Capítulo 44 | Ve y hazlo

272 40 1
                                    

«Porque me estoy volviendo loco, tengo miedo de dejarte ir. Entonces mi corazón ahoga mis pensamientos, mi cabeza está a punto de explotar. Lo que necesito es superarlo. No puedo comer, no puedo dormir, me pongo ansioso cuando no estás aquí conmigo. Tú me das ansiedad»

Tatiana.

El día que nos fuimos Rush no escatimó con los saludos al personal del hotel, los objetos de la habitación y por supuesto, a la ciudad, prometiendo que el año entrante regresaría.

Daniel y yo tuvimos que limpiar demasiados de los "regalitos" que Henry dejaba en el suelo y un día incluso lo bañamos. Debieron ver la expresión de él cuando el perro recién bañado salió corriendo hacia la tierra para volverse a ensuciar.

Como sea, fueron unas buenas vacaciones. Pero debíamos volver y aquí estamos.

—¿Qué sucedió entre Daniel y tú? ¿Hubo...? —Julie eleva una a una sus cejas en modo sugerente. Una sonrisa de malicia deja ver los cientos de pensamientos que se cruzan por su mente.

—Por favor, sin tantos detalles —pide Nats fingiendo arcadas, aunque es bien sabido que alguna vez ha pensado en Daniel en la forma más pervertida que su cabecita pudiera imaginar.

—Sólo fueron unas vacaciones. Con sus padres presentes —aclaro antes de que continúen.

—Tengo un chiste acerca de unas vacaciones —comenta Facundo cuando posa el bote de palomitas en la mesa frente a su televisor—. Es algo así...

Todos se ocupan de otras cosas mientras él cuenta su insensato chiste. Al notar reír a Julie recuerdo lo que les he hecho. Nats y Mike lo arreglaron y quizá mi secreto debería seguir enterrado, pero la culpa me carcome, me deja sin aliento. No puedo evitar pensar que, si no hubiera sido por mis amigos, ellos dos seguirían peleados o incluso dolidos por la separación.

Tengo un sentimiento en mi pecho que se esparce hasta mi garganta y logra que vea la escena de sus risas como algo sumamente triste. Ese sentimiento se llama remordimiento. No es la primera vez que lo siento, muchas veces me he equivocado y no lo noto hasta que mi cuerpo se llena de él.

—¡Yo lo hice! —exclamo llamando la atención de mis cuatro amigos— Yo le dije a Clara que te bese para saber si le eras fiel a Julieta, el plan era que la apartaras y allí acabara, pero como siempre, se escapó de mis manos. Lo hice con buenas intenciones, lo juro.

Todos se quedan estáticos en sus lugares. Mike y Natalia parecen preocupados por mí, después de todo, ellos ya lo sabían. Sin embargo, Julie y Facu tiene una extraña mueca, como si estuvieran masticando algo que les sabe asquerosamente amargo.

—Vete de mi casa —masculla finalmente él.

—Pero yo... —mis cejas caen y sé que les estoy dando una mirada de ruego, aunque a ninguno se les mueva un solo cabello— quería ayudarte a ti, Julie. Me dijiste que comenzabas a desconfiar, quería probarlo.

—Es mejor que te largues, Tatiana —asevera con la expresión más neutra y el tono más hiriente que nunca había conocido de su persona.

No tenía otra opción, tomé mi bolso y giré el picaporte de la puerta. Esperé unos segundos, esperanzada a que fuera una broma de mal gusto o que me dijeran algo que me hiciera regresar. Nada de eso sucedió, el ambiente había quedado en una incomodidad particular.

Deseé que me hubieran detenido porque en ese caso no tendría que haberme cruzado a Amanda camino a casa. Su cabello corto apareció frente a mí, intenté huir o actuar como si no la conociera. Imposible, ya era demasiado tarde. Su mano apretó con fuerza mi hombro y acercó su rostro al mío como si fuera a saludarme, respiró sobre mi oreja y susurró:

Hasta un BesoWhere stories live. Discover now