CAPITULO 18

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INSANE Capítulo 18.

-FLASH BACK.-
Era tarde, poco más de ese índice en la hora que anunciaba un siguiente día. Pasos tranquilos se detuvieron en la puerta, lo siguiente fue aquel sonido metálico de una llave correrse por dentro de un cerrojo.
Una figura masculina, alta, con buen porte atravesó la puerta seguida de uno del mismo sexo sólo que un poco más bajo.

-Ponte cómodo. –Indicó el de la cabellera oscura, quien en sí era el más alto.

-Gracias. –Musitó el ajeno. Se abrazó a sí mismo, la prenda de invierno que llevaba era poco eficaz para evitar que las corrientes de aire erizaran su piel. Su órgano sensorial; su piel, se erizó.

-¿Tienes frío? –Cuestionó el pelinegro al notar su reacción.- Te dije que ese suéter sería insuficiente. –Se quejó el más alto.- ¿Quieres que te traiga otro?

Chanyeol maldijo aquellos corpúsculos receptores.- No se preocupes, Ge, me encuentro bien. –Musitó a pesar de que los vellos en su epidermis estaban erizados a más no poder.

-Vamos a la alcoba. Te prestaré una chaqueta antes de irte… nuestros cuerpos no difieren mucho. –Masculló Yi Fan.

Los corpúsculos de Krause, aquellos encargados de registrar el cambio de temperatura se mantuvieron el alerta, fue así como Chanyeol accedió. Lo siguió por el pasillo hasta dar con la alcoba del otro. -¿Vendrá Han? –Cuestionó al pasar por la habitación del susodicho.

-No lo sé, con eso de que llevaran el cuerpo de papá a China pese que el funeral se hizo aquí… 

-Es verdad… ¿Lo sepultaran con la madre de tu hermano, no?

-Sí. –Dijo sin mucho interés. En sí dolía bastante que la tumba de su madre, que aunque fuese modesta, no fuera considerada para sepultar a su padre.

Chanyeol guardó silencio al notar la expresión de otro, pese a que no demostraba mucho en sus rasgos faciales le conocía a la perfección. Bostezó, la torpeza de sus pensamientos no pudieron hacer más que su boca se abriese después de una inhalación profunda a la que le siguió una espiración de algo menos de lo inhalado, con cierre final de la boca. 

-Estás casi quedándote dormido… -Dijo Kris sin mirarlo, aunque claro había escuchado aquella exhalación de parte del más bajo.

-Es el ambiente, tu habitación es cálida, provocó que me diese sueño. –Mencionó como justificación. Había sido un día demasiado ajetreado para el mayor, no quiso importunarlo. 

-Mi habitación es fría, pero comparado con el clima de afuera podría pasar por cálida. –Dijo sin reparo mientras buscaba en el closet alguna prenda que pudiese servirle al menor.

-No busques más, será lo ideal que me vaya ahora. –Masculló con serenidad refregando sus ojos. -Pero no quisiera irme sin saber cómo te encuentras o si necesitas algo. –Murmuró cubriendo de nuevo sus labios al creer que bostezaría de nuevo. -¿Cómo te encuentras, Kris? –Preguntó mientras intentaba mantenerse con consciencia.

La vista de YiFan siguió los ademanes contrarios, elevando de manera sutil la ceja derecha al verlo refregarse los ojos. Algo en el gesto lo llenó de sopor, de ternura en pequeña medida, cosa que no era de extrañar ante la diferencia de edades. -Podría estar peor… -Murmuró cansino retirando entonces la corbata de su cuello para luego dejarla sobre el perchero de su habitación. -¿Ya tienes sueño? –Cuestionó mirando al más bajo.

-Sólo un poco… -Mencionó con tranquilidad ayudando al mayor a retirarse el saco oscuro que portó desde que inició la mañana, aquel día fue el funeral de su padre. -Me iré a casa tan pronto esté seguro de que descansará.

-Puedes dormir acá, en la cama, es muy grande y supongo que ambos cabemos, puedes acompañarme... Y claro, si prometes no patear. -Musitó con serenidad, siendo la curva en sus labios, denotando diversión pese a su terrible estado de ánimo.

Chanyeol se alegró de por fin ver un rasgo de “alegría” en el rostro de su mayor. -Já, yo no lo patearé, no mucho… Y no podría negarme a esa invitación de dormir con el capitán del equipo de baloncesto… -Comentó entre risas, claro, era sólo una broma, pero le dio un poco de vergüenza decirlo. Dado que hablaba sin pensar sólo se limitó a esconder su rostro debajo de sus manos con el pretexto de "limpiar" el sueño de sus ojos, así si por mera casualidad se sonrojó no habría nada que lo denotara.- Dormiremos juntos, usted y yo ¿Bien?

YiFan bostezó y poco después su rostro se viró un par de grados, notando la insistencia ajena por refregar sus ojos.- De acuerdo, dormiremos juntos. -Acordó.- ¿Entonces pretendes que ya durmamos? ¿Acaso Morfeo ya viene por ti? –Cuestionó conforme destendía la cama para que así el otro se acostara.

-Hablando de eso, se me olvidó decirle que invité al señor Morfeo a dormir con nosotros. -Comento entre risas, tal parecía que el sueño lo ponía más bobo de lo normal, así como le soltaba la lengua. Se retiró el suéter en color negro, ese que horas antes manchó de café y para ese momento apestaba cigarro producto de los colegas del padre de su amigo.

-Donde caben dos, caben tres. Sólo que Morfeo debería ir en el suelo, no me gustaría que quedara entremedio de nosotros. -Farfulló, negando en un simple movimiento. Se sentó en la cama y fue así como procedió a retirar su calzado, además su camisa de vestir blanca. Una vez que su espalda dio contra la cabecera (Estando en la misma posición que el menor) relajó apenas su semblante.

