya pasó un mes completo desde nuestro rompimiento y estoy dispuesta a superarlo, a seguir adelante. Unos cuantos besos con Daniel serán la solución perfecta para que pueda llevar a cabo mi plan con éxito.

Si pienso en nuestra relación como una balanza y de un lado pongo los buenos momentos, esos en los que nos reíamos, besábamos o llegábamos a incluso más que besos, y del otro lado coloco los malos, en los que nos gritábamos, celábamos, llorábamos, etc, tengo el atrevimiento de decir que el lado de los malos momentos pesaría el doble que los buenos.

Nuestro noviazgo era tóxico por donde lo miraras, pero no podíamos evitar regresar el uno al otro. O eso fue hasta que él me humilló en su casa, haciéndome entender que jamás deberíamos haber continuado con lo nuestro, que apenas vimos que había algo que no funcionaba, lo mejor sería terminar. Aunque nos rehusamos a creerlo.

De todas formas, me mantuve ocupada con todo lo que pudiera; iba a las clases de boxeo con Mike, investigaba cómo podría tener una buena alimentación e intentaba preparar nuevos platillos con recetas que encontraba.

Dani y yo decidimos ir a caminar un rato, me contó lo de su reciente canción, aunque omitió la parte de qué lo inspiró a escribirla. Quizás era algo que no necesitaba saber. No le tomé mucha importancia al asunto, aquí lo importante es que su bloqueo sólo fue una idea que se cruzó en su cabeza y no una realidad.

—¿Y si voy contigo al gimnasio? No me harían nada mal unas cuantas pesas —tensiona los músculos de sus brazos, luciendo fuerte y viril. Es imposible no reír ante su fallido intento de verse masculino. Ese papel de chico malo no va para nada con Dani.

—Dudo que quieras ir, Mike me da las clases.

—Paso —contesta al instante, logrando que sonría.

Pateo unas cuantas hojas secas que dejó el otoño, mientras caminamos por las calles. Su crujido es música para mis oídos, piso cada una hasta dejar que se parta en muchos pequeños e inútiles pedacitos.

—¿Me dirás por qué llamaste "zorra" a la dulce Nats? —pregunto en un tono suave y sereno, intentando sacarle la información que se ha empeñado en ocultar.

—Porque es lo que es.

—Daniel —me detengo, mi mirada de escéptica lo obliga a colocar su expresión de seguridad—, ambos sabemos que no es así. Que tú estás mintiendo porque Natalia, la dueña de tu corazón —dramatizo un poco, colocando mis manos sobre su pecho—, no se ganaría ese título. Eres incapaz de pensar así de una chica.

—Ya no es más "la dueña de mi corazón" —me garantiza, quitando mis manos y colocando una mirada fría. Sigue caminando y apresuro mi paso para alcanzarlo.

—¿Estás seguro? —cuestiono. Mi ceño se frunce, pero no me creo nada de su actuación, mi insinuante tono de voz se lo hace saber.

¡Por Dios! Estamos hablando de Daniel Lisboa, el chico más sentimental y sensible referente a su amada. Ni siquiera en un mundo alterno sus sentimientos cambiarían.

Hasta un BesoWhere stories live. Discover now