CAPITULO 25

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Su diestra se alzó al aire, clavando un simple Post-it a la puerta del casillero que aseguraba era del mayor. "Hace mucho que no nos vemos, Kris. Deberías estar buscando la manera de compensármelo. Ten un buen día". –Para mayor seguridad escribió todo en chino, y además de todo casi como un garabato, dejando en claro que se trataba de él.

-¿Tao? –Cuestionó Kris notando una presencia conocida frete a su casillera.

-Gege ¿Qué haces aquí?

-Aquí estudio y además ese es mi casillero. –Señaló.- ¿Qué haces tú?

-Venía a dejar una nota, pero al ver que ya estás aquí… -Tomó el pequeño papel para así leérselo.- “Hace mucho que no nos vemos, Kris. Deberías estar buscando la manera de compensármelo. Ten un buen día.” –Asintió.-Eso decía.

-Lo conservaré por si acaso. –Musitó tomando el papel de entre los dedos ajenos para así guardarlo dentro del único bolsillo que tenía el saco del uniforme.- ¿Entonces dices que debo desagraviarte?

-Sí… además me debes una disculpa. –Indicó alzando el dedo índice.

Kris enarcó una ceja.- ¿Así? 

-No me has llamado para disculparte, ni siquiera me has buscado en tres días.-Alzó los tres dedos centrales de su mano derecha.- He tenido que venir yo.

-Lo lamento. –Dijo en automático, no se pondría a discutir quien de ambos tenía la razón cuando todo podía arreglarse por unas simples palabras.- ¿Viniste sólo a dejarme esa nota? –Señaló con su largo dedo índice su bolsillo.

Tao se sintió de cierta manera aliviado por las palabras ajenas, si bien a veces era un insolente y quizá cínico; la mayor parte era timidez oculta. Apretó sus labios; el inferior contra el superior y entonces asintió a su pregunta.-Sí…-Acompañó aquella palabra con un suave suspiro.

-Vamos a otro lugar ¿Sí? –No quería que la visita del moreno fuera motivo de cotilleo o algo afín, después de todo no estaban en un territorio neutral, de hecho era el más “peligroso” después de su propia casa.- ¿Cómo han estado tus días? –Interrogó para así gestar una nueva conversación.
Tao no recordó haber pasado por ahí en un buen tiempo, por lo que todo le pareció desconocido.- Mis días son cansados, siempre de esa manera; terminó muy tarde las prácticas... ya sabes, lo normal. –Masculló no queriendo decir en voz alta que lo extrañó demasiado y escasamente pudo concentrarse en otra cosa que no fuese su apuesto mayor.- ¿Cómo estuvieron tus días? -Cuestionó moviéndose en las direcciones que el mayor señalaba.

La vista de Kris, aunque sesgada se mantuvo por sobre el contrario.- Lo sé, pero son pasatiempos que te agradan, sólo debes darte el tiempo para todo. –Sugirió con su habitual tono autoritario.- ¿No estás cansado? -Preguntó al llegar a una zona donde los pasillos estaban casi vacíos; se sintió más relajado.-Tienes unas cuencas bajo los ojos que me preocupan.

-No, son mis manchas bajo los ojos habituales.-Sonrió, le agradó saber que estaba preocupado por él, lástima que fue sólo eso lo que llamó la atención del otro.

-Me parecen un poco más oscuras.-Insistió.

¿Cómo decirle que en las pasadas noches esperó su llamada? Tao tan sólo se mantuvo firme en su posición alegando que era su encanto natural. -No es nada. –Sonrió y sus finos labios se perdieron.

-Por favor cuida más de ti ¿Sí?-Le pidió con amabilidad.

Frunció el ceño. -¿Sólo dirás eso? Deberías agregarle un “mi amor” o algo parecido, no sé… -Se quejó no pudiendo contener el movimiento de su lengua.

-Lo lamento, es que consideré que estabas molesto todavía.-Se excusó.

-No, ya te perdoné. –Admitió.

La ceja derecha de Kris danzó, algo parecido a un tic. Molestia por sus palabras, quizá.-Bueno, cuida de ti, por favor, pequeño panda.

-Suena más lindo así.

Hasta él lo notó. -Sí, creo que sí.

-Ge… ¿Puedo tomar tu mano? –Sus dígitos se movieron inquietos.

Kris lo pensó durante unos segundos y terminó por negar.-No, lo siento.

-¿Todavía tienes miedo del qué dirán…?

-No, sólo es por Han. –Señaló por milésima vez, el menor ya estaba al tanto de su situación, no entendió por qué su insistencia. -Vienes a uno de los lugares donde la posibilidad de encontrarlo a la vuelta de cada esquina es monumental.

-¿Todavía no se lo dices? –Preguntó con desilusión. 