Soltó una pequeña risa.- Sí, es verdad, aunque… quisiera que él se pusiera a mi lado por la noche, así me siento calientito entre los dos… así me sentiría más espacial... especial, quise decir especial. –Balbuceó dejando que sus dientes se mostraran mientras reía.- ¿Usted ya tiene sueño?

Sus labios se entreabrieron con el afán de parar lo que decía el otro, no llegando a decir mucho debido a que los balbuceos ajenos le hicieron reír.- No del todo, podríamos intentar dormir de todas maneras. -Musitó, alargando la mano para tomar la muñeca del chico de ojos grandes y así tirar de ella sutilmente.- Ya duerme, elfo. –Le pidió puesto que ya había preparado la cama.

¿Ahora? -Cuestionó apenas entrecerrando los ojos más por sueño que por otra cosa. Dejó que el otro lo llevase cual hermano menor hasta quedar sentado sobre la cama. -¿Cree que quede espacio para Morfeo? –Su voz era un susurro como si estuviese midiendo las dimensiones de la cama. Bostezó sin ningún tapujo y se sacó los zapatos sin ningún cuidado.

-¿Eh? –Rió. Cabeceó al asentir, sintiendo como el cuerpo comenzaba a pesarle a pesar de no haber sentido somnolencia segundos atrás. –No sé…

El menor sonrió subiendo a la cama tapando sólo sus piernas con la cobija.- ¿Sabe?, creo que no cabe, lo siento cada vez más lejano. –El sueño que había sentido se esfumó de pronto. 

La respuesta contraria lo instó a elevar las cejas. Hasta hacía dos segundos ambos parecían adormilados y ahora, como el contrario decía, el sueño parecía haberlos abandonado.- Espero entonces que Morfeo se aparte un poco de mí para ir donde tú estás. –Apagó las luces para así luego sentarse en la cama. Agradeció la oscuridad pues así se giró indiscriminadamente para observar los rasgos ajenos ¿Cómo? Los tenía muy grabados en su mente, por ello apenas con unos insignificantes rayos de luz tenía consciencia de toda la anatomía ajena.

-Hyung, hace mucho quería preguntarle ¿Está bien si dejo de hablarle formal? Digo, parece que estos días nos hemos hecho muy amigos, los últimos tres días prácticamente he vivido en su departamento.

-Claro que puedes, después de todo ahora somos buenos amigos. -No solía ser del todo expreso con sus sentimientos a pesar de que la sinceridad era una de sus virtudes. -Me es cómodo estar a tu alrededor y es difícil guardar control para no verte. Incluso así, mi vista parece no querer ceder pues siempre parece mirarte de soslayo aún en contra. Es extraño que me haya encariñado con alguien tan rápidamente… 

Tragó en seco conforme lo escuchaba, sabía que el otro percibiría el incremento de temperatura en sus mejillas, ese sonrojo maldito que delataba la pena que sentía por lo que le decía. -Hyung…. No diga eso por favor, me es vergonzoso. –Musitó casi asustado por la sinceridad ajena, nunca lo había escuchado decir algo como eso. 

-¿Por qué? No he dicho nada que no sea cierto… Además tengo mucho por qué agradecerte, a pesar de que muchas personas estuvieron conmigo, fuiste tú quien me dio más fuerza.

-Hyung… -Se aclaró la garganta tratando de hablar de manera informal. -Si es algo que te afecta me importa. Yo... realmente nunca supe qué decirte… y ahora menos, pero ojalá sepas que estaré ahí siempre que lo necesites. –Admitió. -En verdad no sé qué decirte, pero no debes estar triste, ahora tú debes ser fuerte para que le transmitas esa fuerza y vitalidad al hermano mayor, no debes dejar que caiga en depresión por este suceso y en verdad lo lamento. Han necesita de ti, él parece mucho más frágil.

-Por el contrario, siento que ahora que él no puede verme debería llorar todo lo que necesite, para que cuando venga pueda darle fuerzas. Tengo un nudo en el estómago.

-Quisiera abrazarte, ¿sabes? –Murmuró sintiendo de nuevo esa tristeza ajena.

-Deberías abrazarme, lo necesito. -Musitó sereno.- Serán más las fuerzas que podrías darme y darle.

Chanyeol de inmediato lo atrajo a sus brazos estrechándole con fuerza, tratando de reconfortar un poco a su mayor. -Tranquilo, aquí estoy contigo. -Susurró sintiendo de pronto sus ojos acuosos sorprendiéndose al instante por ello, estaba sintiendo el dolor y la opresión que probablemente el otro tenía dentro de sí.

-Eres pésimo para esto, la voz te tembló… eres tan sensible… -Le estrechó con fuerza tratando de que no desbordaran las lágrimas, pero simplemente no fue consciente de que su mejilla se mojó ante la caída sigilosa de un par.

-Lo lamento…. -Una pequeña sonrisa surcó sus belfos al escucharle, sabía a la perfección que no servía para ello. Le aferró con fuerza y desvió su vista hacia arriba al sentir la leve humedad en su hombro.- Hazlo... -Bisbiseó con suavidad cerrando él sus párpados, quería que el otro se desahogara pero no sabía si resistiría por mucho al verle en ese estado.

-Yo... He tenido que mantenerme sereno y tranquilo todo el tiempo, como si no me afectara que mi padre hubiese muerto… Tuve que consolar a los familiares, decir algunas palabras frente a personas que no sabía siquiera que era su hijo… -Su cuerpo comenzó a temblar sin ningún control. Su garganta ardía demasiado, todo por no querer llorar. Cerró los ojos con fuerza en medida que sus brazos apretaban al más bajo. Sentía como si le hubiesen partido una silla en la espalda de lo tenso y cansado que estaba. Su nariz comenzó a resentir aquellas lágrimas que encontraban su final en el hombro ajeno.

