CAPITULO 14

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-Buenos días, Tao… -Musitó Kris con suavidad, sonrió un poco al ver aquellos ojos oscuros mirarle.- ¿Llevas mucho despierto? –Se estiró un poco para destensar su cuerpo, claro, aquello sin querer mover a su menor de su regazo.

-Buenos días, gege. –Sus labios desaparecieron cuando sonrió, siendo que éstos estaban tan delgados a la mínima provocación se desvanecían.- No, sólo un par de minutos; no quería despertarte. –Mintió, llevaba quizás más de una hora despierto, tan sólo mirando a su mayor dormir plácidamente junto a él. –Se acercó a los labios ajenos y robó un pequeño beso. 

Kris rió negando.- No hagas eso, no he cepillado mis dientes, además debo de oler no tan bien después de lo que hicimos ayer. –Musitó sin ningún pudor, aunque para Tao causó un notorio sonrojo.-Gege, no…, me da vergüenza.

El mayor volvió a reír.- ¿Ahora te da vergüenza? –Negó despacio.- No te lo creo después de cómo te me insinuabas ayer.

Tao golpeó el pecho ajeno y se escondió en éste tratando de ocultar su apenado rostro.- ¡GEGE!

-Ya, sólo bromeo, lo sabes. –Besó su cabellera.- Sabes que lo que más me gusta de ti es esa parte inocente, amo cada cosa de ti. –Mencionó con seguridad.

El moreno robó un nuevo beso tras salir de su escondite.

-Yah, tenemos un ladrón. –Se quejó quien había teñido su cabello a un tono más oscuro. Besó los delgados labiales ajenos poco después.

El menor no esperaba ser acusado pero sí, se declaraba un ladrón de besos personal del mayor. Reclamaría pero se le fue imposible por el beso dejado sobre sus labios el cual sólo duró segundos.- Ya, lo has tomado de regreso... -Se mordió el labio inferior y se abrazó más de su cuerpo dejando sus dedos rozar su torso desnudo.- ¿Quieres hacer algo? Tengo algo de tiempo antes de irme a la escuela y quiero utilizarlo en ti, solamente en ti. –Murmuró haciendo un pequeño puchero.- ¿Puedo exigir cariño? –Cuestionó apenado.- Siento que ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos de esta manera, te he extrañado mucho… 

Kris guardó silencio un momento, se sintió mal al escuchar al contrario hablar de esa manera.- Primero… no debes exigirlo, ni pedirlo, te lo daré encantado. –Sonrió tenue y movió su mano a la mejilla del contrario para acariciarla.- Segundo… siento mucho estar tan ausente, con mi hermano en casa es complicado vernos… además está… no lo sé, está raro, siempre molesto, no me habla, nada, me trata peor que a un desconocido.

El moreno agachó la mirada.- Yo… siento ser tan infantil y reclamar amor a cada paso, es sólo que antes nos veíamos todos los días y ahora sólo unas horas… no me gusta… -Suspiró cansino apretando un poco más al de mayor edad. –Siempre te estoy presionando pero no hago nada por ayudarte en la relación con tu hermano mayor, es más, no puedo pensar siquiera cómo hacer que olvides eso un momento… en verdad lamento no ser más maduro o tener una respuesta que pudiese ayudarte con Luhan.

-Tao… ya haces demasiado permitiéndome estar junto a ti aunque sea de esta manera, en secreto… ya bastante haces aceptando mis tonterías… sé que no te gusta que esto sea a escondidas y menos que no nos veamos, pero créeme, tampoco me agrada a mí, no me gusta ni un poco. –Admitió, por momentos se notó la desesperación en su voz.

-No digas eso, gege. –Negó despacio.- Yo dije que esperaría y eso hago.

-Aun así, me gustaría hacer más por ti, por nuestra relación… -Siguió repartiendo caricias por su mejilla para así tranquilizarse a sí mismo más que al menor. 

Tao movió su rostro hacía el lugar que le indicaba las caricias del contrario, ese suave tacto de la piel ajena sobre la propia le encantaban en demasía; sonrió acercando más su rostro al del mayor para así sentir la respiración de éste.- ¿Qué deseo que hagas por mí? Sólo que te quedes a mi lado y me abraces, es todo lo que necesito... -Rozó suave sus belfos contra los cerezos de su novio.- Quédate conmigo para siempre. Gege… tú me completas.

Kris resintió ese roce y beso sobre sus delgados labios, un contacto que siempre recibiría si era parte del otro.- Y tú me complementas a mí, ¿Juntos somos perfectos? -Rió un poco con una tonalidad netamente baja. -Me haces sentir especial, Tao. Me haces sentir feliz. -Sonrió sobre los labios ajenos.- Te amo mucho y parece que no me cansaré de decírtelo cada día y a cada momento. 

-La idea es darte a entender que eres lo único importante para mí, no creo que sea muy difícil de comprender eso. -Estiró sus labios para rozar los que yacían frente a los propios.- Ámame, quiero que me ames mucho y si es posible más de lo humanamente posible. 

-Te amo, mi amor sólo crecerá y yo que soy un mísero humano, te amaré a un grado Dios si es posible. -Bromeó un poco después de corresponder su beso.

-¿Es posible amar en un grado Dios?- Sonrió con son de burla -realmente ya no sé qué es posible y que no.- Acarició de frente con la yema de sus dedos, procuraba dejar caricias suaves para relajar al mayor.-No sé cómo es que me enamoré de ti tan rápido, bueno obviamente sé que es porque eres increíble y una persona muy especial, pero realmente perdí la cabeza por ti, gege. -Admitió.

-¿Increíble? ¿Piensas eso? -Negó con un suave vaivén que tan solo duro unos instantes breves.- No sé cómo fue que te enamoraste de mí con tanta rapidez pero me gusta mucho tenerte así, que yo sea la única persona que llene tus pensamientos. -Acarició su espalda con cuidado y suavidad. Se sentía muy feliz con el otro en brazos. Besó su mejilla y se acercó a su oído.- Te amo, demasiado. -Sentía su corazón bombear sangre a una velocidad tranquila y pacífica. Estaba cómodo con él, en paz. Lo apretó un poco mientras suspiraba.- Eres como una burbuja para mí, no permites nada llegue a mí, solo tú, tus constantes pensamientos, tu hermoso recuerdo, sólo tú.

