CAPÍTULO VEINTIDÓS: OLOR A MUERTE

1.1K 208 51
                                    




— ¡Acuéstenlo ahí! —gritó Herios cuando vio a Sigurd sostener a un Gorkan he-rido y a pasos de la muerte. El griterío allá afuera era potente, los machos y hembras que-rían saber cómo estaba su verdadero líder, quería saber si se pondría bien—. ¡Que vengan las hembras con agua y ropa limpia!

—Yo debo curarlo, ahora que no se encuentra Elihan, lo haré yo —la princesa apretó los labios escuchando su voz cortada salir. No, ahora no podía ponerse sentimental. Dejó su arco en una de las mesas y se recogió el cabello para que no lo estorbara—. Debe ser llevado a sus aposentos, y que le den un baño caliente para después empezar a curar sus heridas.

— ¡Geiat! —la joven retrocedió y los presentes se quedaron callados cuando se escuchó el rugido. Por primera vez la muchacha tembló y retrocedió, todo se quedó en silencio y cuando vieron al rey león dan zancadas hacia ella, Fuego se interpuso—. ¡Apártate del camino Fuego! Esto es entre mi hermana y yo, aléjate.

— ¡Ella ha salvado a nuestro líder! —siseó su amigo y Gorius miró fijamente a su hermana, viéndola de pie y temblando—. No es hora.

—Los reyes saben todo, no puedo protegerte de todo.

—Ya no soy una niña de diez, ya no necesitas protegerme del mundo —punteó la joven hembra irguiéndose y viendo fijamente al líder león. Goliat se colocó al lado de su hermana y la hizo girar, revisando que se encontrara bien—. ¿Qué?

—Quiero saber si estás bien, lo demás no me importa —masculló el joven macho, viéndola con detenimiento, Geiat asintió conteniendo las lágrimas de los ojos, su hermano le sonrió y besó su frente con suavidad—. Sigurd y Blazz ¿Pueden llevar a mi her-mano a sus aposentos?

—Por supuesto Goliat —ambos líderes se acercaron y con cuidado sostuvieron a Gorkan para después llevarlo a sus aposentos. Geiat tomó el arco y los siguió, pero antes de perderse en el pasillo se giró hacia su tío que parecía alterado.

—Necesito de su ayuda para un baño. Y también que pidan a las hembras que traigan hoja de granada, planta amarilla, miel de abeja y raíz del pantano —pidió subiendo las escaleras con rapidez, Goliat sin esperar más la siguió dejando a su hermano con Fuego y su tío.

Gorius dio las órdenes para que subieran lo que había pedido la princesa. Cuando se quedaron otra vez los tres solos, Fuego soltó el aire contenido y lo miró.

—Gorkan no está bien, él...

—No lo digas —lo cortó Herios—. No vamos a perderlo. Él es fuerte.

—Señor, él viene mal. No solo ha sido herido, quemado con armas inútiles, sino también se utilizó magia en su cuerpo. Cuando Sigurd lo levantó pude ver su espalda morada y ahí las venas de su cuerpo marcarse y tener un color horrible, un color que dos ve-ces en mi vida he visto —explicó y Herios negó cubriéndose el rostro—. Geiat es la mejor sanadora, pero solo queda rezar a los dioses e incluso a la muerte para que lo guie a su lugar.

—Gorkan va a vivir Fuego, pese a todo, mi hermano es muy fuerte.

—Veo que tal alboroto es porque la princesa ha llegado —Avah comentó entran-do al salón con los otros reyes, los machos rápidamente hicieron una reverencia y el líder león asintió—. ¿Cómo se encuentra?

—Bien, ella ha traído a Gorkan —señaló el león. Kal curvó las comisuras de sus labios, ocultando su satisfacción, la pequeña princesa lo había logrado y tenía un presentimiento que esto recién estaba empezando para ella. Tenía potencial, tanto como para convertirse en la esposa de un rey, de él específicamente—. Mi hermano no viene bien, y ella ahora lo está curando.

LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)Where stories live. Discover now