Huye Lejos 도망 치다

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Simba Yang había terminado de empacar su maleta, su padre había llegado a dormir solo unas cuantas horas antes de que el joven león se retirara a la universidad para tomar junto a sus compañeros un autobús que los llevaría directamente al aeropuerto.

-Papá- Simba Yang entró al cuarto de su padre- ya me voy.

El señor Yang había sido un padre prácticamente duro con Simba Yang, influenciado por el régimen de Corea del Norte educó a su hijo con la mayor disciplina posible haciendo que Simba no lo pudiera ni siquiera ver en ocasiones. Su padre despertó incorporándose en la cama, dirigió la mirada a Simba.

-Abandonar tu país- dijo negando con la cabeza- no es lo que te enseñé desde que eras cachorro ¿O sí?

Simba no podía perder la única oportunidad de largarse de una vez por todas de aquel infierno, éstos eran los últimos minutos en los que estaría con su padre, decidió no responder y pedirle un abrazo de despedida.

-Prometo traer el trofeo de primer lugar, para que estés orgulloso de mí- dijo sonriendo- pues tengo la misión de dejar en alto el nombre de Corea del Norte.

Su padre volvió a mirarlo, algo lo hizo sonreír para dejar a un lado su amargura y despedirse de su hijo, por supuesto que Simba Yang nunca le diría que ésta sería la última vez que lo verá, pues pondrá en riesgo su libertad, ahora el león sentía lo que sintió Ryan hacía tiempo cuando lo separaron de su padre en el aeropuerto, solo que en este caso la situación era más difícil dado que era una elección por su propia cuenta.

-Te voy a extrañar, papá- Simba dejó a un lado el odio que tenía hacia su padre- gracias por todo lo que me has apoyado.

El señor Yang lloró también al abrazar a su hijo, respiró profundo para posteriormente mirarlo a los ojos.

-Eres mi orgullo, gracias a ti tengo la fuerza para trabajar y perdóname sino he sido un buen padre- bajó la mirada apenado- esto no ha sido fácil para mí desde que tu madre nos dejó.

Simba pensó en su madre, quien se había divorciado del señor Yang cuando el leoncito apenas era un recién nacido, consultó la hora percatándose que faltaban cuarenta minutos para partir en el autobús.

-Supongo que ya tienes tu pasaporte y VISA China e inglesa en orden- dijo mirando a su hijo con una sonrisa- te extrañaré hijo, pero solo serán unos días- volvió a abrazarlo.

Al escuchar aquello, Simba sintió un dolor en su corazón, le dolía dejar a su padre pero no tenía otra opción, si regresaba a Corea del Norte nunca más en la vida podría salir.

El señor Yang lo acompañó a tomar el autobús que lo llevaría a la universidad, Simba una noche antes había tomado una foto de su padre sin que éste se diera cuenta para tenerlo de recuerdo, al llegar el autobús se dio media vuelta para abrazar a su padre con todas las fuerzas que tenía, el señor Yang lo hizo también.

-Te quiero, hijo

Esas palabras llegaron al corazón de Simba Yang

-Y yo a ti, papá- sin más remedio abordó el autobús.

Al sentarse junto a la ventanilla éste puso su pata en el cristal para despedirse de su padre, el señor Yang agitaba su pata en el aire muy contento de ver a su hijo compitiendo por Corea del Norte, por su parte Simba Yang lloraba en silencio, el camión dio vuelta en una de las esquinas de la zona del futuro, fue la última vez que vio a su padre.

-Su pasaporte, joven- el mismo tigre blanco que había detenido a Livingstone en el aeropuerto aún trabajaba en ese lugar.

Los estudiantes hacían una fila esperando su turno para pasar a migración, Simba Yang le tendió el pasaporte al tigre, el cual fue sellado sin ningún problema, al pasar unos quince minutos de inspección migratoria se dirigieron a la sala de abordaje, esperando que el avión terminara de prepararse para el vuelo a China, Simba estaba realmente nervioso sosteniendo su pase de abordar en la pata izquierda. No habló mucho con sus compañeros, nunca había visitado otro país no podía imaginar cómo sería una ciudad completamente diferente a Pyongyang.

El secreto de la libertadWhere stories live. Discover now