La mirada de Kris se posó al frente únicamente, podía sentir como su espalda comenzaba a tensarse debido al estrés que le provocaba la coacción de Tao. -No, no he tenido la oportunidad.

-Pero en esos días que no nos vimos debiste pasar mucho tiempo en casa ¿No? Debiste haber hablado con él.-Torció los labios.

En realidad no había pasado mucho tiempo en casa en los últimos días, quizá porque no se sentía tan cómodo consigo mismo como para encima cargarse presión por la amarga situación con su hermano mayor. -No creas, él siempre lleva a uno de sus amigos, por ello no puedo hablar con él.-Se excusó.

-Es tu departamento, echa a su amigo para que puedas hablar.

-Are you kidding me? –Su molestia e incredulidad fueron evidentes. 

-Sabes que no entiendo ese idioma. –Señaló el menor haciendo después un puchero.

Rodó los ojos, ni siquiera se dio cuenta que habló en otro idioma, entre tantos que conocía era complicado aferrarse a uno cuando se exasperaba. -¿Entonces estarías de acuerdo si Han te echara a ti?

-No…

Trató de menguar su molestia. -Es lo mismo, yo no puedo disponer de sus amistades como si me pertenecieran, lo que menos quiero es empeorar las cosas.-Explicó tratando de que su tono de voz no saliera brusco.

-Entiendo.

Chasqueó la lengua. -A veces realmente dudo que lo hagas. 

-No tengo una paciencia infinita, Kris. –Entonces el menor se puso a la defensiva cruzando sus brazos por encima de su pecho.

-Lo sé… lo siento. Perdón. –Se revolvió la cabellera.

-Tu cabello se ve diferente…. –Dijo Tao tras unos segundos de silencio. Odiaba el silencio.

-¿Sí? Quizá porque no lo he decolorado. 

-¿Quieres que te ayude esta tarde? –Su esperanza se reflejó en su voz.

Lo pensó un instante. -No, tengo otras cosas en mente; el cabello es lo que menos me preocupa. –Sus pasos se volvieron más sosegados una vez que la conversación fluyó en otro sentido.

Tao tuvo la leve ilusión de que si el mayor se veía tan desaliñado era porque se sintió igual de triste que él, mas no quiso preguntar.- Ahm… ¿Saldremos hoy a pasear?

-No tenía contemplado verte el día de hoy, TaoZi. –Se sinceró.

-¿Y cuándo tenías contemplado verme?

-Cuando pasara tu molestia, pero pensé que debía hacer mérito para convencerte ¿No? Por eso el día de hoy no creí que fuese posible pues tengo cosas que hacer, es decir, no podía dedicar mi día a ti. –Sí, mintió de la manera más descarada y eso le revolvió el estómago. 

-Ah, uhm… pero ya te perdoné. ¿Podemos pasar un rato más juntos, no?

-Seguro. –Sonrió sincero. Estuvo tan concentrado en todo lo que estaba mal en su vida, que no había apreciado a su novio, a esa persona que le hacía sentir bien consigo mismo y en paz.

Un pasillo conducía a otro y ése a uno más, así sucesivamente, tal parecía que Kris estaba dando vueltas dentro del plantel, quizá así fue y no lo notó por la ansiedad.

-Oh… Hola. –Saludó Tao alzando la diestra cuando chocó con quien iba abandonando un aula.

-Uhm… Hola. –Musitó Chanyeol haciendo una cordial venia después de unos breves segundos de inmovilidad e impericia.

-¿Me recuerdas, no? –Habló Tao, su peculiar coreano salió con timidez. 

-Sí, claro ¿Cómo olvidarte? Gracias a ti mi escuela pierde en todas las artes marciales. –Intentó bromear, incluso sonrió, aunque todo eso sin mirar a Kris.

-Es porque todos los coreanos son unos debiluchos. 

“¿Que no seguirá su camino?” se preguntó Yeol, la incomodidad no lo dejó pensar en más. Sus cejas se contrajeron en una expresión de azoramiento. -No lo creo, nosotros inventamos un par de disciplinas. –Murmuró, no estando seguro si fue escuchado.

-¿Sí? Seguro, pero en China fueron mejoradas ¿No, gege? –Jaló la manga del saco del rubio.

Kris miró en todo momento al castaño, o al menos su cabellera pues Chanyeol tenía la cabeza baja. -No lo molestes, seguro que Channie tiene cosas que hacer.

-¿Es así? –Tao frunció un poco sus labios en un intento de puchero y de inmediato obedeció.

-Sí, la verdad se me ha hecho un poco tarde…

-¿Ya vas para tu casa?

