Amarás al líder sobre todas las cosas 당신은 무엇보다 리더를 사랑합니다

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Pasó a una sala circular, donde había gradas alrededor, en las cuales se encontraban prisioneros de todas las edades, cachorros, adultos, jóvenes e incluso mayores de edad. Todos esposados y vigilados por soldados del ejército norcoreano.

-¡Saluden a Livingstone! Esto es para que aprendan a respetar y sepan las consecuencias de no obedecer al régimen.

-Acuéstate en el suelo, imbécil- le ordenó el tigre a Livingstone.

Livingstone obedeció, se recostó observando cómo le ataban las cuatro patas con cadenas, apretándolas a tal punto de sentir el metal pegado a su piel.

Los soldados abrieron la caja que Livingstone había visto en la entrada, incluía látigos, bates de policía además de instrumentos con puntas afiladas.

-Comencemos con el látigo- el tigre ordenó a sus soldados- Aprenderás a amar al líder, Livingstone.

Los leones jóvenes comenzaron a golpear a Livingstone con los látigos, para suerte del león tenía una piel y pelaje gruesos, por lo que los primeros golpes con el látigo le dolían muy poco, solo se limitaba a cerrar sus ojos sintiendo que el látigo apenas lo rozaba, inmediatamente el tigre se percató que no lo lastimaba, por lo que decidió cambiar a golpearlo con bates de policía.

-Los bates, suelten el látigo y ¡LASTÍMENLO!

Los soldados soltaron los látigos e inmediatamente se acercaron a tomar con sus patas los bates de policía para cumplir la orden de su superior.

-Amarás al Líder sobre todas las cosas- mencionó el oficial a cargo.

Inmediatamente los gritos de Livingstone comenzaron a escucharse, esta vez el dolor era muy intenso, los soldados no tuvieron ningún tipo de piedad al ver a Livingstone gemir de dolor mientras comenzaba a llorar e implorar piedad.

-¡NOO! ¡AAA!! Piedad, POR FAVOR- Un golpe en el hocico le hizo callar y como consecuencia comenzar a sangrar- NO, DUELE MUCHO

Los prisioneros lo miraban aterrados, Livingstone no podía evitar gritar cada vez que los bates golpeaban sus patas. Los cachorros presos aterrados por los gritos del indefenso león comenzaban a llorar también.

Los soldados continuaban golpeando a Livingstone en la cabeza y en la espalda, el león perdía fuerzas para gritar, era tanto su esfuerzo para gritar que su voz se hacía más leve.

Dos golpes en las patas traseras, otro más en el estómago, fue cuando Livingstone hizo un gesto de dolor tan terrible que el oficial al mando lo notó inmediatamente.

-¡ALTO!- ordenó a los soldados

Livingstone gemía llorando y respirando agitadamente, apenas pudo observar el suelo observó que su sangre lo había empapado por completo, en verdad lo habían lastimado demasiado.

-Al parecer- el oficial se acercó a Livingstone- tu debilidad es el estómago- Inmediatamente le dio un pisotón con todas sus fuerzas en el centro del estómago.

-¡AAAAAAAA! ¡POR FAVOR!- Livingstone nunca antes había sentido un dolor así.

-¡CALLATE!-el oficial tomó con su enorme pata la melena de Livingstone apretándola con fuerzas- En el estómago ¡SOLDADOS!

-¡NOOOO! ¡NOOOOOO!-Apenas terminó Livingstone de decir aquello recibió el primer golpe.

Uno, dos y tres golpes seguidos con todas las fuerzas de los soldados, Livingstone gritaba a todo pulmón, los prisioneros no tenían permitido desviar la mirada de aquella terrible escena.

-¡Los látigos con púas!- gritó el oficial- ¡RÁPIDO!

Livingstone apenas reaccionó sintió como el primer golpe con aquel instrumento le arrancaba pequeños pedazos de piel, eso junto con los golpes en el estómago lo hizo gritar y llorar con todas sus fuerzas.

-¡YAAA! ¡NOOO!- Otro golpe con púas le dio en la espalda hiriéndolo gravemente-¡RYAAAAN!

Lo último que Livingstone observó fue cómo un enorme león le daba una patada en la cabeza.

-¡BASTA!- Ordenó el oficial al ver que Livingstone había cerrado sus ojos- ¡Desátenlo!

Los soldados soltaron sus herramientas de tortura para desatar al gran león, quien yacía tirado en el suelo lleno de sangre.

-Está vivo, señor- confirmó un soldado- solo está desmayado.

El oficial se dirigió al público poniendo su pata encima de la cabeza de Livingstone.

-Esto pasa cuando no obedecen las leyes de nuestro amadísimo líder Kion Ung, ¡Llévenselo al calabozo!

Los soldados se llevaron a Livingstone arrastrando hasta el calabozo, la escena era terrible, definitivamente el león había perdido mucha sangre, la cual estaba derramada en el suelo el cual comenzaba a ser limpiado por otros oficiales.

Livingstone fue conducido al calabozo, Bodi esperaba ansioso por tener su compañía de nuevo, pero al ver a los soldados acercarse observó lo que realmente le heló la sangre, Livingstone parecía estar muerto, sin piedad los soldados abrieron el calabozo y lo arrojaron a su suerte.

-¡Livingstone! ¡¿Qué te hicieron?!- abrazó a Livingstone manchándose la ropa de sangre- Esta muerto ¡MALDITOS!

Un soldado entró para bofetear a Bodi con una pistola.

-La próxima vez te disparo, imbécil- amenazó en coreano.

Bodi no había entendido nada, los soldados se retiraron mientras el perrito lloraba al lado de Livingstone.

-Se fuerte, no te rindas, Ryan te necesita- lo movía para reanimarlo- Livingstone por favor despierta- lloraba sin parar-¡Livingstone! ¡LIVINGSTONE!

El león no reaccionó, respiraba lentamente desmayado, la sangre seguía corriendo, al ver las grandes heridas Bodi temió por la vida de Livingstone. Quitándose su playera le ató la misma en la pata izquierda trasera, donde tenía la herida más grande, sin saber que estaba salvándole la vida, de no ser por esa acción Livingstone hubiera muerto desangrado en menos de una hora.

Mientras tanto en Beijing, un avión procedente de Corea del Norte aterrizaba en suelo chino, marcando un antes y un después en la vida de un joven león, Ryan.

El secreto de la libertadWhere stories live. Discover now