Casada por su obsesión || Libro #1

#16: Advertencia

Cassie Walker

Limpio las lágrimas que se han salido de mis ojos, pero estas insiste en salirse de su lugar, porque yo no sé los permito. Sorbo por la nariz, pero esa sensación de sentir que todo lo que se ha hecho fue en vano, se siente horrible, demasiado horrible. Saber qué hace unas semanas estas muy bien y ahora lo único que viene son muchos problemas, tristeza y enojo. Mis manos se cierran en puño, señal de que estoy molesta, tengo coraje y lo malo que cuando me pongo en este estado, tardo mucho en calmarme. ¿Pero que puedo hacer? Soy humano, tengo mis impulsos violentos.

Los seres humanos, tenemos muchas ideologías para tratar de sobrevivir a las inmundicias de las avaricias. Nuestra mente y cuerpo necesitan estar conectados, para que sean uno solo y tengan un equilibrio, pero, ¿qué pasa si nuestra mente y cuerpo no están comunicados como deben estar? Se arma un caos en nuestro interior y de ahí viene lo que muchos llamamos ira cegada, porque no hay razonamiento. Estar en ese estado, quieres golpear a todo que pasa frente o al menor intento de hacerte sentir mal, quieres dejarle tu mano marcada en su piel, para que nunca olvide quien eres en realidad. Dicen que debes tener un perfil de tu carrera, que tu personalidad debe destacar en tu profesión. ¿Pero qué pasa con aquellos de sentimiento muy débil? ¿Qué pasa con aquellas personas que son vulnerables? ¿Sensibles? En toda etapa de la vida, tendrás malos momentos y desearas no querer seguir viviendo para no enfrentar las pruebas que te atacan.

Un aboga esta para defender a los demás, aquellos que están siendo juzgados injustamente, ¿pero, a ellos quien los defiende, cuando algo no está bien? Un médico esta para curar a los pacientes con enfermedades, ayudarlos a que se sientan bien y velan por tu salud, ¿pero, quien vela por su vida y salud? Ellos se preocupan por los demás, dando fe a aquellos que no tendrán oportunidad, están viendo que todo sale bien aún que es lo contrario, ¿Quién ve por ellos? Nadie. Un psicólogo esta para escuchar a los demás, para ayudar a que aquellas personas que sufren de un trauman sean superados por ellos mismos, trabajan para encontrar la solución a los problemas de las personas y siempre están atentos al sufrimiento de ellos, ¿pero, quien los escucha a ellos? ¿Quién se queda a ayudarlos, cuando ellos se sienten solos? Nadie quiere tener una carga pesada, ni para ayudar. ¿Qué pasa con un velador? ¿Con un cocinero? ¿Con los astronautas? ¿Con los pintores? Sí, todos tenemos sentimientos muy débiles, pero por nuestra vocación las tenemos que esconder, no por que queramos sino porque nos dicen que de eso se trata de una carrera profesional.

¡Que idiotas!

Me remuevo en mi lugar, me incorporo para tratar de levantarme de donde estoy, dándome cuenta que estoy en el suelo, tirada y llorando como una niña pequeña. Las lágrimas no quieren cesar y esto me está hartando, yo me harto. Siento unas manos suaves, que sujetan mis brazos y no me pasa desapercibida su ayuda.

-Cassie, levanta ya.- dice alguien, pero su toque es muy suave, pero su voz es muy ronca:- Ya vinieron por ti. Ven.- trata de levantarme, pero me niego a que lo haga:- Vamos, Cassie, tienes que levantarte y limpiar tu ropa.

-¡N-No!- grito en medio de sollozos, no me gusta sentirme muy vacía, ¿pero qué puedo hacer?

-Vamos, Cassie.- dice de nuevo:- Vamos a que te limpies y sacudas tu ropa.

Abro mis ojos, sin darme cuenta que los tenía todo este tiempo cerrados y por ende, la luz me cala en mis pupilas, haciendo que mis ojos duelan por unos segundos. Me niego a levantarme de donde estoy, no quiero estar de pie por que de nuevo volveré al suelo en una fracción de segundos, sin contarlas.

-Cassie, amor mío, vamos.- dice alguien y por primera vez, levanto mi vista y mis brazos se sujetan en el cuello del chico a quien amo mucho, no estoy de pie y sé que le dificulta respirar a mi novio, pero no me importa:- Amor...