El menor le escuchó atinando sólo a abrazarle con más fuerza, era notorio el temblar de su cuerpo y su frustración sólo aumentó de pensar que no podía hacer más que eso, darle algo de consuelo. Su diestra rápidamente viajó hasta el cabello del más alto y comenzó a darle suaves caricias ladeando el rostro a tal punto de quedar cerca de su cabeza.- Distrae tu pensamiento un poco -pidió a sabiendas de que era algo prácticamente imposible por lo que sólo le estrechó con fuerza evitando el soltarse a llorar también, las lágrimas en su hombro le incitaban hacerlo.

Trató de distraerse como el de menor edad le pedía, pero simplemente era imposible evocar todo lo que había sucedido. Sin poder aguantarlo más soltó un quejido lastimero sobre el hombro adverso, sus labios quedaron entreabiertos dejando mudas sus quejas para así abiertamente comenzar a llorar. Se aferró al ropaje ajeno tanto como sus temblorosos dedos se lo permitieron. Primero había sido su madre años atrás, la vida parecía estarse empeñando en querer hacerlo fuerte con tan duros golpes.

-Hyung, me rompes el corazón…. -De una u otra manera entendía a la perfección el dolor que el otro estaba pasando en esos instantes, por eso también sabía que las palabras eran inútiles en una situación así. Sus brazos le aferraron más a pesar de la incómoda posición. Tuvo que reprimir sus ganas por llorar al ver al mayor en ese estado, le quebraba el corazón verle de esa manera, y más aún por el hecho de que la situación era irremediable. Apretó con fuerza sus labiales y entonces llevó la siniestra la limpiar sus orbes que estaban acuosos para nuevamente abrazarle e intentar mecerle en un suave compás buscando reconfortarle en medio del llanto.

Kris ya no sabía si su corazón estaba latiendo con mucha fuerza o si sólo se había vuelto un palpitar muy lento, tenía tantas variaciones que dejó de darle importancia. Sus ojos habían adquirido las características de una presa, había contenido tanto líquido que una vez que se abrió una fisura el agua terminó por romper su control y compostura. Dolía demasiado y la opresión en su pecho no disminuía. Por fin sus cuerdas vocales permitieron que los sollozos salieran, débiles y quebrados, pero ahí estaban para acompañar su lastimero estado. Sus brazos cedieron un poco, las fuerzas se le iban conforme su cuerpo se drenaba. Se permitió el dejarse llevar por los brazos ajenos en ese suave vaivén, de alguna manera le tranquilizaba, su llanto seguía pero no de manera desesperada sino como un escabullido recelo de lágrimas en una fina línea.

El corazón de Chanyeol se partió en cuanto escuchó los sollozos de su mayor, al parecer había estado conteniendo las lágrimas por mucho tiempo. Le acunó aún más y siguió balanceándose sin darse cuenta había empezado a cantar, mas no eran bellas oraciones lo que salía de sus labios sino monosílabas en una tonalidad tersa y confortante, siendo acompañados por ese vaivén pasible entre ambos cuerpos, no sabía qué más hacer para calmarlo, quería dormirlo y que de esta forma se perdiera en el mundo de la inconsciencia para que no sufriera pero le era imposible hacerlo. Siguió tarareando melodiosamente aunque su voz no era la óptima para aquello.

La voz del menor le tranquilizó, parecía que no había palabras que en ese momento pudieran hacerle sentir mejor y sin embargo aquellos cánticos parecieron certeros. El hombro del contrario estaba sumamente mojado, pero no le importó, ladeó el rostro y dejó su mejilla apoyada en aquel lugar tratando de adormecerse con el olor ajeno, con su manera de mecerlo y tranquilizarle cual si fuese un niño. Quiso disculparse por los fluidos que dejó en su ropaje, pero su voz simplemente no salió y no lo intentó más. Alguna que otra lágrima rebelde escapaba para caer en el cuello ajeno, pero era ya sólo eso y no un caudal como anteriormente.

-Todo estará bien, hyung… -Se sintió más aliviado al percibir que cada vez el mayor estaba más tranquilo, al parecer se había desahogado bastante pues sentía su hombro completamente empapado pero no le molestaba ese hecho, estaba feliz de haber podido estar ahí para él por lo que bajó la tonalidad de su canto sólo para llevar su diestra a limpiar con suma delicadeza el resto de lágrimas bajo las orbes y mejillas del más alto retirando así unas cuantas lágrimas que aún parecían descender por sus pómulos, le dedicó una pequeña sonrisa y entonces cesó su canto así como el compás de ambos cuerpos.

Fue penoso para él que el menor limpiara sus lágrimas, sin embargo sonrió de manera tenue, sus ojos estaban algo enrojecidos y bastante pequeños, seguramente. Se soltó entonces del abrazo al detener de a poco el movimiento que mantenían.- Gracias. -Musitó en voz baja tomando entonces el rostro del otro entre sus palmas para así darle un suave beso en la frente.- Te quiero.

-Y yo te quiero a ti. -Murmuró dejando un suave beso en cada uno de sus párpados hinchados por el llanto anterior y entonces volvió a separarse no sin antes volver a darle un fugaz abrazo.

-Chanyeol, en verdad te agradezco mucho todo… -Murmuró con suavidad tratando de hablar aunque sabía que su voz todavía estaba entrecortada. Llevó una de sus manos a la mejilla adversa y entonces notó la humedad.- Bobo… ¿Lloraste?