Tao dejó un beso sobre el hombro de su amado y con sus brazos acarició de su espalda sintiendo esa temperada piel que tenía. La paz en la atmósfera que sólo ambos creaban era más que notoria e increíble pues únicamente con él se veía presente. Respiró profundo por la simple razón de que esas palabras le hacían sentir una felicidad que nunca se iría y de eso sólo él podía encargarse.- ¿Eso es bueno?... Soy egoísta y no me importa ser yo quien te haga sentir así. Te quiero sólo para mí.

-No creo que sea egoísta, yo sólo te necesito a ti, nadie más. -Lo apretó un poco.- ¿Puedes estar sólo para mí, también?

-Gege… Me haces sentir demasiado especial, como si fuera único… 

-Eres el único, Tao. –Sonrió con sinceridad.

-Y tú lo eres para mí, gege.

Kris se acercó a sus labios y ladeó un poco el rostro para así dar un suave roce a sus rosadas carnosidades.- Sé lo que sientes, y quiero estar contigo, sólo contigo. -Siguió de aquel roce que daba lugar en sus labios, estar así de cerca le agradaba en demasía. Sus brazos tomaron su cintura y así lo unió a su cuerpo para así presionar sus labios contra los contrarios durante unos segundos.

Tao sonrió con suavidad al llevar sus brazos para rodear el cuello ajeno, una costumbre que había tomado con él. Estiró ligeramente sus labios y en una acción impulsiva comenzó a dar repetidos contactos sonoros sobre estos y luego continuar repartiéndolos por la mayor parte de su rostro, quería que aquel ambiente triste pasara a segundo término, lo que menos quería era que el poco tiempo que pasaba con su novio fueran incómodos. Terminó por dejar un último beso sobre la punta de su nariz, un acto sabía era extraño de él pero tenía la necesidad de expresar todo eso que sentía hacía esa persona que quitaba hasta el más mínimo pensamiento.- Perdón, es una necesidad. . . –Se excusó ante la mirada confusa del otro.- Te amo... esto ya se volvió una costumbre para mí, me encanta decirte esas palabras.

-No te disculpes, me ha parecido muy lindo. -Admitió pasando sus manos por su espalda a manera de caricias.- Te amo, mi amor, te amo y no me canso de decirlo, aunque quizás en algún momento te hartes de tantas veces que lo repetiré. 

-¿Cansarme? ¿Es eso posible?, no veo un mundo donde te pida que las dejes de decir, me gusta y me gustan por la razón de que tú eres quien se expresa. Te amo y es por eso que toda mi alma, mente y corazón pierden todo sentido ante ti y cada cosa que dices. -Sonrió con amplitud marcando ese sentimiento que corroía en todo su ser.- ¿Sabes? –Rió un poco.- Ayer recordaba por todo lo que pasamos, fue mucho. También recordé la primera vez que me hablaste. . . yo te ignoré por una razón muy boba, pero tú volviste y eso fue raro. -Musitó algo extrañado por eso, siempre le habían ignorado una vez él era cortante o pesado, sí, esa era la palabra correcta.

-Tienes razón, esa vez fuiste demasiado grosero y cortante, debí ignorarte y seguir con mi vida, y ahora… hablando de eso me debes una disculpa por ello. -Suspiró suavemente con pesadez.- Realmente no sé por qué regresé a buscarte, creo que no debí hacerlo, así cada quien seguiría con su vida sin importarle el otro… -Dijo todo aquello en su mente esperando ver la reacción del ahora pelirrojo.

-Dijiste que no creías en el destino pero yo sí, tal vez suene iluso pero es mi punto de vista. Sé que fui grosero pero digamos que lo hice por una razón, te debo una disculpa y te la daré: Discúlpame por haber sido tan grosero y descortés en esa ocasión, no fue propio y realmente ahora que lo pienso me siento algo avergonzado. -Ladeó el rostro a un costado no queriendo ver al mayor, estaba avergonzado por sus actos pero a la vez con interrogantes en su mente sobre todo lo que estaba diciendo.- Si bien hubiéramos evitado este amor a escondidas no me arrepiento de nada… ¿Tú te arrepientes, gege? Yo no cambiaría nada de lo que sucedió, ni lo más mínimo porque todo está guardado en mi corazón. -Separó un poco su cuerpo del contrario para luego buscar de su mirada.- ¿Hay algo más por lo que deba disculparme? -Realmente no era consiente de todas las acciones que le había causado daño o resentimiento al mayor, prefería saber todo, todo lo que molestara.

Miró los ojos del menor y tomó su rostro con sus manos.- Eres un tonto, no te guardo rencor por nada, no estoy molesto, no me importó aquella vez pues te lo dije, no me tomo las cosas personales. -Sonrió suave y besó su mejilla.- Estaba solo tratando de molestar, pero te juro que no tengo nada malo en mi corazón, ni contra ti ni contra nadie pues en mi corazón sólo tengo la felicidad que tú me das, sólo estás tú, y así será imposible que haya algún sentimiento impuro dentro de mí, ¿Cómo hago para que entiendas que para mí solo existes tú? -Preguntó con voz suave sin dejar de mirar el rostro del menor.- ¿Arrepentirme de qué? Tuvimos situaciones raras, complicadas, difíciles pero sin ellas no podría haberte conocido, no podría saber que tan fuertes eran nuestros lazos, incluso lo que pasamos ahora. Escúchame bien, no lo digo de dientes para afuera o por compromiso. Te amo, muchísimo. ¿Puedes entender eso? -Besó sus labios en un pequeño beso.- No hay nada más, sólo lo que siento por ti.

