AMiAmo (COMPLETA)

Capitulo 40: Contando los días

Y así terminaron los cinco años completamente.

En febrero, Shun recibió una perdida más. Nana no pudo continuar su lucha, murió por un ataque al corazón. Shun estaba confundido, se supone que le habían operado y estaba por recuperarse, y justo ahora Nana se marchaba de su lado.

Ella había vuelto a la casa pero ya no hacía las mismas tareas, tomaba sus medicinas y Shun siempre creyó que había sido operada, algo estaba mal cuando sufrió su perdida.

Shun se sentía totalmente desconsolado, asistió a un funeral tradicional. Era increíble que ningún miembro de la familia de su madre haya asistido o haya presentado las condolencias. Shun buscó refugio en Akechi, no sabía ahora con quien más ir. Todos desaparecían de su lado ¿Acaso estaba destinado a estar solo? ¿A sufrir solo? No...

-No te preocupes Shun, tu padre te está cuidando y pronto no estarás más solo, no lo estás ni lo estarás... - le dijo Akechi, abrazándolo como si fuera su hijo.

Los días, las semanas y meses transcurrieron al igual que siempre, a veces sentía que debía darse por vencido pero recordaba que Hiroshi y Ace volverían, eso lo mantenía fuerte.

**

Junio 3.

-¡Hemos llegado! – Hiroshi sale del aeropuerto junto con Ace, un taxi los esperaba y del interior de este salió Akechi.

-¡Padre! – exclama Ace

-Oh... - Akechi estaba sorprendido de ver a su hijo, se veía mucho más adulto y justo como él cuando tenía 23 años – Hijo, estás tan grande – lo abraza, Ace ya era un poco más alto que su padre pero su cabello seguía del mismo corte, aunque ahora lo llevaba atado en una pequeña cola de caballo que lo hacía ver como una estrella pop.

-Y tú te encogiste – se burla Ace, Akechi se ríe. Todavía mantenía su buen sentido del humor, vuelve a revolver su cabello aunque ahora debía estirar un poco su brazo.

Los tres llegaron al apartamento del maestro. Ace desempacó mientras su padre preparaba la comida, por ahora no habían conversado sobre lo que vendría, querían estar tranquilos antes de la tormenta, dos semana serían suficiente para Hiroshi para llevar a cabo el plan.

**

-¡Ace!

El chico se gira en dirección de donde lo llamaban, había salido un rato para recordar la ciudad e ir a visitar a sus viejos amigos, esperaba que por casualidad se encontrara con Shun pero eso era imposible, además seguramente se derrumbaría cuando lo viera.

Se gira y sonríe.

-¡¿Cómo has crecido?! – exclama la persona que le llamó, se trataba de Sixta, una de las antiguas muchachas de la casa Kazami, se acerca y le abraza.

-Supongo, hace tiempo que no te veía – Ace sonríe, se sintió un poco extraño porque casi no la reconoce.

Han pasado cinco años aquel día que provocó su despedido de aquella casa y de su oficio como el asistente del amo.

-Ni si quieras nos llamaste, pero bueno... – le dice cambiando de tema – Tu padre siempre nos decía que estabas bien, él ha mantenido este empleo por tanto tiempo.

Ace hace un gesto, sonríe un poco nostálgico – Jeje la última vez casi pierde el trabajo por mi culpa.

Sixta sonríe, no estaba segura de sí mencionarle al Amo, pero de todas lo hace -Sabes, el Amo Shun no ha vuelto a ser el mismo desde que saliste de la casa.

-hm... ¿A qué te refieres?

-Digo, cuando tú estabas se veía con más energías, hablaba más y ya no estaba todo el tiempo metido en su alcoba. Ahora solo sale para ir a reuniones, vuelve a casa y se encierra a trabajar o estudiar.

-Ah – Ace baja la mirada

-¡Oh! Lo siento por contarte esto, no es mi intención si te hago sentir mal

-No importa – Ace la mira y sonríe nuevamente – dale mis saludos a Nana – le dice, pero Sixta se sorprende un poco y Ace lo nota -¿Qué pasa?

-¿No lo sabías, Ace? Nana murió hace unos meses

Ace abre un poco su boca, siente un vacío terrible en su pecho. Ni siquiera pudo despedirse de ella y ¿Por qué tampoco lo sabía? ¿Por qué su padre no le dijo? Quizás no quería preocuparlo.

-Lo siento, su muerte fue un poco desconcertante para todos

Luego de su corta charla, se separan. Ace la observa marcharse, siente un ligero dolor en el pecho al recordar sus palabras – "El amo no ha vuelto a ser el mismo desde que saliste de la casa" ¿Cómo no? Debería estar más feliz por su compromiso – sonríe un poco dolido, la verdad recordaba todavía el dolor que sintió cuando lo expulsó de la casa.

Vuelve a su caminata de regreso al apartamento.

**

-Sí, entiendo – Shun cuelga el teléfono y suspira, baja las escaleras solamente para ver que estaban preparando para la cena de esa noche, tendría que reunirse con su abogado, los padres de su prometida y por supuesto Alex, su no tan querida futura prometida, odiaba pensar en aquello.

-¡Adivinen a quien vi hoy! – exclama la Sixta en la cocina.

-¿Quién? – pregunta otra de las mujeres que ha trabajado el mismo tiempo que ella.

-¡Al chico! ¡Al joven Ace! Ya volvió de sus estudios

-¡¿De verdad?! – exclama con una sonrisa

Shun la escucha y abre su boca, siente que su corazón comienza a latir a mil por hora – Ace... - susurra y entra a la cocina - ¿Dónde? – pregunta de pronto

-¿Hm? – Ambas lo miran un poco sorprendidas

-Ah... yo, lo siento – se da vuelta y sube rápidamente a su alcoba

-Cielos... creo que no debí alzar la voz- dice Sixta

-No, creo que si debiste – sonríe – creo que le recordaste a la única persona que le hizo cambiar su estilo de vida y eso es bueno.

-Ah... ¿El amo sigue enojado con él?

La mujer ríe un poco – el amo ya no está enojado con él, de hecho se arrepiente de haberlo echado de la casa y dice que cuando vuelva a verlo se va a disculpar, lo extraña.

-Es un poco tierno

-Me alegro de que el chico Ace esté de vuelta y ojala venga a visitarnos pronto, antes de... -

-Sí, aunque ya no es tan 'chico' – se ríen divertidas entre sí.

**

-Ah... - Shun se acuesta en su cama y abraza su almohada con fuerza – Ace – susurra, siente sus lágrimas resbalar pero no de tristeza sino de felicidad, el escuchar que él estaba de regreso hizo que algo brotara en su interior, un poco de esperanza. No podía, debía hacer algo esta vez y no dejaría que simplemente las cosas pasaran, no podía dejarse llevar por sus emociones como la última vez, esta vez pensaría claro antes de tomar una decisión.