Chanyeol contó mentalmente los pasos que le tomaría estar fuera del semicírculo que montaron a su alrededor. -No, iré a practicar con KyungSoo la canción que presentaremos en el show.

-Tao, parece interrogatorio. –Se quejó el mayor de los tres.

-Oh, bueno; ge y yo vamos de salida, te acompañamos con ese otro amigo y luego él y yo nos vamos.

-No. –Negó enseguida con las manos alzando el rostro.- En verdad no es necesario, yo puedo ir solo, soy autosuficiente. –Sonrió señalándose, procurando sonar tan bromista como siempre.- No es lejos, además no quiero distraerlos de lo que sea que tengan que hacer.

-No es problema, además también quiero conocer a ese otro amigo de Kris… Cuando me cambie de escuela me será más sencillo adaptarme.

-¿Te cambiarás de escuela? –La voz del rubio salió apresurada.

-Pensé en cambiarme el próximo año… venir a estudiar aquí, contigo.

Chanyeol volvió a hundir su mirada en el suelo, por más que quisiera negar lo contrario la idea le hizo sentir apesadumbrado.

La vista de Kris saltó del pelinegro al castaño y viceversa. Sintió un nudo en el estómago.-En realidad no estarías conmigo, al menos no en las mismas clases.

-Pero podríamos vernos en los recesos y eso ¿No? –Infló las mejillas dulcemente.

-Podría ser, deberíamos cotejar nuestros horarios. –Sus retinas se ciñeron al castaño, odiaba verlo así, con la cabeza gacha como si él tuviese la culpa de algo y no era así, de no ser porque le impusieron distancia y porque Tao estaba ahí, le hubiese obligado a erguirse.

-¿Por qué siento que no te alegra?

Kris volvió su vista al menor de los tres. -Sí me alegra, es sólo que… pues bueno, no he hablado con Han y vernos aquí, en la escuela es algo incómodo.

-Pero para ese entonces ya le habrás hablado de nosotros ¿No es así? 

-No hablemos de esto ahora.

Chanyeol rogó porque la conversación tan privada siguiera para así poder huir de ahí. Desagrado e impotencia le llenaron los puños cuando los apretó alrededor de su pantalón.

-Oh, lo siento, Chanyeol. –El moreno le dio una suave palmada en el hombro.

-No, hagan como que no estoy aquí. - Tragó duro pues aquella sensación de torpeza y vergüenza no se iba, parecía estar sumergido en su peor pesadilla, incluso disimuladamente se pellizco la pierna esperan que eso lo despertara.-Yo… como decía, debo irme. –Se encogió en sí mismo para así salir de aquella asfixiante prisión invisible.

-Oh… vamos contigo. –Tao le alcanzó y así mismo Kris le siguió de cerca uno paso atrás. 

-Parece que hay mucho movimiento en tu escuela. 

Chanyeol miró la mano ajena alrededor de su brazo y sintió culpabilidad, no conocía al moreno y sin embargo se cerró por completo a la posibilidad de ser su amigo, a conocerlo siquiera. No quería descubrir su personalidad y enterarse que lo hacía más agradable que él a la vista de Kris. No quería procrear rencor o aberración por él por una razón tal vez tan frívola; sólo porque Tao tenía el amor que él mismo no pudo conseguir. –Sí… habrá un evento, además ya pronto termina el ciclo escolar y quieren que la escuela se vea lo mejor posible para los de nuevo ingreso. –Explicó tratando de sonar alegre.

-Oh, eso no lo hacen en mi escuela, lo sugeriré al consejo.

-Ah… no sabía que estuvieras en el consejo. –La incomodidad fue evidente en su voz.

-Estoy en muchas actividades, gege me incentiva a eso.

-Sí, ya sé cómo es Kris… -Chanyeol alzó la vista, unos pasos más y estaría fuera, ahí podría evadir el brazo que lo invadía e ir en busca de esa dignidad y fortaleza que desprendió por todo el pasillo.

Desde el fondo Kris resopló. Su mente estaba hecha un lío, sabía que debía separar a uno del otro, quería evitarle más incómodos y molestos momentos a Chanyeol. Avanzó un poco más decidido, un paso más adelante que ellos para así detener su andar, pero justo en medio de su plan un fuerte sonido tras él se escuchó antecedido por un “¡Cuidado!”. 

Un bote metálico de pintura rodó por las escaleras de salida cuesta abajo. Las paredes azules se mancharon de rojo pues cuando el contenedor cayó, la pintura se saltó en todas las direcciones. Un chorro de pintura tiño el rostro y ropaje de Tao, mientras una gruesa línea quedó plasmada en la espalda de Kris, en algún punto éste se movió por instinto rodeando al castaño con los brazos, anteponiendo su cuerpo como escudo.

INSANE (KAISOO)Where stories live. Discover now