Chanyeol apretó los dientes con torpeza puesto que estuvo apenado. -Lo siento, pero es que… soy sensible, más cuando se trata de ti, tengo un corazón débil.

-¿Por qué dices que cuando se trata de mí lo eres más?

-Eh… no… bueno, cuando se trata de mis amigos. –Musitó desviando el rostro para que el otro apartara su mano.

-Tan torpe. 
-Lo sé…
Rió un poco, su rostro había cedido la distancia conforme habló, llegando su nariz a rozar la ajena, su intención fue besar su frente, pero algo en el aliento adverso lo embriagó. Antes de poder siquiera pensar en qué estaba haciendo, sus cerezos fueron a sellar los del castaño al haberse posado sobre ellos.

No fue consciente del cuando el otro se acercó sino hasta que su aliento chocó con el propio, no logró decir nada pues los belfos ajenos cayeron sobre los propios. Sus ojos se cerraron de manera instintiva y al tiempo que en su estómago se hacía un enorme nudo. Queriendo o no su cabeza se llenó de dudas, estaba ahí, en los brazos de otro hombre, con sus labios unidos y no creyó que algo estuviese mal… al contrario, se sintió tan bien que pudo haber sonreído de no saber que aquello hubiese arruinado el beso. Tomó aire como pudo y entonces una de sus manos fue a dar con el cuello ajeno para así sostenerse de ahí, de lo contrario se cohibiría en demasía.

Kris, perdido en aquello, su ensoñación se rompió al aquellas falanges posarse sobre su nuca, erizando la zona. Su rostro giró un par de grados al ser sus pequeños labios capturados, deslizando la mano por la mejilla ajena hasta posarla al costado de su cuello y ser únicamente el pulgar el cuál acariciaba el pómulo ajeno. Con cautela, sus labios comenzaron a moverse, atrapando de manera sutil el labio inferior opuesto. Su mismo labio rozó el filo de la dentadura en el menor, humedeciendo parte de aquel trazo de piel entre los suyos. Dejándose llevar por aquel porte altivo e imponente, cerró los cerezos en contra de los ajenos, siendo más presente la manera en que estos se movían, robando y prestando de aquella humedad en su traslúcida esencia, robando gran parte del aliento que el castaño soltaba, haciendo un punto medio en el ósculo en el cual ambos vahos se mezclaban.

Para el menor los roces de la mano ajena tan sólo lograron que sus emociones siguieran emergiendo cual si estuvieran en agua hirviendo, trató de mantener la calma y dejar que su corazón se tranquilizara pues en el momento saltaba de manera feroz, como si quisiera salirse del pecho. La mano que tenía libre se posó en medio de la espalda ajena, comenzando lentas caricias en toda su extensión, hasta llegar a su nuca, donde la punta de sus dedos se encargaron de perderse en su corta cabellera, poco después sus manos se unieron tras la espalda ajena por encima de los hombros. Su pulgar de la mano derecha se acercó a la barbilla del otro, casi rozando labio inferior del mayor, persuadiéndolo con leves caricias a que abriera un poco sus carnosidades más para así poder encajar las propias y comenzar suaves roces, presionando apenas su labio superior. Simplemente no podía evitar querer más del otro.

El mayor no quiso enterarse de lo que hacía, no quiso encontrarle lógica a nada. Su mano, la que se mantenía por sobre la mandíbula ajena, descendió hasta su cintura, aunando a su hermana en la labor de envolver la misma. Aprovechó los roces ajenos para así tirar sutilmente del menor, acercándolo hasta casi echarlo sobre su propio regazo, buscando que, aunque fuese por aquellos minutos, le permitiera perder unos segundos los estribos y desearlo cerca. Con aquella falange trazándolos, sus labios se entreabrieron con facilidad, dándole al contrario el libre acceso a encajar de mejor manera aquellos carnosos labios suyos. Sus falanges se ciñeron con fuerza a las prendas ajenas al su rostro ladearse un par de grados, acunando uno de los belfos ajenos en su cavidad para dar una pequeña succión al mismo, liberándolo al cabo de nada para trazar líneas con su sinhueso sin dirección, todo para humedecer los labios ajenos. Poco a poco sus labios ganaron ritmo, fuerza, dejando al menor perderse en los suyos de la manera en que él lo hacía en los contrarios, siendo su lengua la que, en un fluido movimiento, se deslizó hasta la dentadura ajena, acariciando la curva en esta para pedir el acceso a la cavidad de adversa.

-Kris…. –Le llamó al tiempo que su cintura fue prisionera de las extremidades superiores ajenas, que bien; más que ser un rehén de contrario, el otro se había convertido en su campo de fuerza, ese que no dejaba que nada lo distrajese de la labor que para ese momento desempeñaba; devorar en un beso al hombre que quería, al que necesitaba. Una vez que el contrario lo acercó no hizo más que ponerse de rodillas sobre la cama, siendo que el otro todavía se encontraba sentado era de cierta manera complicado llegar a unir sus cuerpos de la manera en que lo deseaba. El mayor le dio más acceso a sus labios; tal cual pidió con acciones al trazar el contorno de sus labios con sus dedos, fue ahí cuando sintió que un rubor apareció en sus mejillas, uno mayor del que jamás consideró tener. Sus prendas se vieron oprimidas por las falanges ajenas, eso forzó un poco más la cercanía y entonces su raciocinio salió de su cuerpo, con cuidado pasó la pierna izquierda por arriba de las ajenas, quedando así sentado sobre el regazo del mayor, claro; todo eso sin dejar de disfrutar de sus labios. Sus manos quedaron alrededor del cuello ajeno, por encima de sus hombros. Nunca había sido besado y menos en la manera en que el otro lo hacía, aquel sonido desde el fondo de su alma casi dejó a la merced del otro sus labios, se abrieron un poco, a sabiendas que su lengua merodeaba por ahí. Una vez que de primera mano la lengua de su mayor se coló dentro de su cavidad su gemela salió en busca de más contacto, sus blanquecinos dientes se ciñeron al pálido labio inferior del mayor, tironeando apenas de éste, una vez que lo soltó, se apresuró a pasar el ápice de su lengua por la zona afectada, relamiendo aquel nuevo sabor que sus salivas habían formado. Ladeó un poco más el rostro y zafó sólo un poco sus labios para así quedarse con los labios abiertos cerca de los ajenos y soltar un vaho invisible y caluroso, tan sólo para provocarlo, para evocar en el mayor esa pérdida de compostura que él mismo estaba experimentado.

