CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS: LA PAZ ENTRE LOS DEDOS

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La paz reinó hace muchos años,

El peligro nunca existió,

Las especies luchaban por poder.

Las criaturas fueron felices hasta que el mal se propagó.

Apolo lo empezó y un De Hierro lo continuó.

Geiat dejó que el agua caliente relajara sus músculos, dejó que la sangre seca en su piel se fuera y las heridas se cerraran. Cerró los ojos recostándose mientras escuchaba a los lejos las risas de Basil en brazos de sus hermanos, pero ni bien se sumergió al mundo de los sueños él la atacó, la recorrió con la mirada y luego la sujetó con fuerza. No la soltó y mucho menos sintió compasión aun cuando le dijo que eran hermanos.

Que era su pequeña hermana. Gokan nunca la soltó.

La joven se levantó provocando que el agua se desbordara, secó su cuerpo y se puso encima un vestido suelto que fue de su madre, ella miró por la ventana la oscuridad de la noche y terminó lanzándose a la cama, abrazándose a la almohada. No podía dormir y estaba segura que en el reino nadie pegaría los ojos, tantas muertes, tantas verdades echaría al sueño.

Se sentó en la cama con el cabello cayendo en sus hombros, la habitación iluminada por unas velas, así que recogió sus piernas y las abrazó, entre tanto silenció empezó a cantarle a la luna.

Oh, quítame este velo de los ojos,

Mi infierno arde, dime si el sol algún día saldrá.

Oh, quítame el velo de los ojos y las manos de la boca.

Mi infierno arde y yo ya no puedo con el dolor.

Lo he visto recorrer estos caminos pero he sido ciego.

Él es malvado, sus ojos son oscuros y sus sonrisas nos avisan del infierno.

Oh, él es malvado, sus ojos son oscuros y sus sonrisas nos avisan del infierno.

¿Nadie se ha dado cuenta? Él es el mal, él lleva nuestra sangre.

Oh, quítame el velo de los ojos,

Mi infierno arde, dime si el sol algún día saldrá.

Oh, quítame el velo de los ojos y las manos de la boca.

Mi infierno arde y yo ya no puedo con el dolor.

La joven limpió sus ojos humedecidos y se encontró con la mirada preocupada de Mireia, rápidamente Geiat se lanzó a sus brazos echándose a llorar. Ambas con el corazón roto, con unos recuerdos de un hombre que las había engañado.

LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin