Capítulo 42 | Celos estúpidos

312 34 3
                                    

«Todo lo que necesito, todo lo que quiero, es que te quedes un poco más, con tus brazos rodeándome como una frontera»

Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exha... ¡A la mierda las técnicas de respiración, no puedo con esto! En cualquier momento estallaré cuan bomba de tiempo si no doy un grito liberador o le cuento a alguien todo lo que aqueja a mi cabeza.

Desde que noté que Daniel mejoró su estado emocional, no he podido quitarle los ojos de encima. Se esfuerza por repartir aquel carisma que hace tiempo no veía, y me alegra eso, pero desde entonces, los celos van en aumento. No puedo decir ni una sola palabra, pues no somos nada. Mientras para mí nuestros besos lo son todo, para él no son más que una distracción.

¿Saben lo difícil que es para mí verlo acariciar a otra chica, una que no soy yo, y no poder reprochar absolutamente nada? Duele como el jodido infierno.

Mi traje de animadora ironiza mi estado emocional por completo. Hoy teníamos que venir disfrazados a la escuela para celebrar que es el último día de clases, incluso se hará un concurso y el mejor disfraz ganará un premio. Lo que resta del día habrá una obra teatral, la cual supuestamente Daniel y yo teníamos que entregar los folletos a los estudiantes. Pero nooooo, él deseó consolar a cierta muchacha en vez de ayudarme a repartirlos.

¡Mierda! Estoy siendo muy egoísta, en especial porque a la chica que consuela es a mi amiga, en especial porque yo provoqué que esté deprimida, en especial porque obligué a Daniel a usar un traje de basquetbolista para que haga juego con mi disfraz, no tengo porqué sentirme así.

Giro en mi eje para llegar hasta Natalia y Mike, quienes han decidido venir vestidos como una extraña especie de guerreros que vieron en una serie. Realmente no sé cómo categorizarlos, pero no paran de repetir "Ai laik Natalia kom skaikru" "Jus drein jus daun" y "Yu gonplei ste odon".

—Sabemos la verdad —asegura Mike con un tono tan severo que causa que trague saliva—. Sabemos que Facundo no quiso engañar a Julie, sino que alguien hizo un plan para probarlo a él.

—Y ese alguien eres tú —agrega Nats y me mira con una ceja alzada, de manera desafiante.

—¿Cómo saben que...?

—No importa. Lo importante aquí es por qué lo hiciste. ¿Por qué no decirle la verdad a Julie? —continúa ella.

—Porque temo que si lo descubre se deshaga de nuestra amistad —bajo la cabeza cuan perrito regañado y recibo un compasivo "oh" de ambos.

—Déjanos esto a nosotros, sólo envíanos la foto y lo arreglaremos. No te mencionaremos ni a ti ni a tu plan, lo prometo —me reconforta Mike dando golpecitos en mi espalda.

Levanto mi dedo meñique y tras un "¿en serio?" lo entrelazo con el suyo para sellar la promesa.

—¡Daniel, ven a trabajar! —grito esperando que obedezca y sigamos nuestro extenso recorrido de entregar folletos.

***

—Y los ganadores del concurso de disfraces en pareja son... —la directora abre el sobre y se acerca al micrófono para que se oiga mejor— ¡Natalia Milington y Mike Fisher! —los aplausos y chillidos son el paso para que ambos vayan a recibir su premio.

—¡Bah! —me quejo con Daniel cuando las personas se comienzan a dispersar para seguir con sus asuntos— Ni siquiera sé de qué están disfrazados.

—No importa lo que diga la directora, nuestros trajes son mejores, Tati. Te lo juro —de repente su mirada se pierde en un gigantesco afiche que conforma un árbol—. ¿Recuerdas eso?

Una sonrisa nostálgica y ojos que brillan delatando el deseo de regresar a ese tiempo es la exacta descripción para el rostro de Daniel en este momento. El árbol contiene muchas flores que en el centro contienen palabras con una horrible caligrafía. En primer grado de primaria (cuando no nos conocíamos) todos los niños que comenzaban en esa escuela debían escribir qué era lo que esperaban que pasara al graduarse de la escuela y eso sería pegado en el dichoso afiche.

Hasta un BesoWhere stories live. Discover now