A Jungkook nunca le había molestado la actitud de Taehyung, aun luego de conocer la parte oscura de su personalidad. Él lo había visto siendo egoísta, maleducado, tímido, malcriado, apático, pesimista, y simplemente malvado. Carente de cualquier hab...
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Taehyung intentó tomar una bocanada de aire, su respiración encontrándose igual de agitada que su corazón. Mordiendo su labio, contuvo el pequeño jadeo que amenazó con salir de su boca cuando su cuerpo aún sensible rozó contra el sudoroso y caliente de su novio.
Joder, como le gustaba esa palabra.
Jungkook volteó a verlo con una sonrisa cansada pero satisfecha, e inmensamente dulce —¿Estás bien? —preguntó entonces, observando con fascinación los ojos brillantes y llorosos del ahora rubio, sus labios viéndose hinchados y rojizos por lo que había ocurrido hace solo minutos antes.
—Eso fue increíble, Kook —suspiró soñadoramente, alcanzando los cabellos oscuros y mojados por el sudor del mayor para tirar de ellos con suavidad, y acercar sus rostros —, como siempre... —lamió superficialmente los labios contrarios, sintiendo a Jungkook exhalar con fuerza antes de fundirse en otro profundo beso.
—Te amo tanto... —lo escuchó susurrar, y su estómago hizo esa cosa graciosa pero agradable que siempre hacía cuando Jungkook le decía que lo amaba justo después de hacerle el amor.
Era casi como un recordatorio de que sus cuerpos no mentían. De que el amor que podía sentir saliendo por sus poros en forma de sudor, y por su boca en forma de gemidos, era tan real como la sonrisa y los ojos grandes y brillantes de Jungkook cuando le profesaba ese amor que le transmitía en cada beso, cada caricia, cada mirada.
Se abrazaron con fuerza, sintiendo sus pieles desnudas presionándose juntas, arrancándoles suspiros y llenando sus corazones con el más cálido de los sentimientos.
Por un momento, por la mente de Jungkook cruzó un pensamiento que lo hizo sonreír.
Nada lo hacía sentir como en el cielo y el infierno como Taehyung.
Recordó cuántas veces había tenido ese pensamiento en el pasado, y entonces, quiso reír. Había tenido tanta razón, pero no había sabido ni la mitad.
Porque justo ahora, con una de las manos de Taehyung enredada en su cabello, la otra recorriendo su abdomen con deseo, y esa pecaminosa boca dejando los besos más dulces, más inocentes, por todo su rostro, su mandíbula y su cuello, no podía imaginar que el antiguo Jungkook hubiese sabido lo que esa frase realmente significaba. Por suerte, ahora lo sabía.
—Me llamaron de la editorial esta mañana —comentó distraídamente Taehyung, siguiendo con el recorrido de besos a lo largo del cuello de su novio, deteniéndose en su garganta para dejar un par de besos más húmedos, más duros. La respiración de Jungkook se enganchó por un segundo, y el rubio sonrió complacido —, faltan solo un par de meses más para publicar el siguiente libro.
Jungkook intentó prestar atención a lo que su chico de cabellos rubios le decía, pero era terriblemente difícil cuando esa traviesa mano dejo de delinear sus marcados abdominales para comenzar a bajar un poco más, pero no lo suficiente.
