A Jungkook nunca le había molestado la actitud de Taehyung, aun luego de conocer la parte oscura de su personalidad. Él lo había visto siendo egoísta, maleducado, tímido, malcriado, apático, pesimista, y simplemente malvado. Carente de cualquier hab...
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El hotel Eros había sido el hotel más famoso de Seúl por años. Gracias a su aura pasional y ambientación griega, había llamado la atención de gente de toda la zona al instante.
Era perfecto para pasar una noche romántica, o para ligar en el encantador bar que poseía. Solía llenarse con facilidad, por lo que si se quería ocupar una habitación, o disfrutar una íntima velada en el pequeño restaurante que allí había, se tenían que hacer reservaciones con al menos un mes de anticipación.
Había sido inaugurado por Jungkook y Taehyung –luego de conocerse por cinco años y ser mejores amigos por tres de ellos– con ayuda del señor Jeon, padre de Jungkook. Solo tenían veintidós años en ese entonces, por lo que el hombre fue un soporte más que necesario para impulsarse.
La idea del estilo griego había sido de Taehyung, ya que sentía gran fascinación por la mitología griega. Claramente, Jungkook no se opuso. No después de todo lo que había ocurrido ese año.
La fama del hotel subía cada vez más con cada día que pasaba, por lo que no era sorpresa que todos se encontraran demasiado atareados.
También era más que normal que estuvieran contratando más personal. En situaciones como éstas, se necesitaba más gente para que el rendimiento de sus empleados fuera eficiente y no se sobre-exigieran. Jungkook era más que consciente que eso traía problemas a largo plazo y no necesitaba zombies como empleados de su hotel.
Es por eso que, justo ahora, él y Taehyung se encontraban yendo a conocer al nuevo botones.
Observó al pelirrojo a su lado, su mirada desinteresada mientras caminaba elegantemente. Jungkook se encontraba demasiado hipnotizado admirando a Taehyung cuando, de un momento a otro, la cara del pelirrojo se transformó en una mueca de sorpresa.
El azabache volvió la mirada hacia el frente, abriendo sus ojos también sorprendido —¿J-Jiminnie?
El chico de cabellos azules frente a él sonrió apenado —Hola chicos —sus tiernas mejillas se sonrojaron levemente.
—¿Qué haces aquí? —preguntó el pelinegro. Jimin mordió su labio.
—Yo... ¿Soy el nuevo botones? —Jungkook rio sin poder creérselo.
—¿Es en serio? Pensé que estabas en Busan ayudando a tu padre con la empresa, ¿por qué estás aquí?
Jimin soltó un suspiro —Es una larga historia —sus labios se retorcieron en una mueca —, ahora solo ven aquí y dame un abrazo, Jungkookie.
El nombrado sonrió alegremente al ver la tierna sonrisa de Jimin. Caminó hacia él y lo estrechó en sus brazos.
—¿Tú no vas a saludarme, Taehyungie? —recordando al pelirrojo, Jungkook se separó del abrazo para ver a Taehyung.
Se había mantenido callado hasta ahora, su mirada fija en Jimin. Jungkook frunció el ceño al ver que seguía sin contestar.
—¿TaeTae? —fue ahí cuando Taehyung reaccionó, mirando algo desentendido hacia Jungkook.
