CAPITULO 31

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Las paredes blancas y los utensilios metálicos aquí y allá no daban precisamente un aire hogareño al hospital, quizá por ello KyungSoo se sentía tan incómodo estando allí. Ya ni la suave música que llegaba desde los enormes auriculares que portaba sobre los oídos, ésa que antes hizo danzar sus pies de manera juguetona sobre la superficie de la cama servía para calmarle.

Repentinamente la puerta de su alcoba se abrió, aquella superficie de madera cubierta por una fina capa de barniz blanca dejó ver a una inesperada visita.

―Baekhyun…―Los labios de KyungSoo se accionaron sin darse cuenta y se recompuso sobre la cama en medida de sus fuerzas. Enseguida, removió los audífonos y los colocó a su costado.

―No, no te muevas tanto... y no digas nada ¿sí? Déjame hablar a mí.―Pidió en tanto sus manos temblaban sin parar. Suspiró avanzando hasta la cama, justo al lado de su menor.―No tengo el valor para mirarte a la cara… lamento mucho todo lo que pasó entre nosotros… ―Se mordió el labio apenas. ― Me duele mucho verte así y saber que ha sido por mi culpa.

KyungSoo guardó silencio, en verdad no sabía qué decir, ni siquiera sabía qué sentir ¿Debía estar enojado? ¿Triste? ¿Apenado? ¿Arrepentido? Habían pasado tantas cosas entre ellos que seguramente sería una guerra de disculpas y lamentos, ambos había cometido muchos errores y para ese momento había demasiadas heridas que quizás nunca sanarían del todo, pero una pregunta importante rondaba en el aire ¿Podrían salvar su amistad después de todo eso? Eso era lo que quería. ―Ambos tenemos muchas cosas por qué disculparnos… no sé ni qué decir, Baekhyun. 

―Musitó en voz baja. Los dedos de sus pies se encogían y se estiraban sobre sí mismos, arrugando apenas las sábanas blancas.

―Mírate… con esa venda en la cabeza, me dan ganas de llorar. ―Admitió al elevar un poco la mirada.

―Está bien… no fue tu intención. ―Sus manos de manera inconsciente se pasearon por las vendas que pasaban por encima de su frente.

―Estás aquí por mí… de sólo verte siento que me duele. ―Suspiró y negó lentamente, irguiendo su cabeza para enfocar sus orbes en el semblante ajeno.

―No exageres. Estoy bien, de verdad. ―Sonrió dulcemente, mostrando incluso su dentadura blanquecina. ―Uhm… ¿Quieres sentarte?

― ¿Puedo? ―Apartó la mirada del suelo y escondió sus labios, sintiéndose repentinamente nervioso.

―Claro que sí. ―Se recorrió un poco para que el otro se sentara. ¿Era raro que la situación fuese tan natural? KyungSoo abogó por su amistad; era tan fuerte que podrían actuar como si nada hubiese pasado porque después de diez años habían aprendido a perdonarse sin disculpas.

― ¿Qué han dicho los médicos? ―Preguntó con recelo una vez que se sentó.

―Que necesito quedarme en observación hasta mañana, pero no parece haber respuestas negativas… salvo lo obvio, no recuerdo mucho de lo que pasó ayer. ―Rió algo torpe.

El mayor alargó su mano a la cabellera ajena, a lo que se veía de ésta pues los vendajes cubrían mucho de su frente y nuca. ―En verdad lo siento.

Aquellos roces se sintieron tan familiares para KyungSoo, eso porque cuando alguno de los dos enfermaban siempre se mimaban más que en situaciones naturales. ―No te disculpes más… por mi parte sólo quiero dejar todo esto atrás…

―Uhm…―Asintió apartando entonces sus falanges de la cabellera oscura del otro.

―Pero… ¿Sabes? Recuerdo la promesa que te hice, Baekhyun—ah.

INSANE (KAISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora