Servicio militar 병역

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Más de una hora había pasado desde que aquel camión había partido de la capital norcoreana, un camino montañoso los conducía hacia el campo militar, donde serían instruidos desde cero en las entrañas del régimen de la República popular democrática de Corea.

Livingstone se limitaba a mirar a su amigo Bodi, quien de igual manera le dirigía miradas de angustia de vez en cuando, cientos de situaciones pasaban por los pensamientos de ambos, el solo hecho de tener la nacionalidad norcoreana los había sentenciado a cumplir hasta la muerte con aquel régimen corrupto, donde la maldad reinaba y se repartía en partes iguales hacia todos los ciudadanos de Corea del Norte.

Media hora después había oscurecido totalmente y todavía continuaba el camino hacia su destino militar, finalmente las luces de aquel camión dieron oportunidad a Livingstone de leer un letrero a la orilla del camino.

Prohibido el paso a partir de este punto.

Zona exclusiva del ejército de la República Popular Democrática de Corea.

El león supuso que estaban por llegar a su destino y así fue, en menos de cinco minutos divisaron grandes muros de concreto con banderas norcoreanas que hondeaban a causa del viento helado que soplaba afuera.

-El registro lo harán conmigo- dijo el león de melena roja, quien hablaba español- necesitaremos sus huellas digitales y fotografías, la documentación ha sido enviada ya desde Pyongyang.

Bodi se alegró por el hecho que hablaran en un idioma que finalmente entendía, sin embargo no tenía otra opción, aprendería coreano si o si, de alguna manera tenía que sobrevivir en aquella nación.

Dos puertas enormes de acero marcaban la entrada al campo militar, decenas de leones soldados custodiaban la zona con armas de alto calibre que Livingstone jamás había visto, lo cual le causó temor.

El camión se detuvo, en idioma coreano el león de melena negra se presentó con uno de los guardianes de dicha zona, luego de una inspección externa de matrícula y documentos para el acceso pudieron entrar a través de aquellas enormes puertas.

Lo primero que observaron fueron un sin número de casas pequeñas, las cuales se extendían por todo el campo, era un terreno enorme que albergaba todo lo necesario para la formación de novatos en uno de los ejércitos más grandes del mundo.

Finalmente se detuvieron ante una oficina poco más grande que las casas que habían visto hacía unos instantes.

-Bajen- ordenó el león que hablaba español- no se detengan y entren rápido.

Así lo hicieron, apenas bajaron Bodi sintió mucho frío, pues en aquella zona de Corea la tormenta estaba a punto de caer, no tardaron mucho tiempo en entrar a la oficina, donde el general Skang Kui Sang los esperaba.

-El general Skang Kui Sang, director supremo del ejército norcoreano y director del campo militar de Pyongyang- el león quien habla español se presentó al fin- mi nombre es Alex Coa Veloz, único sirviente occidental oficial en el gabinete del régimen del líder Kion Ung.

Livingstone confirmó su sospecha, de igual manera recordó cuando leyó sobre Corea del Norte en aquella biblioteca de Animalia, lo estaba viendo de frente, Alex Coa Veloz, un león español de melena roja y pelaje amarillo mostaza, quien viajó voluntariamente a Corea del Norte para estudiar en aquel país y servir al régimen por su propia cuenta.

-Si león, soy yo-confirmó Alex- puedo leer tu mirada de curiosidad, por lo que veo ya sabías de mí desde antes de llegar- dirigió su mirada a Bodi- seré tu maestro de Coreano, te daré instrucciones luego que terminemos el registro con el general Sang.

El secreto de la libertadWhere stories live. Discover now