Corea del Norte 북한

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El sol radiaba luz y calma en la pista de aeropuerto de Pyongyang, un silencio muy incómodo reinaba el ambiente, la fila no era tan larga pues alrededor de cincuenta pasajeros eran quienes estaban descendiendo del avión, se encontraban pisando ya tierras de Corea del Norte, oficialmente se encontraban en el país más hermético, militarizado y aislado del mundo.

Ryan seguía a su padre y tomando con fuerza su pasaporte caminaba en compañía de Bodi y Darma, quienes se encontraban realmente incómodos mientras caminaban hacia la fila.

Nadie decía nada, tanta era la restricción que evitaban hasta decir lo más simple con tal de no tener problemas en aquel país.

Un oficial del ejército norcoreano platicaba con la azafata que había sorprendido al chico en China tomando fotografías al ingresar al avión, Ryan los observó curiosamente pero no dijo ni una sola palabra a su padre, Darma o Bodi. El oficial asintió seriamente cuando la azafata le indicaba quién era el chico que había sacado la cámara.

Antes de subir al autobús el oficial, acompañado por otros dos se acercaron a los pasajeros que hacían fila, todos los pasajeros estaban muy serios, incluidos Ryan y Livingstone.

Los oficiales preguntaron en inglés:

-¿Quién es el chico que tomó fotografías en China al ingresar al avión?

La tensión aumentó mucho más, nadie dijo nada. Los oficiales ya sabían de quien se trataba, el león culpable de tomar las fotos se veía realmente nervioso, Ryan lo veía muy asustado, tomando la pata de su padre. Los oficiales se dirigieron al muchacho, quien intentó mirar hacia otro lugar con tal de que no lo descubrieran.

-Usted, acompáñenos-dijo un león oficial Norcoreano.

El león no tuvo otro remedio que dar un paso al frente, los oficiales eran leones fuertes como Livingstone, apenas dio el paso lo tomaron por la espalda, un león de cada lado y se lo llevaron caminando.

Ryan estaba asustado, muy asustado pues su corazón palpitaba muy aceleradamente.

-Si son tan amables de subir al autobús-ofreció una azafata.

Todos comenzaron a subir al autobús, éste era moderno, tenía mejores interiores que el avión donde habían viajado, el autobús era de color blanco y tenía dibujada la bandera de Corea del Norte en ambos costados.

Al abordar el autobús un oficial del ejército Norcoreano ordenó que le pusieran atención, todo el trato de los oficiales con los turistas era muy serio y en idioma inglés.

-Bienvenidos a la República Popular Democrática de Corea-dijo el león oficial- están aquí por su propio gusto y les doy las gracias por su interés de visitar Pyongyang, en las embajadas se les dio un folleto con todas las restricciones y reglamentos establecidos para turistas establecidos por el máximo dirigente Kion Ung. Les voy a solicitar que su vestimenta sea formal, nada de ropas americanas o pantalones de mezclilla, ustedes no pueden hacer uso de la moneda Norcoreana, por lo que tendrán que cambiar las divisas que tengan por Euros, dicho servicio lo encontrarán en el aeropuerto más tarde, igualmente pueden ingresar con su teléfono celular adquiriendo una tarjeta SIM que solo permite llamadas en territorio norcoreano, todas sus pertenencias deben ser declaradas en las aduanas tanto al salir como al entrar a la república popular democrática de Corea. Sus pasaportes y VISA ténganlos a la mano, podrán recoger su equipaje en la aduana, ya conocen las restricciones, así que les doy la bienvenida a nuestro país.

Ryan se sentía vigilado aunque el oficial ya se había bajado del autobús, tenía una sensación de no tener libertad, Bodi seguía muy serio, temía que por sonreír o reírse fuera a tener problemas con las autoridades de orea del Norte.

El secreto de la libertadWhere stories live. Discover now