YiFan se estaba perdiendo en el aroma del menor, en la manera que su cuerpo se cernía sobre su regazo, dejando a su imaginación volar de insanas maneras.- Chanyeol… -Le llamó en un susurro, entreabriendo aquellos párpados que de un momento a otro había caído. Sus falanges poco a poco cedieron fuerza, liberando la tela que tenían por rehén para deslizarse sobre la extensión en la espalda de su compañero. Juraba ser capaz de contar cada músculo en su espalda a medida que subía y ascendía por aquella. Con los labios entreabiertos, sus ojos se clavaron en la mirada de su menor, prendándose un segundo a ésta antes de deslizarse por su pálida piel, deteniéndose en aquella curvatura en el cuello donde el sudor comenzaba a aparecer. Sus labios se cerraron una vez más, llamados por el magnetismo en la piel contraria que lo obligó a dejar una marcada línea de besos que comenzó en su comisura y descendió por la línea de su mandíbula. Sus dientes dejaron una ligera mordida en la misma antes de proseguir su descenso, acariciando sus belfos la bronceaba piel a la que no dudó ni un segundo en dar firmes contactos. Las yemas de sus dedos alcanzaron el filo en la prenda ajena, quería sacarla a como diese lugar, elevándola para colar las manos bajo la misma y tener la oportunidad de acariciarle directamente.

Chanyeol no esperó escuchar nada de entre los labios ajenos, consideró que su mayor contaba con más autocontrol que él mismo, pero se dio cuenta que estaba equivocado, en cuanto el primer suspiro sonoro se escapó de los belfos ajenos su propio abdomen se contrajo por la mera exaltación que eso le causó.- Ngh… -Gimió de manera ahogada, casi como si un jadeo fuese la mejor entonación de su voz. Las manos ajenas se paseaban por su espalda de esa manera casi necesitada. Sus propias manos se ciñeron de mejor manera al cuello ajeno para así no perder el equilibrio, para así no caer de la nebulosa donde estaba su mente en ese momento. Su pecho denotaba sus respiraciones a destiempo, esos latidos frenéticos que sentía calaban en sus oídos, tan sólo esperó que éstos se escondieran entre los gemidos que sus propios labios expulsaron, el mayor había atacado una zona sensible; su cuello. -Kris… -Le llamó de nuevo ante la poca capacidad y ganas de detenerlo, nunca nadie le había besado de esa manera, por ello algo dentro de sí estaba emergiendo, un calor que estaba expandiéndose como una ola por sus venas. Alzó el rostro para así dejar que el mayor besara donde quisiera, que capturara tanto de su piel como deseara. Su espalda se encorvó una vez más, esta vez a causa de las manos ajenas que acariciaban de manera directa su piel. Se mordió los labios para contener sus jadeos, tan sólo correspondió aquellos roces apretando con sus piernas los muslos ajenos, ofreciendo suaves vaivenes con su cadera a sabiendas que el mayor sentiría sus constantes roces; que si bien eran suaves no dejaban de ser certeros. La diestra descendió por el pecho del pelinegro para así buscar sus pectorales, una vez que los encontró con sus dedos buscó sus pezones a pesar de que la camisa estaba como muro divisorio, cuando logró tomar los botones rosáceos ajenos los presionó entre su pulgar, índice y dedo medio. Tan sólo quería hacerlo tan bien como él se estaba sintiendo.

Para Kris la voz gruesa de su menor, su piel y su cuerpo; estaban llamándolo. Sus labios prosiguieron aquellas atenciones, tomando trazos de piel dispersos en la zona, soltándolos justo cuando creía que alguna marca podría aparecer sobre su piel. El sudor pronto llegó a sus labios, dispuesto a saborear aquel que la piel ajena desprendía, no haciendo pausa hasta que aquel sutil vaivén tocó un punto en su anatomía que había despertado después de aquel beso. Las marcas que su boca se negaba a dejar, probablemente sus manos ya las había hecho. Entreabiertos, sus cerezos descansaron en la base del cuello ajeno, soltando de a poco la piel en su espalda para nuevamente descender, procurando ser su tacto algo suave y sutil.- Agh. . .-Un ronco jadeo escapó de su garganta, cegando todo pensamiento hasta no ser consiente más que de aquel placer que comenzaba a crecer en su parte baja, trepanando su cuerpo hasta electrificar cada poro en su piel, el menor jugando con sus tetillas, fuese demasiado. Si en algún momento sus manos se habían trazado otro camino, éste cambió cuando ambas se escurrieron a rodear los redondos músculos que los glúteos del otro eran. Presionó aquellos con fuerza, haciendo del vaivén en sus caderas algo más sincronizado y nítido a medida que su mente se nublada; se estaba dejando llevar por su necesidad. La diestra dejó a la contraria libre, soltando su tarea para dirigirse al frente donde, con facilidad, comenzó a descender aquel cierre en la prenda ajena, dejando parte de su piel expuesta al hacerlo. Gracias a la posición fue como sus cerezos alcanzaron los pectorales ajenos, de manera más específica sus tetillas a lo que no dudó en dar cabida al rosado y erecto pezón dentro de su cavidad.

