Capítulo 26 | Indicio de sentimientos

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Sólo cámbienle el género.

«Sabes que estoy celosa en mi cabeza, porque teverías tan bien en mi cama, pero realmente te gusta la perra. Así que puedollorar por mi edad, mi vida y mi cara. Y borraré todos los pensamientos suciosque tenía sobre ti» 

Daniel.

Se supone que las primeras veces son memorables. Se graban en tu cerebro y se proyectan como un recuerdo vívido luego de que el tiempo haya pasado.

Pero, ¿quería recordar este momento? ¿Quería recordar mi primera vez con Tatiana?

A pesar de ser las 7:00 pm, ella se encuentra dormida en mi cama. Sus parpados cerrados y su respiración finalmente calmada. Rozo las puntas de sus cabellos con las yemas de mis dedos.

No voy a decir que quería que mi primera vez fuera especial, ni nada por el estilo, porque no es así. Poco me importaba la situación, el entorno o la ambientación. Aquí no había romanticismo, quizás un desenfrenado deseo o mera necesidad. Sin embargo, admito que hubiera deseado que fuera con otra chica.

En aquel momento estaba en un estado de trance. Poco escuchaba más que nuestras agitadas respiraciones. No sé si esta es la forma más eficaz de suprimir los problemas que me persiguen, creo que me sigo quedando hasta un beso, nada más que eso.

Dos toques detrás de la puerta interrumpen el movimiento de mis dedos. No había notado que en todo este tiempo no he despegado la vista de su relajado rostro. Me cubro con las sábanas como acto reflejo.

—Dani, sal. Elías está aquí y dice que es urgente —escucho la voz de mi madre que se distorsiona por la madera de la puerta.

Hasta la fecha sigo agradeciendo aquella privacidad que me da. Aunque si quisiera entrar, no podría, el cerrojo no se lo permitiría.

—Voy en un minuto —contesto levantándome de un tirón.

Tatiana ni siquiera se mueve, permanece durmiendo cuan oso en invierno. Rebusco por el suelo y una vez con las prendas en manos, me las coloco. Limpio mi boca con el dorso de mi mano, borrando el casi imperceptible rastro de labial que ella dejó.

Le doy una rápida mirada a mi amiga y regreso unos pasos atrás para cubrirla completamente con las sabanas. Una vez que confirmo que todo está bien, salgo de mi habitación.

—¡Finalmente! —exclama mi manager con exageración. Se levanta de la silla en la que estaba sentado y camina en dirección a la sala— Vámonos.

—¿A dónde? —pregunto desconcertado.

—Al estudio de televisión. Te harán una nota en vivo sobre lo que sucedió en tu escuela, debemos dejar en claro que tú no estás metido en ningún problema ilegal —toma su chaqueta y se la coloca. Mi madre tintinea las llaves de la casa y el auto, haciéndome entender que ella nos llevará.

No es la primera vez que tengo que dar una entrevista sin prepararme. En los estudios suelen tener personas que arreglan mi vestimenta, me maquillan y peinan.

—Deténganse. Tati está en mi habitación —informo. Claramente no iba a dejarla sola en mi casa.

—Perfecto —pronuncia Elías con satisfacción—. Tráela, a la audiencia le encantará conocer quién fue "la chica que salvó tu vida". Ella puede dar su visión de la historia y hablar sobre lo indefenso que estabas ante el chico mayor.

Vuelvo a mi cuarto casi trotando, cierro la puerta con sumo cuidado y me agacho al lado de mi cama.

—Tati, despierta —muevo su hombro desnudo. Hace un mohín de desagrado y suelta varios quejidos mientras arruga su nariz—. Vístete, iremos a hacer una nota.

Hasta un BesoWhere stories live. Discover now