CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE: LA CAPERUCITA ROJA

673 122 57
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


La abuelita no era mala, al contrario,

Dicen que amaba a sus nietos y a que una en especial la había llamado caperucita,

Dicen que usurparon ese nombre,

Dicen que la nueva caperucita no tiene corazón,

Dicen que es de piedra,

Dicen que quiere el corazón del lobo.

Desde niña tuvo que luchar, desde muy pequeña tenía un nombre que pesaba en sus hombros y por el cual tenía que salir siempre ganadora. Siempre creyó que tendría el mundo en sus manos, y que todo aquel haría lo que ella pediría, su tío se lo dijo. Mailes le mintió. Le pintó una historia diferente, la metió al cuento equivocado y Lia tuvo que cargar con el peso de ser la caperucita porque todos esperaban algo de ella, e incluso la cazadora lo esperaba de sí misma.

Había crecido creyendo que sus padres habían sido devorados por un lobo. Había creído que debía vengarlos, que su hermano era Odell y que Mailes su tío.

Que equivocada estuvo, o tal vez lo sabía pero quiso seguir viviendo siendo otra, porque ser Liana era ser nadie, y la cazadora había nacido para algo grande.

Odell nunca fue se hermano, por eso no le dolió matarlo. Rubí era su madre, pero la había visto como la tía que siempre se metía en todo; así que la mató. Dejó a su suerte a Mailes porque él le mintió, porque era una escoria que había ocultado su verdadera forma bajó una sed de venganza a su propia raza, si había alguien más traicionero siempre sería Mailes.

No sentía remordimiento por aquellas muertes, al contrario, esas solo habían cargado el nombre de su título haciéndola muy conocida entre bestias y humanos, convirtiéndola ahora en la reina, en la cazadora que podía acabar con aquellas bestias en un parpadeó. Quería colgar sus cabezas en su reino, sonreír mientras relata la historia de cómo acabó con ellos, aunque en un principio había caído por un lobo, pero no por cualquiera, tal vez por eso le atrajo. Gorkan no era una bestia cualquiera, era un rey, alguien con el poder de acabar con su propia raza. Quiso conquistarlo, seducirlo y hacer que él la obedeciera así como lo hacía su esposo el rey Mor, pero no, el lobo no se fijó ni ella ni en su prima. Ni la buena y ni la mala pudieron conquistar el corazón del lobo.

Cuando la rechazó lo odió, lo odió y deseó matarlo, lo torturó cuando tuvo la oportunidad y sabía que unirse a Cuculí fue la solución de muchos, porque no solo ella quería acabar con las bestias. Su sorpresa fue mayor cuando lo vio, y es que esa voz, esos ojos nunca los podría olvidar.

Pero ahora él lucia diferente, hablaba diferente y su mirada era oscura. Todos le obedecían, todos le temían e incluso ella, cazadora que se creía el mismo demonio pero Cuculí era la encarnación del diablo.

Fue él quien descubrió su origen, pero ella no quería ser un animal y él le robó aquella bestia que se encontraba dentro de su cuerpo, después de eso Cuculí sonrió mostrándole aquellos ojos, no hubo palabras. Eso fue suficiente. Decían que él era la prueba de que el amor no lo había detenido para seguir ahí, peleando, decían que su esposa e hijo habían muerto, decían tanto de aquella criatura pero ya no se sabía que era verdad y que era mentira.

LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)Where stories live. Discover now