El menor estaba perdiendo de a poco la cordura que le quedaba, los roces ahora con ayuda de su mayor estaban quebrantando su voluntad. En algún punto se vio liberado, pensó que ahí tendría espacio para retomar el aire pero muy al contrario todo el que guardaba se le escapó en un muy alto gemido, ni siquiera lo acalló, nada, el sonido gutural fue expuesto sin más. Eso que el otro le hacía a sus pezones era demasiado. Apuñó sus manos al sentir la imperiosa necesidad de acariciarle o simplemente abrazarle, pero de momento no podía, y eso tan sólo le provocaba más necesidad de él, y de probarlo por completo, torpemente le removió la camisa tras obligarlo a separarse. Cerró una vez más sus ojos; con fuerza, y cedió ante su necesidad por jadear, echo su cabeza atrás con suavidad dando espacio a que el mayor hiciera lo que quisiera. Después de que los labios ajenos soltaban porciones de su piel todavía sentía el arder de sus succiones unos segundos más y poco después el frío helado de la saliva del otro sobre su piel enrojecida. Sus rodillas comenzaron a deslizarse por las suaves sabanas para así ejercer presión sobre el cuerpo ajeno y luego soltarle, así de esa manera casi como si fuesen pequeños sentones.

El mayor; sin detener el recorrido que su lengua hacía para menguar el escozor en el pecho ajeno, sus palmas se dirigieron al frente, soltando los botones que sujetaban los pantalones contrarios. Sin llegar a tocarlo del todo, éstas se escurrieron dentro palpando con las yemas la erección creciente en el menor antes de dirigirse a la parte trasera. Su diestra escapó mientras su siniestra se coló bajo los interiores.- Chan…yeol…-Le llamó en un susurro al soltar sus atenciones en el pecho, apoyando el mentón en el mismo para cuando su índice y medio alcanzaron el filo de los labios ajenos, instándolo con suaves roces a abrir éstos.

Chanyeol agachó la cabeza lo suficiente para que los dedos ajenos se perfilaran en sus rosáceos y ahora ciertamente lastimados belfos. Tal como si su interior se lo demandara sacó el ápice de su lengua y lamió los dedos del otro antes de lamer de lleno el dedo medio del contrario, y así mismo por el pliegue entre su dedo medio e índice. -Hyung… -Masculló entre jadeos sin dejar de lamer sus dedos, mucho menos se detuvo en los movimientos que realizaba con la parte baja de su cuerpo, ya podía sentir la erección ajena crecer bajo su trasero.

Kris; perdido en sus pequeñas fantasías, su vista nuevamente se posó en el menor al sentir aquel calor envolver sus dedos. Aquello fue demasiado. Su rostro se perfiló hacia el pecho ajeno nuevamente, apagando un ronco jadeo en contra del mismo para morder la tersa piel que adornaba su abdomen. Sus palabras, sus atenciones, todo lo estaba sacando de quicio. Sus labios comenzaron a dejar visibles succiones en torno a aquella piel, ayudando con sus dedos a aquellas lamidas en el menor al punto de sentir la saliva del contrario escurrir por su palma, asumió que aquello había sido suficiente. Su cuerpo se enderezó para apartar su palma, ocupando sus labios, nuevamente, aquel lugar vació que sus falanges dejaron. Su lengua no fue precavida en la manera en que cerró el ósculo, sintiendo sus dientes chocar sutilmente en contra del menor. Nuevamente su sabor lo llenó, y fue entonces que la mano en sus interiores pauso su vaivén al ceñirse con fuerza a sus caderas. Si habrían de haber moretones en el cuerpo ajeno, que éstos fueran de sus manos al tomarlo como suyo. Al final aquel par de falanges lograron colarse bajo sus interiores, habiendo pausado los movimientos, el entrar por sus glúteos no fue nada difícil. Sin perder tiempo, sus dedos se deslizaron por la división en los glúteos contrarios, presionando sutilmente la entrada del más bajo. Su cuerpo mismo experimento una corriente de calor al entrar en contacto con aquellos pliegues, teniendo que pausar el beso para respirar su cálido aliento contra los labios contrarios cuando su dedo medio comenzó a deslizarse dentro el menor, siempre con la precaución de no lastimarlo.

-No… -Los músculos de su abdomen se contrajeron cuando las falanges del contrario rozaron entre sus glúteos, su pene sufrió un tirón de mero placer. Sus muslos se apretaron sin querer cerrando un poco el acceso a aquella zona en particular donde él otro estaba, sí, tenía miedo sin embargo confiaba plenamente en que su mayor nunca lo lastimaría, aquel quejido fue más por hablar que por querer detenerlo. Entonces; cuando el dedo ajeno se adentró un poco más una serie de jadeos arrítmicos salieron disparados de su garganta. -¡A-agh…! –Se mordió el labio para no hacer ningún otro ruido que manifestara el dolor que estaba llegando a su zona lumbar. En el encuentro que estaba teniendo con su mayor estaba experimentando varios grados de placer, un ligero rubor se estaba adueñando de sus mejillas y al parecer no quería alejarse de éstas. Sus ojos se estaban volviendo vidriosos, en parte por el inmenso placer y en otro porque las gruesas gotas de sudor parecían calcinaban sus pestañas y orbes. Sintió entonces que su ropa interior se mojó, no mucho, pero sí lo suficiente para que incluso su pantalón se llenara de aquel líquido blanquecino usado para lubricar.-Más… -Pidió demandante, ahora que conocía que el placer era ilimitado quería ver hasta donde era que su cuerpo lo resistía.