Tao se dejó hacer por el suave tacto dejado en su rostro, su labio inferior se vio invadido por el superior que jugaba con éste mismo, la costumbre de jugar con estos se había vuelto frecuente cuando el mayor le ponía nervioso ante lo que decía.- Yo… soy feliz si tú lo eres, me agrada saber que yo soy quien es el causante de tus alegrías. Perdón si dudo o digo cosas innecesarias pero tengo miedo, es la primera vez que siento algo tan fuerte por alguien y temo por salir lastimado. Te amo, entiendo ese sentimiento que tienes porque lo compartimos. -Correspondió al beso sobre sus labios queriendo más pero limitándose a recibir lo que el mayor deseara otorgarle.- Deberíamos dejar de hablar de esto, el pasado fue lindo a su modo, por dar tiempo a conocernos pero el presente es mejor ¿Cierto? -Ocultó su rostro en el hueco que daba como nombre el cuello, chocando su respiración en esa zona.

-No tengas miedo, aquí estoy, a tu lado, no me iré, incluso sino me quieres a tu lado no me iré, a pesar de que peleemos estaré ahí para no rendirme pues jamás dejaré que algo nos separé. Soy una persona terca, lo sabes, mientras confiemos el uno en el otro no veo porque debas tener miedo. -Sonrió suave.- Debemos prometernos siempre decirnos la verdad, ni siquiera mentirnos con el pensamiento. -Asintió ante su propia petición. Cuando dejó su cabeza en su cuello se estremeció suavemente por su respiración en aquella zona.- Pequeño, se está haciendo tarde y debo regresar a casa antes de que despierte Luhan.

-Lo sé… pero no quiero que te vayas… -Murmuró.

-Tampoco quiero irme, pero no quiero acrecentar la mala convivencia entre Luhan y yo.

-Lo sé, lo sé, ya sabes que lo sé, sólo no me acostumbro a tener que compartirte con alguien. –Se quejó haciendo un pequeño puchero.

-No me hagas pucherito, amor. –Besó sus labios para que dejara de hacer esas muecas.-Debo ducharme y entonces irme, por suerte tengo mucha de mi ropa aquí. –Se separó despacio del moreno para así ponerse de pie.

-Yo también necesito ducharme para irme a la escuela. –Tomó su ropa interior y se la colocó.

-¿Y? ¿Te ducharás conmigo? –Bromeó el mayor.

-Es buena idea ducharnos juntos. -Se levantó encaminándose hacia el mayor para tenderle la diestra-. ¿Me otorgaría el placer de bañarnos juntos? -Ladeó sus labios en una escurridiza sonrisa, esperando a que éste aceptara su invitación.

-Esto no saldrá bien. -Tomó la mano del menor para luego entrelazar sus dedos.- Será un honor que me acompañarte, espero no terminar más sucio. 

Tao rió un poco y una vez llegando al baño se abrazó al mayor con delicadeza por los hombros dejando que sus cuerpos se rozaran de manera muy tenue para luego tomar su rostro y mirarlo a los ojos.- Sólo quiero que sepas que en verdad te amo... 

El mayor posó sus manos sobre sus caderas. Guió sus orbes hacia los contrarios, quedándose quieto una vez éste le tomó del rostro. Lo escuchó con atención y sin poder ocultarlo, sus labios dibujaron una tenue sonrisa, sabiendo que se quedaría allí por mucho tiempo-. Te creo... Sé que me amas, puedo sentirlo, palparlo, y me lo demuestras constantemente con tus acciones y palabras. -Relamió sus labios antes de continuar-. Y de esa misma forma yo te amo, sintiendo mis sentimientos revolotear por el simple hecho de conectar nuestras miradas o hablar. Mi mundo gira alrededor de ti, haciéndome dependiente... Ocurrió la primera vez que te vi y te hablé, desde ahí supe que te amaría por la eternidad.

Tao sonrió cuando escuchó que el mayor recitaba aquellas palabras, estaba contento de que creyera en el inmenso amor que le tenía, pues bien, no deseaba que se sintiera inseguro. Siguió escuchando sus palabras sintiendo que su sonrisa se ensanchaba por lo que apretó sus labiales el uno contra el otro y se terminó por acomodar en su pecho tras terminar de oírle.- No lo entiendo, no sé cómo es que sabías eso, sólo hablamos un poco, incluso cuando te traté de mal así, no sé cómo pude llegar a gustarte.

La diestra del mayor se posó sobre su roja cabellera, dejando que sus falanges se enredaran entre sus hebras para crear suaves caricias una vez lo tuvo refugiado sobre su pecho.- En el amor no hay respuestas, tan sólo pasa y debes hacerte cargo cuando lo sientes... Lo intenté cuando te conocí, pero como dices, y hemos dicho durante estos días, no era nuestro tiempo para unirnos, para conocernos y para amarnos. Todo tiene su tiempo y momento, y éste es el nuestro, y me niego a desperdiciarlo, siquiera me atrevo a imaginar mi vida sin ti.

El moreno besó el pecho ajeno de manera muy dulce y tierna.- Hyung, eres hermoso y te agradezco por buscarme. Gracias por venir conmigo, por quedarte aquí y dejar todo lo demás. -Suspiró despacio.- Te amo. -Guardó silencio para así escuchar la hermosa respiración del mayor. Se relajó al sentir la nariz del otro sobre su cabellera y sonrió cuando besó ésta.- Soy sincero, pensé en ti, mucho, no sé por qué pero lo hice, me siento incluso un poco tonto por ello... me emocionaba cada vez que decían que competiríamos contra tu escuela. -Musitó con vergüenza.

-Tao… Llegaste a mi vida justo cuando te necesitaba... Me creí fuerte por mucho tiempo, pero una vez llegaste, me di cuenta de lo humano que era, no pudiendo creer aún en la persona que soy ahora, y todo gracias a ti. Sacaste lo mejor de mí, y te lo agradeceré por siempre. -Cerró los ojos, ya no quería decir nada, estaba sumamente apenado por lo que dijo, no era ese tipo de personas. Se separó con extrema pasividad del menor y se acercó a la regadera para así abrir la llave del agua caliente.- ¿Cómo te gusta el agua? -Preguntó tratando de modular el fluido.

-Como te guste a ti estará perfecto. -Se acercó a él, adentrándose en la ducha, esperando a que el mayor regulase el agua.

Kris dejó que el agua mojara el dorso de su mano, esperando a que se regulara antes de tomar la mano del menor y acercarla al agua-. ¿Está bien así?

