FINAL PART 2

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Los primeros rayos del sol alcanzaron a rozar el rostro de KyungSoo, y fue por ello que paulatinamente fue desuniendo sus párpados. Tan pronto inhaló con profundidad su olfato se llenó de un mezcla de aromas complacientes, satisfechos. Se giró sobre sí mismo observando a un JongIn descansando boca abajo sobre las sábanas blancas, un contraste armonioso y sumamente exquisito. ¿Cómo podía ser alguien tan perfecto? Eso es lo que pasó por la mente de Soo en primera instancia. La manera en cómo su cabello oscuro caía sutilmente sobre su frente y nariz, la forma en que sus labios entreabiertos le daban un aspecto infantil aunque sumamente excitante. Se desconocía por pensamientos tan contradictorios y excitantes.

El pelinegro tuvo la intensión de cubrirle, pero el ver la piel de su menor le distanciaba de su propósito. El color caoba de su tez transmitía sensualidad casi divina, como si fuese un pecado querer tocarle, y a pesar de ello; suspiró despacio y aventuró sus dedos a su piel de seda dorada, desviando sus direcciones cuando encontraba las marcas de su propia lujuria. Se lamentó de haberle herido, pero simplemente estuvo encantado de saber que sus uñas hicieron esos surcos indelebles por el momento.

Se acercó un poco más, logrando así percibir cada una de sus respiraciones, incluso adivinando a qué ritmo estaba latiendo el corazón foráneo. Se veía tan calmado, tan relajado, seguramente había terminado tan debilitado como él, quizás más.

Sus dígitos dibujaron líneas sensuales y amorfas sobre la piel de su espalda, geografía maravillosa que hacía incluso cosquillear sus dedos. Al parecer aquel espécimen perfecto no fue un sueño vivido, sino una noche irreal.
Con cuidado apoyó su mejilla sobre su descobijada piel, sintiendo como la cadena que lo unía a él se constreñía más y más.

Esa mañana era la continuación de la consumación de su fuego interno, porque ahora ambos se pertenecían de una u otra manera, por lo menos en su caso era así, ya le pertenecía a JongIn. Y no había pasado ayer, sino desde dos años atrás donde un simple mensaje los unió de maneras más allá de su propio entendimiento.

KyungSoo tomó su distancia tras propiciar un dulce contacto de sus labios contra su hombro derecho. Ya era tarde, quizá todavía tenía tiempo de volver a su alcoba provisional sin que nadie lo viese. Con sumo cuidado se apoyó sobre sus codos y poco después logró sentarse, eso tratando de que el colchón no sufriese demasiadas deformaciones, lo que menos quería hacer era despertar al ninfo que dormía apacible a su lado.

― ¿A dónde vas…? ―JongIn se permitió posar su vista en quien se hallaba sentado a su costado.

―A mi alcoba… ―Murmuró avergonzado, creyó que era algo obvio. ―Es decir, a la que prepararon para mí ayer…

Se giró para sentarse a base de acciones lentas.― ¿Por qué? ― Sus labios se torcieron en una mueca de inconformidad.

KyungSoo suspiró suavemente, a su parecer el otro estaba hablando con demasiado volumen, y lo peor es que no se sentía con el derecho de decir que bajara la voz pues estaban en su casa.―Yo… bueno… porque no debe de ser muy bien visto que esté aquí… Será mejor irme antes de que amanezca. ―Murmuró con voz suave, esperando que el otro menguara su tonalidad.

Kai se sintió aliviado por la boba respuesta del otro. Sacudió la cabeza para que así su flequillo se apartara de su vista.―Yah… ¿Y a quién le importa lo que piensen? Si sólo es por ello entonces metete de vuelta entre las sabanas. No aceptaré un no por respuesta.

―Yo… ―Los dedos de Soo juguetearon entre sí por mero nerviosismo.

―¿Qué pasa…? ―Cuestionó el moreno.

―No sé si debo disculparme por irrumpir en tu cuarto así, o qué… me siento sumamente avergonzado. ―Murmuró con las mejillas levemente teñidas en rosa y la mirada baja.

INSANE (KAISOO)Where stories live. Discover now