-Ahg…-Aún sin el movimiento entre ambas caderas, el mayor era capaz de sentir la presión dolorosa en su hombría, queriendo ser liberada o atendida, ambas o una, la cosa era sentir. Su mirada se elevó para dar con el rostro ajeno y, alejándose nuevamente, sus dedos secundaron aquella demanda por parte del menor. Comenzó a mover la mano con suavidad, sintiendo las paredes ajenas rozarlo, aprisionarlo calurosamente y haciendo a su imaginación simplemente volverse loca. De manera rítmica, sus caderas comenzaron a elevarse nuevamente, apegándose a las ajenas cada que su dedo se deslizaba en contra, aumentando el ritmo conforme él mismo se veía en la necesidad de más.- Agh. . .-Jadeó al segundo dedo entrar en contacto con la entrada ajena, apurando el proceso de preparación con una velocidad que se le antojaba casi frenética. Con un sonido burdo, sus dedos abandonaron la cavidad del contrario, tomándolo de las caderas para instalo a elevarse a medias. Su vista se dirigió a sus interiores, llevando sus propias manos a sus pantalones para deslizarlos fuera.- Quítatelos. . .-Pidió con el ronco tono de voz, esperando sus órdenes se tomasen en cuenta mientras sus piernas luchaban para tirar con fuerza sus ropas.

Chanyeol cerró los ojos con fuerza y un par de lágrimas cayeron, sin embargo no hizo ni un amago de llorar o quejarse. Queriendo o no su entrada estaba contrayéndose ante la llegada de los dedos intrusos del mayor. Sus caderas se movieron de manera parcial para corresponder a los vaivenes que el otro con su mano ejercía. Llegó la demanda del otro y con torpeza accedió. Apoyado de rodillas sobre la cama deslizó su pantalón así como su bóxer; ambos a la vez. Cerró los ojos al sentir como su miembro botaba fuera de lo que antes fue una prisión de algodón. Terminó por recostarse boca arriba sobre el espacio que quedaba enfrente del contrario. Su pecho saltó con violencia y entonces abrió casi en exceso sus piernas para así exponer más de su centro al mayor, fue más por simple instinto que un acto premeditado. -Hyung… tócame… -Masculló con voz ronca y entrecortada mientras tomaba su propio falo para así masturbarse en lo que el contrario le daba la merecida atención que necesitaba.

Kris se desvistió con demasiada prisa. Su mano se perfiló a su entrada para cuando índice y medio nuevamente encontraron el camino dentro, ésta vez acompañados de la humedad de su propia saliva al su sinhueso repasar el contorno del centro contrario. Cada uno de sus vellos estaban erizados, cosa extraña pues el pesado sudor seguía cayendo a borbotones por su piel. Escuchó golpes secos de las manos de su menor contra el colchón y rió. Su pene y el ajeno estaban tan endurecidos, se sintió hervir de mero placer. 
Chanyeol gimió alto para luego morderse los labios por la ansiedad, excitación y placer encontrados. Sintió casi quebrarse del placer, su pene por los dedos ajenos invadiendo su entrada, no quería siquiera pensar lo que sería tener dentro al mayor, seguro terminaría muerto en aquella cama. -Basta… te quiero a ti… -Siguió gimiendo, ya ni siquiera parecían jadeos naturales, casi eran los de un animal.

-Como gustes, Dongsaeng. . . -Su voz se llenó de innata lasciva, tomando con su siniestra parte del muslo contrario para elevar su extremidad, apoyándola sobre su hombro. Su rostro giró un par de grados para besar la piel del menor, dejando juguetonas mordidas que buscaron apaciguarle y quizá distraerle de lo que a continuación haría. Su mano en desuso se había ocupado ya de su pene, masturbando la extensión en un onanismo firme que sólo estaba instándolo a soltar jadeos que, ni el tener los dientes clavados a su labios inferior, estaban mitigando. Tal como antes, sus manos se ciñeron con fuerza a la pelvis del más bajo, presionando los huesos en la misma al tirar sutilmente de él, perfilando su falo a la entrada en el menor. Su espalda se botó para atrás en cuanto el glande alcanzó el centro, tomándose unos segundos para deslizarse dentro y, siendo bastante estrecho el recorrido, terminar por mover con destreza las caderas y fundirse en el menor con un movimiento. Su intención no fue lastimarlo, de ahí el que su cuerpo se agazapase sutilmente al frente, alcanzando sus labios la zona de sus ojos para besar éstos, sus pómulos, nariz, labios. Una y otra vez con suavidad y cierta ternura, todo para que la intromisión y el dolor de ésta pasaran rápido, no estaba del todo seguro del cuanto podría resistir antes de comenzar a moverse con ímpetu y fiereza.

El pecho del menor saltó con violencia, incluso más que antes, su corazón estaba al borde de una arritmia. Los cerezos del mayor fuesen como fuesen lograban menguar su miedo pero aquella excitación seguía creciendo de manera exponencial. Sintió aquel jalón sobre su anatomía, para ese momento no podía sentirse más tímido, como un crío en brazos de quien parecía tener un dominio en el tema. Su espalda se curvó en demasía de un momento a otro.- ¡Ah-ahg! –Gimió de dolor cuando el pene ajeno entró, los dedos del contrario no fueron nada comparados con su falo, éste era robusto y vasto. No supo si fueron lágrimas las que brotaron de su rostro o aquel sudor que seguía cayendo por todo su cuerpo, colocó su antebrazo por encima de sus ojos para que así no se viese esa expresión de miedo, esa angustia que amenazaba con volver más cristalinos sus ojos. Se mordió los labios intentado no perderse en aquel dolor que invadía su parte baja. Sus piernas se mantuvieron entumecidas un momento debido al intruso en su zona baja. Alzó un poco el rostro y besó suavemente los labios del mayor para luego acercarse a su oído, al parecer el más mínimo movimiento le estaba costando trabajo. -Hyung… -Musitó casi como un susurro tranquilo, de verdad dolía, pese a ello aquel murmullo era una callada súplica para que su mayor hiciera algo al respecto, que le ayudara como fuese a que ese suplicio pasara desapercibido. Sin esperar demasiado sus caderas fueron al encuentro del exuberante sexo ajeno esperando de esa manera mitigar el dolor.