-Si~ está bien así. -Alzó los pulgares y se metió debajo del chorro después de haber metido la mano y retirado su ropa interior.- ¿Quieres que te enjabone? -Preguntó sonriendo un poco. Tomó el jabón y la esponja rectangular en color verde.- Te quitaré todos los gérmenes.

-Vale. Límpiame. -Se posicionó a su lado para que el agua también le mojara, sintiendo como las gotas recorrían por completo su cuerpo. Sintió las cálidas manos del menor tallar con extrema dedicación sus brazos, estiró éstos en su dirección una vez que comenzó a tallarlo, observándole en todo momento, no queriendo perder ni un sólo instante de su pareja.

Tao retiró la esponja de sus brazos y la pasó por su pecho.- Espero ahí no te de cosquillas. -Sonrió suave y se acercó para besar sus labios, poco después lo abrazó por los hombros y dejó la esponja tras su cuello para así profundizar un poco aquel beso bajo el agua. Jamás había besado bajo el agua, por lo que aquello le llamó realmente la atención, y disfrutó aquéllo completamente, percibiendo el roce de sus labios en un grado mucho más alto al pasar las gotas entremedias de éstos. Se apegó completamente sobre la fría muralla, atrayendo obviamente el cuerpo contrario hacia el propio. Sus manos se ciñeron en su cuello apegándolo tanto a su anatomía que ni el agua podía pasar entremedio de ellos-.

Los belfos de Kris se acoplaron a los labios del menor conforme avanzaban, una vez que el trayecto se detuvo su cuerpo hizo presión contra el del menor dejando atrapado al moreno bajo el chorro de agua caliente. De un momento a otro su respiración se agitó, sabiendo que el menor era causante de aquello, que su corazón comenzara a latir con vigor y que el aire faltara en sus pulmones. Ladeó la cabeza hacia la izquierda, pudiendo de esa forma encajar sus labios con los contrarios, mordiendo efímero su inferior. Expulsó su lengua lentamente desde su cavidad hasta los labios ajenos, lamiéndolos en primera parte para volver a morderlos, cayendo una vez más en esa tentación, necesidad y hambre por su pareja; no pudiendo entender del todo, qué era lo que hacía para tenerlo así de atrapado, comiendo de la palma de su mano. Cesó todo movimiento, dejando los labios entreabiertos para tan sólo delinear sus labios con la punta de su lengua, deleitándose de su sabor. Su diestra subía por en medio de su espalda, dejando apenas efímeras caricias sobre su columna. La espalda de Tao se fue arqueando conforme sus dedos bajaban lo que provocó que sus cuerpos se unieran más. Debido al agua le costó disfrutar de la lengua ajena por lo que introdujo la propia dentro de la boca ajena besando de manera muy tierna a su amado. Un nuevo suspiro escapó de entre sus labios cuando sus pieles se tocaron de esa forma tan febril, o al menos así lo sintió él. Recibió su lengua con suaves toques antes de enredarla y disfrutarla por completo, acoplándose a su dulce forma de besar, notando que de esa forma, rescataba mucho más de su sabor en cada movimiento.

El agua seguía cayendo por entre sus cuerpos lo que provocaba que su temperatura se elevara sólo por el hecho de estar bajo el ardiente chorro. Tao atrapó el belfo inferior de su novio con delicadeza y tranquilidad. El mayor lo aprisionó todavía más en un rincón de aquel estrecho espacio. Abrió los ojos un poco conforme avanzaban y repasó el cuerpo del mayor en su memoria así como con la mirada.- Hyung... se supone que nos ducharíamos...-Murmuró pasando sus brazos por la parte más baja de su cintura.

Los parpados Kris se fueron alzando con lentitud, fijando su vista en el rostro ajeno.- Se supone... -Susurró sin más, acercándose una vez más a su cuerpo, pudiendo juntar ambas pelvis. Cerró los ojos ante la sensación.- Pero no puedo evitar estar unido a ti, además tú comenzaste.

Tao cerró los ojos con suavidad tratando de contener el aliento sin lograrlo.- Hyung, tú me incitas... -Murmuró con nerviosismo palpando con sus dedos ya donde comenzaban los glúteos del contrario.

-¿Y eso es malo? -Abrió una vez más los ojos, observándole a pesar de que éste le privara de sus orbes, entreabriendo apenas los labios al percibir por donde iban sus manos.

-No sé si sea malo, pero... pensé debías ir a casa. -Abrió un poco los ojos con los labios entre abiertos al no poder contener los suspiros al sentir el cuerpo del mayor tan pegado al propio.- Ah... -Arrugó la nariz un poco sintiendo su cuerpo reaccionar sólo por lo que su imaginación llegaba a pensar.
-Y te dije que de ti... que mi hogar era donde tú estabas. -Confesó, conectando su mirada con la de su pareja. Le miró con curiosidad al volver a escucharle, acercándose a su rostro para besar la punta de su nariz-. ¿En qué estás pensando?

-En nada. -Negó tras recibir su beso y se apartó del mayor para así meterse bajo el agua de la regadera. Comenzó a lavar su cuerpo puesto que no lo había hecho hasta ese momento.

Kris rió un poco y se apartó para así observar en silencio como se duchaba su pareja.

Tao se lavó el cabello con cuidado, todo el tiempo mantuvo los ojos cerrados pues no deseaba que entrara jabón en ellos. No tenía consciencia de donde estaba el mayor por lo que continuó con su ducha como si fuera la habitual. No pasó mucho antes de sentir las manos de su mayor enjabonar su espalda.-Gracias, gege. -Sonrió de manera dulce y se giró un poco.- ¿Me ayudarás con todo? -Al verlo de frente tragó saliva con cierta dificultad al tenerlo completamente desnudo frente a sus ojos, y un tanto torpe, entonces el mayor comenzó a pasar la esponja por sobre su pecho, hombro y cuello. Ladeó el cuello conforme acababa con cada área, le daba un poco de cosquillas, pero le gustaba que el mayor estuviera pendiente de él. Alzó los brazos y rió.- Sigue, sigue. -Sonrió de manera dulce y tierna.

-Vale, vale. -Guió la esponja hasta sus brazos, ayudándose de su mano libre para poder hacerlo. Tomó sus manos para limpiarlas también.

-Mis manos tienen tus besos, no deberías limpiarlas. -Suspiró un poco para luego mostrar toda su dentadura en una sonrisa. Cerró los ojos y alzó los labios como pidiendo un pequeño beso, sólo delicado de lo contrario se tensaría una vez más.

-Las volveré a besar un millón de veces, no debes preocuparte. -Mantuvo una constante sonrisa entre sus labios, posando ahora la esponja sobre el vientre del moreno, observando sus labios con atención al verlos de esa forma. Se acercó a ellos, dejando un suave beso, alejándose después para no tentarse, más de lo que ya estaba. 

-¿Y qué harás cuando mis labios se desgasten? ¿Cómo me volverás a besar? –Cuestionó Tao. 

Kris lentamente fue deslizando la esponja, saltando su intimidad para alcanzar los muslos de su novio, limpiando cada parte de ellos, terminando entremedio de éstos. –No lo sé, encontraremos la manera de besarnos.

-De todas maneras no creo que se desgasten tanto así... -Cerró un poco los ojos cuando sintió al mayor pasar por sus muslos.- ¿Si me siento y abro las piernas... Sería más sencillo? -Preguntó antes de hacer cualquier cosa.

-No... –Kris detuvo todo lo que estaba haciendo, cerrando los ojos con fuerza al ver esa imagen que el menor con su idea le proyectaba-. Para mí no será más sencillo... No sé si me entiendes.

Tao asintió con suavidad, entendía de lo que hablaba. Agachó la mirada antes de pasar saliva.- ¿Y si no quiero que sea sencillo para ti? -Preguntó para después morderse los labios por mero nerviosismo.

El de mayor edad abrió los ojos con lentitud, guiando las orbes hacia el rostro del menor-. ¿Por qué me tientas de esta forma? Me haces desearte a cada segundo, y no es que me esté quejando... Para nada. -Dejó a un lado la esponja, guiando el pulgar hacia los labios del menor, liberándolo de sus dientes con suavidad, para tan sólo reemplazarlo con los propios-

Tao no supo qué contestar al cuestionamiento del mayor, agradeció que lo besara pues no tenía palabra alguna para excusarse. Cerró los ojos y correspondió el beso pasando sus brazos por encima de los hombros ajenos dejándose llevar por completo. Al saberse correspondido en aquel inicio de ósculo, de un momento a otro el calor vino a él, mareándolo hasta sentirse aturdido. No sabía si salir o quedarse en aquel lugar, tan sólo sabía que sus venas paulatinamente estaban ardiendo, siempre por él-. Kris… -Susurró en medio del beso-. Te deseo... -Dejó sus labios entreabiertos dejando que el mayor hablara sobre éstos, no deseaba separarse de aquello que era más preciado que el oxígeno.- Te deseo... -Habló dando suaves roces a los labios ajenos.- Quiero que me poseas... Hyung... -Cerró los ojos.

Las palabras del más bajo eran la llave que le daba acceso a lo más preciado que tenía: Él. Sin decir nada más, volvió a besarle, con ese fervor que estuvo conteniendo desde que habían entrado a la ducha. Sus manos inquietas exploraron su cuerpo, queriendo palpar cada pulgada de su menuda estructura. Los dedos de su diestra se pasearon de un lado a otro sobre su espalda, bajando lo suficiente para acariciar sus perfectos glúteos, abriéndose camino entre estos para acariciar su entrada de manera efímera.

El moreno sintió su cuerpo estremecerse con cada toque que el mayor daba sobre su cuerpo. No podía contener los gemidos pues al estar en brazos de su novio todo se sentía con mayor intensidad, no había algo como sólo un beso o una mirada, todo era profundo, todo era sentido amplificado. Correspondió su beso en cuanto recuperó un poco del control sobre su mente. Alzó una vez más su pierna para así darle más acceso al otro de explorar su anatomía entera.

Kris amaba escucharlo gemir, amaba como su cuerpo se estremecía con sus caricias, besos y demás demostraciones de amor de manera física. Le amaba por completo. Tomó su pierna con su mano libre, alzándosela más para poder comenzar introducir su dedo medio en él, teniendo el cuidado para no lastimarlo, ayudándose de momento del agua. Mordió el labio inferior del menor ante el tirón sobre su miembro, excitándolo de esa forma tan increíble que tan sólo su pareja sabía hacer. Acercó su mediana erección a su falo, haciéndole saber cómo ya lo tenía, no pasó mucho cuando una de las manos del menor se escabulló hasta su falo ajeno para así tomar únicamente la punta y comenzar a darle la atención tan necesaria. Poco a poco sus dedos descendieron hasta la base de su pene y comenzó a darle masturbaciones lentas y profundas aprovechando el agua caliente que corría por entre sus cuerpos. Sus labios jugaron a los tirones con los semejantes. Los dedos que sostenían su pierna, se hundieron en su piel por el estremecimiento que sus caricias sobre su glande ocasionaban. Jadeó ahogado, echando ligeramente la cabeza hacia atrás al no soportar el hormigueo sobre su vientre bajo, poniéndose completamente duro gracias a su masturbación. Su dedo lo embistió lentamente en primera parte, moviéndolo en círculos de vez en cuando, guiando su índice para seguirle, rodeándose de su calor que tanto gustaba. Su nariz se arrugó por el juego de tirones, avivando aún más su frenesí y hambre de su menor.

Para Tao los movimientos del pelinegro sobre su entrada simplemente eran alucinantes, como sí pudieran arrastrarlo a un lugar donde el placer inundara su sistema al punto de hacerlo colapsar y perderse. Ya no podía mantener sellados sus labios, los sonidos de gozo debían ser expulsados. Su respiración fue agitándose cada vez más así como los latidos de su ahora frenético corazón.-Ah... -Sus dientes se cerraron por sobre los labiales ajenos, primero el superior y luego el inferior; con más fuerza en el segundo.- Ah… -Sus manos siguieron dando roces a su pene y testículos de manera paulatina, conforme su cuerpo se lo indicaba, así acercándolo a veces a su entrada peligrosamente, no podía ser más obvio con lo que deseaba, a él, sólo a él. Cada músculo de su cuerpo se fue tensando. El escucharlo se le hacía lo más excitante, como si con cada exclamación despertara su libido, sumando aquello los roces desorbitantes sobre su miembro, lo hacía una mezcla perfecta. Al percibir su punta de su pene cerca de su entrada, no lo pudo soportar más, por ello no midió mucho su fuerza, y una vez más dejó que su espalda se guiara contra la fría muralla, estampándose ahí.