-Agh. . .-Jadeó con los dientes afianzados a la piel en el rostro del adverso. Sus manos tomaron las rodillas ajenas, instándolo a abrir más sus extremidades. Su cadera se balanceó, dando una certera estocada en el contrario. El primer par de las mismas fue difícil, teniendo que salir con extrema lentitud antes de comenzar a aumentar el ritmo en las embestidas, sintiendo la despierta hombría acariciar el contorno de su ombligo. Arqueando su espalda, quedó agazapado en contra de Chanyeol, dejando a su zona pélvica el hacer los deslizamientos en su miembro para dentro el menor más rítmicos conforme el tiempo transcurría y el sudor en su espalda se corría por la extensión de la misma. La piel perlada de su compañero lo llamaba, le instaba a tocar nuevamente su piel por lo que, inclinándose, sus labios tomaron uno de los pezones del menor, succionando de éste con fuerza por el morbo de escucharlo, aunando a su acción la repentinas ganas de deslizar la mano en desuso entre sus cuerpo y cerrarla con firmeza en torno al pene del más joven, comenzando un onanismo firme en torno a aquella erecta zona, siempre a la velocidad con la que sus caderas se movía puesto que, asumiendo el dolor hubiese alcanzado el segundo plano, sus movimientos habían comenzado a ser más constantes, moviendo de vez en cuando la cadera para que la punta de su glande.

-Ahg…ahg… -El balanceo del mayor fue bastante placentero, aunque todavía seguía el dolor de a poco iba siendo más la sensación de satisfacción en su cuerpo. Su espalda seguía curvándose con fuerza debido a los espasmos sufridos en todo su cuerpo. Dejó caer sus propias extremidades superiores a sus lados pues en realidad no alcanzaba al mayor y ya de nada servía tapar su boca si los gemidos salían sin control. Por momentos quiso que el contrario parara por ende sus piernas se iba a rodear su cintura aunque para ello tuvo que bajar la pierna de su hombro para así enroscar su delgada cintura. Su trasero se levantó un poco incluso para que así el pene ajeno llegase tan lejos dentro como fuese posible. No podía con tantas atenciones recibidas, ahora era la mano ajena sobre su pene la que se sumaba a la ecuación.- Ahhhhhh… –Ya no podía dejar de soltar leves y ahogados gritos debido a todo lo que hacía el contrario en esos momentos. -Ah… -El cuerpo le hervía, la sangre era un torrente que le quemaba por dentro. -Más… -Rogó volviendo a aprisionar la anatomía ajena entre sus piernas para así dejar aquel vago movimiento en uno muy penetrante. Estaba venidero el orgasmo, podía sentirlo.

Caricias iban y venían por parte de ambos. La desfigurada cama les permitía el descanso mas ahora no era más que un soporte para su intensa actividad física.

De a poco, las caderas de Kris alcanzaron el ritmo deseado; pausando las estocadas entre sí al para con la longitud de su falo cerciorarse de dar justo en la próstata ajena. –Tan delicioso. . .-Exclamó echando su cabeza atrás, elevando con fuerza las caderas ajenas en un ritmo frenético que contraía la entrada ajena cada vez más. Empaló el cuerpo del menor con descaro, fue cosa de segundos antes de las corrieres eléctricas recorrieran todos su cuerpo, clavándose con fuerza antes de que el calor en su abdomen lanzara descargar a su cuerpo y verter su semilla dentro el menor. Un ronco jadeo llenó el cuarto, reanudando su masturbación al menor en pocos segundos sin dejar de mover las caderas; disfrutando su post orgasmo y esperando dar al contrario lo mismo.

Chanyeol gimió sin parar de morderse los labios por la ansiedad, excitación y placer encontrados. El nombre del mayor se coló en los sonidos que producía la garganta del menor. Una vez que una exquisita humedad se expandió dentro de sí un sonido gutural partió en dos el silencio al tiempo que su abdomen se contrajo. Sintió casi quebrarse del placer su pene y entonces gritó a tal punto de casi quedarse afónico cuando llenó su abdomen y el contrario de su orgasmo hecho físico. Como si aquello no fuese suficiente el mayor todavía rozaba con magnificencia su virilidad ya algo perezosa y cansada. Sus labios entonces se unieron en un suave roce a los del mayor pues su respiración todavía era un lío.- Kri-Kris... -Susurró necesitado de sus brazos pues el frío no parecía querer perdonar que lo hubieran desplazado momentos atrás por la atmósfera cálida que sus cuerpos por la fricción lograron. Besó con suavidad sus carnosidades diciendo en suaves susurros inentendibles.

Kris tiró sutilmente de las mantas para recubrirlos, abrazándose con fuerza al menor. Su dormida hombría acarició la ajena al sus piernas enredarse, dejando a su mano colarse hasta su trasero para acariciar sutilmente sus glúteos y entrada, todo en caso de que aquel dolor de la intromisión hiciera manifestación poco después.- Duerme… -Musitó al final sintiendo extremo cansancio para así acunarle en brazos cual si fuese la mejor cama.

INSANE (KAISOO)Where stories live. Discover now