El mayor entonces retiró sus dedos de su interior para ahora guiar su pene a su anillo de placer.- Tao... -Gimió su nombre de una forma tan inexplicable que hasta a él mismo le hizo erizar los vellos del cuerpo, los cuales estaban completamente mojados por causa de la ducha. Movió sus caderas en círculos, incitándolo en primera parte, comprobando su paciencia, sabiendo que la propia en estos momentos, era nula. Le miró con completo deseo mientras su lengua lamía su comisura derecha antes de adentrarse a su boca al tiempo que las piernas ajenas se enroscaban en su cintura. Gimió con fuerza por mera necesidad de por fin sacar los profundos y hondos sonidos que se ocultaron en su garganta. 

Tao pensó el mayor le daría lo que quería, pero fue demasiado iluso pues solo lo tentó, con sus acciones y con su sexy y corrompida voz por el placer.- Ah... -El mayor introdujo su lengua de un tajo en su cavidad y no hizo más que expulsarla fuera de aquel recinto que eran sus labios para así poder hablar con un poco de coherencia y entendimiento.- Mierda, por favor... -Se quejó de manera dolorosa.-Dame más... -No podía sólo tolerar lo que le daba, era tortura. Su piel morena estaba cediendo al tacto de las manos ajenas dejando sus muslos levemente enrojecidos. Sin más fue él quien abalanzó su cadera contra la virilidad del otro haciendo que no entrara todo de un solo movimiento pero sí lo suficiente para hacerlo soltar un grito gastando el aire en sus pulmones. Sonrió con autosuficiencia al sentir como el otro soltó el líquido lubricante dentro de él, apenas se daba cuenta de que el agua de la regadera ya estaba fría, por ello logró sentir el calor proveniente del mayor. Su sonrisa fue despedazada cuando su novio comenzó a moverse en su interior. Arrugó la nariz soltando un quejido por lo alto, le había dolido, pero le había gustado más que otra cosa. Movió sus caderas contra el cuerpo ajeno como en olas, siendo bailarín sabía muy bien cómo mover sus caderas a un marcado ritmo. Su mayor tomó su pene y aquello lo hizo soltar su presemen, no pudo evitar aquello, tenerlo dentro y encima que fuera tan descarado para tomar su pene de esa manera le excitó.- Eres una bestia... -Musitó cerca del oído ajeno con toda la intensión de provocarlo. Lamió y mordió ésta sin dejar de mecer sus caderas.- Más... Más... -Habló con voz ronca y sin aire.

Kris rió. Claramente el menor estaba abusando de sus aptitudes, sus movimientos de caderas nada más hacían avivar el encuentro, y de paso apretujar su miembro en su interior en cada vaivén, como si estuviese estrujándolo y llevándolo un poco más adentro. Sus dedos se llenaron de su presemen, y sin pensarlo se los llevó hasta la boca, mirándolo en todo momento para que viera lo que hacía. Sonrió ladino al escucharle una vez más, notando claramente su forma de actuar cuando hacían el amor, sin entender el cómo cambiaba tanto el reencontrarse de esa forma-. ¿Te gusta que sea una bestia? -Ladeó la cabeza en dirección a sus labios para cuando éste estuvo ahí, cerrando los ojos al escuchar sus demandas. Lentamente fue moviendo sus caderas, subiendo la intensidad según sus ganas se lo pedían, cosa que pasó al cabo de un par de segundos, ya arremetiendo con fuerza en su interior mientras gruñía y exclama su nombre en sonidos guturales, perdiendo completamente la cordura por culpa de la lujuria.

Ante la primera pregunta de su mayor sólo pudo salir de sus labios un "uhmm" como sonido aprobatorio de lo antes cuestionado. Sabía el mayor estaba igual de excitado que él, igual de extasiado por sus movimientos y secreciones corporales. Le encantó ver como probaba de su esencia sin ningún pudor. Simplemente el mayor era exquisito en todos los sentidos. Su manera de hacer el amor era simplemente exquisita, llena de contrastes y subidas de tono en los momentos más críticos. Su pareja era perfecta para él. Su espalda y trasero fueron empujados hacia atrás golpeando contra la pared ante tan bestiales embestidas. Sus gritos y gemidos subieron de tono.- Más... Más... -Sentía sus piernas abrirse un poco más con cada golpe que su espalda recibía debido a como lo azotaba el mayor. Su pene ya estaba más que palpitante y duro, pronto se vendría y esperaba poder darle el mismo placer al contrario. Fijo sus piernas a su cintura para que se quedara tan dentro como fuera posible durante el acto. Estaba completamente enfermo por el mayor, como si hubiese estado toda su vida privado a aquellos placeres y sentimientos, liberándose de una forma tan gratificante que lo hacían sentir verdaderamente vivo. Claramente su novio era su mitad, aquella parte que toda su vida estuvo buscando. 


Kris dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el contrario, pudiendo de esa forma entrar tan profundo en él que juró tocar aquella pequeña glándula que sabía lo haría explotar en éxtasis. Su pene palpitaba en cada embestida, expulsando cada vez más presemen, como si estuviese a punto de correrse, pues el encuentro se había hecho tan fortuito, tan perfecto que no podía aguantarse, pero aun así lo quiso hacer, queriendo llevar el encuentro a un nivel mucho más alto. Su mano, la que se movía constantemente sobre el falo del menor presionó su glande con ayuda de sus dedos, recordando lo mucho que le había gustado la primera vez que lo hizo. El sudor se hizo presente a pesar de estar bajo el agua, entremezclándose con el líquido, creyendo que en cualquier momento saldría vapor por lo caliente que ambos estaban-. Ah... -Arremetió un poco más, como si aquello ya fuese posible, pues sus movimientos era casi inhumanos. Se sentía tan bien en su interior, tan excitado, tan atrapado que quiso habitar allí por la eternidad. Buscó con desespero sus labios, encontrándolos y así poder ahogar parte de sus gemidos y gruñidos que sin querer expulsaba, besándolo con tanta pasión que nuevamente, se sintió enfermo.

Tao no podía negar lo que sentía por el mayor, lo amaba más que a nadie, quizás sólo a él lo pudo amar, de entre tantos trozos de carbón encontró a su diamante, aquel que sabía lo haría feliz la eternidad. Sus labios fueron a parar al cuello ajeno, cual vampiro comenzó a succionar de su piel clara dejando enseguida marcas de donde estuvieron sus labios. Incluso sus dientes aparecieron para hacer presión con vehemencia pues a pesar de estar perdiendo la cabeza no deseaba lastimar al castaño. Su lengua se encontraba ahincada en toda la extensión de clavículas, cuello y parte de la quijada. El mayor había entrado más profundamente que nadie, tanto así que pudo tocar más allá que su cuerpo, sí existía eso llamado "alma" estaba justo ahí, alcanzando lo que un simple mortal no podría ni aspirar.-Ah...-Se sentía sumamente caliente ¿y cómo no?, las atenciones recibidas sobre su sexo sólo le provocaban escalofríos y contracciones salvajes en el abdomen. Ya no sabía dónde acababa su cuerpo y comenzaba el ajeno y sinceramente no le interesaba pues sabía que se pertenecían, que el sentido de propiedad que sólo debiere darse a las cosas se aplicaban a ellos por el inmenso amor que se profanaban. Un ósculo se materializó de un instante a otro, sus gemidos fueron acallados por éste. Su lengua no tardó en hacer contacto con el exquisito sabor que sólo la saliva y labios ajenos podía darle. Su esposo cada vez iba más hondo, más duro por lo que su anatomía ya casi era sólo una amalgama delirando de satisfacción. Terminó por segregar aquel líquido de vida, tan basto y caliente como la última vez, quizás más. Un hondo y pudoroso quejido resonó por encima de los demás sonidos dentro del baño. Estaba perdido, completamente enamorado del mayor y sin posibilidad de escapar. Su lengua se reencontró con su compañera, deleitándose completamente de su textura y sabor, lamiendo y absorbiendo su exquisita saliva en cada movimiento. 

Kris dejó de besarle al escuchar su quejido que tan sólo lo hizo querer más, mucho más de él, percibiendo en sus dedos su caliente esencia que le pertenecía por completo. Se separó lo suficiente de su rostro para mirarle, volviendo a lamer sus dedos impregnados de su semen, deteniendo tan sólo un momento los movimientos de sus partes inferiores. Era dulzón y exquisito, como todo lo que le conformaba, amaba su sabor, su todo, lo amaba a él. Con lentitud y cuidado, fue sacando su falo de su interior, no sin antes quejarse a regañadientes por hacerlo. Bajó sus piernas hasta que éste pudiese posarse sobre el suelo, y con una mirada completamente cómplice, lo volteó, dejando que su pecho se apegara sobre el frío azulejo, abriendo sus piernas con ayuda de sus pies, sabiendo lo débil que podría estar ahora, pero aun así, lo sostendría hasta llegar al final. Estaba completamente acumulado, sabiendo que en cualquier momento explotaría de tan sólo verlo así, desnudo y temblante ante sus ojos. Sus labios se posaron sobre su nuca, mordiendo pequeñas porciones de piel, marcándolo como suyo de distintas formas. Su diestra se fue deslizando de sus pectorales hasta su bajo vientre, donde hizo la suficiente presión para que proyectara su trasero hacia atrás, ubicándose para volver a entrar a ese maravilloso sitio que se había hecho su favorito. Gimió sobre su oído al volver a crear esas embestidas, más lentas pero profundas, completamente tortuosas para él al querer acabar ahí mismo, pero se mantuvo firme por un poco más del menor. Su respiración estaba completamente fuera de sí, al igual que el latido de su corazón, el cual retumbaba con fuerza sobre su tórax. Su zurda se apoyó de su muslo, acariciándolo, presionándolo para después pasar sus uñas dejando débiles líneas rojizas sobre su morena piel. Su diestra nuevamente se hizo dueño de su sexo, queriendo ver los cambios que éste podría tener ante sus constantes demostraciones de amor, lujuria y demás adjetivos que creaban 'hacer el amor'. Sus dígitos se pasearon por su marcado abdomen, por cada línea de su anatomía. Sus glándulas comenzaban a producir una saliva más espesa que la normal, esa que su cuerpo transformaba para que en cada lamida se sintiera el líquido viscoso derramarse, para que acrecentara en su pareja el deleite en cada poro de su piel. 

Tao una vez más observó al otro tragar de su esencia, cerró los ojos con un tono oscuro de sonrojo sobre sus mejillas, amaba que hiciera eso pero no le quitaba el pudor que sentía de verle tan descarado. Sus piernas estaban flaqueando terriblemente y a pesar de ello el pelinegro osó por dejarlo sobre el piso, se quejó cuando su pene fue retirado de su cuerpo, lo odio un par de segundos por ello. Poco o nada de tiempo pasó antes de que el otro lo pusiera contra la pared. Sin duda el cambio fue brusco, sintió los vellos de todo su cuerpo erizarse y de pronto se sintió muy débil. Apretó los ojos sintiendo como el otro al parecer sin cuidado alguno tomaba su cuerpo a su merced. Su trasero fue expuesto una vez más mientras su cabeza hacia sostén de su cuerpo pues sus piernas continuaban con temblores inoportunos.-Ah… -Se quejó pues el mayor había entrado de nuevo, no eran de dolor o disgusto sino de auto regaño por no poder soportar tanto. Estaba sumamente cansado tras haber expulsado su semen, pero debía mantenerse entero para satisfacer a su esposo. Cerró los ojos disfrutando de las atenciones recibidas sobre su falo y su cavidad. Comenzó a gemir con levedad pues no le quedaba más voz. Se relamió los labios y se encorvó un poco más apoyando sus manos contra la pared para así no golpear con la cabeza. Restregó sus glúteos contra el sexo ajeno, con salvajismo y pasividad a la vez. Tratando de sacar fuerzas de algún rincón de su cuerpo para hacer más grata aquella unión de sus sudorosos cuerpos.

Kris cerró los ojos con fuerza una vez el menor comenzó a mover sus perfectas caderas contra su pelvis, descolocándolo hasta el punto de creer que ahí mismo acabaría; pero no, quiso continuar, muy a pesar de seguir con su ritmo lento, pausado y profundo. No le faltaba mucho, estaba haciendo una fuerza sobrehumana para continuar, por simple capricho de hacerlo venirse por segunda vez, no estando muy seguro si lo conseguiría. Fue alzando la mano que yacía sobre su muslo hasta su mano, entrelazando sus dedos con los contrarios sobre el azulejo, creando una unión para comenzar en ese entonces a arremeter en su interior con fuerza y rapidez-. Mierda... -Se quejó frunciendo el ceño a expulsar un poco más de presemen, no pudiendo soportar la exquisitez que su estrechez le regalaba. Su vientre estaba colapsado de tantos estremecimientos y espasmos inconscientes, avisándole más de un vez que su hora estaba por llegar. Se quejó, gruñó y emitió variados sonidos mientras sus movimientos se convertían en unos completamente tambaleantes, flaqueando de sus piernas por el infinito placer que alcanzó. Sus dientes se adueñaron de una porción considerable de su hombro, marcándolo una vez más mientras que con una sola embestida más se corrió en su interior llenándolo con su esencia. Soltó su piel de manera ahogada mientras se consumía en aquel orgasmo que le hizo perder la cabeza. Sufrió de terribles espasmos, moviendo el cuerpo contrario en cada uno de ellos involuntariamente. Besó donde había mordido, encaminándose como pudo hasta su cuello, el cual besó con suavidad antes de llegar a su oído-. Te amo... -Lentamente fue cesando los movimientos de sus caderas hasta quedarse quieto por completo, mientras su frente descansaba en medio de su espalda al querer recuperar parte del oxígeno y fuerza perdida en aquel acto que tan sólo lo llevó al cielo. Sus manos quedaron entrelazadas, apretó sus dedos para hacerle saber que estaban compenetrados hasta lo más profundo de sus almas. 

-Te amo más… -Gruñó Tao, estaba seguro de amarle hasta la muerte, incluso hasta doler. Apegó su frente al frío azulejo dado que no podía girarse pues su esposo todavía estaba dentro.

El gruñido del menor le hizo sonreír, pues jamás lo había escuchado hacerlo. Los temblores en cada segundo lo iban abandonando, tan lento que se le hizo imposible, pero aun así ya estaba recobrando la cordura. No quería, pero debía hacerlo, por lo que salió de su interior con suavidad, llevando ambas manos hasta sus glúteos, los cuales acarició mientras sus labios volvían a su cuello-. Será mejor terminar la ducha... Más ahora. -Sonrió juguetón, atrapando su lóbulo entre sus labios.

Tao se quejó entre dientes cuando el mayor salió de su cuerpo, sabía que debía salir, pero aun así no le pareció de su gusto. Tomó aire, estaba demasiado cansado. No pudo evitar comenzar a reír cuando el mayor le comentó aquello y no, no fue una risa callada y leve, fue una muy escandalosa. Cuando estaba sumamente cansado se reía como loco para liberar todo el estrés o cansancio, así como después de cada práctica. Rió sin parar, era extraño, lo sabía, pero así era su manera de ser.

-¿De qué te ríes? -Se deslizó de su espalda hasta quedar de costado sobre al azulejo, aun sosteniendo su cuerpo por la cintura con su brazo diestro, mirándole atento una vez pudo hacerlo. Poco después su novio casi se sentó sobre él.

-No sé, no sé de qué me río, en cada práctica es lo mismo, de tan cansados que estamos alguien dice alguna tontería y terminamos vueltos locos por la risa...

-Entiendo… ¿He dicho algo gracioso para que empezaras a reírte? -Respiró con profundidad mirándole con curiosidad.

-Después de verte desnudo no me queda más que reír. -Comentó como broma rodando casi a un lado para que el mayor no lo fuese a reprender por lo que dijo.

Kris alzó una de sus cejas, dejando que su quijada cayera por su mala broma. Se cruzó de brazos, posicionándose bajo la ducha una vez más para terminar de asearse.

-No te enojes, gege~ -Quiso levantarse del suelo pero estaba demasiado cansado. Cerró los ojos y se hizo bolita en el suelo esperando que los calambres en sus piernas pasaran.

-No me enojo. -En realidad no lo estaba, tan sólo estaba… estoy cansado. Bajó la mirada hacia donde se encontraba su novio.- Amor... -Se agachó a su lado, y como pudo lo tomó en brazos para así ayudarlo a levantarse.- Creo que deberíamos ducharnos por separado o será un círculo vicioso. -Musitó en voz baja antes de bostezar.

-Supongo... Pero ahora tengo fuerza de voluntad, so... Te ayudaré a terminar de ducharte. 

Tao dejó que el mayor lavara su cabello, no podía hacer mucho salvo dejar que lo hiciera. Cerró los ojos mientras sus manos buscaban el jabón, cuando lo encontró comenzó a enjabonar todo su cuerpo dejando que el agua se llevase todo rastro de aquel fluido jabonoso. El mayor terminó de lavar su cabello por lo que se metió un par de minutos bajo el chorro de agua para lavar todo lo que quedaba en su cuerpo. Se hizo a un lado para que Kris pudiera enjuagarse también y luego al otro para que pudiera salir del baño. Cerró la llave del agua y se asomó por entre las puertas corredizas de la regadera.- Gege, será mejor que ya se vaya, yo arreglaré todo, usted vaya con mi cuñado. –Se sonrojó un poco y se escondió de nuevo en la ducha.

Kris sonrió dulce.- Vale, sólo porque ya se me ha hecho tarde, más tarde te llamaré, si puedo pasaré por ti después de la escuela. Sé bueno. –Le pidió antes de salir del baño para así tomar su ropa cambiarse sumamente rápido y salir de la casa del menor.

INSANE (KAISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora