tercero

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—¿Estás segura que era él?

—¡Claro!—afirmó por décima vez.— Te dije que  siempre me causó intriga ese chico en la universidad. Siempre estaba sólo y

—Y tú no dejabas de mirarlo—la interrumpió Chaeyoung, su amiga desde hace un año.—. Lo sé, Iseul, lo sé. Yo era la que tuvo que apartarte para que no te metieras con el "matón/problemático" de último año.

—Ese no es el punto—dijo firme.—. Sabes que él termina la universidad este año ¿no?

—Es este mes, Iseul—le aclaró su amiga y ésta al ver la cara de confusión que tenía siguió explicando.—. Se dice que es inteligente, dentro de lo que cabe, está el hecho de que los profes también no lo quieren en sus clases y además le hacen un favor ya que no tiene tutores y vive muy lejos.

  El último dato sorprendió a la pelinegra, ¿cómo que no tenía tutores?  se preguntó inocentemente a la vez que pensaba que sus padres no se querían hacer cargo de él y no pensando en la horrible verdad que contenía esta interrogante.

  Cómo sea, ya había comprado algunos medicamentos de venta libre para él y hasta no verlo y preguntarle como estaba no se iría. Era una de las virtudes y a la vez desventajas que veía en ella misma, persistencia.

   Al tocar el timbre se quejó, tendría pintura; una de las materias más inservibles y a las que Iseul le iba mal. Ella no tenía paciencia para pintar y dibujar correctamente. La nota más baja y a la que más ausencias tenía era a esa materia.

—Pero bueno...—pensó.—. Una falta más no hace nada. Total, es por una buena causa.

   Con la sonrisa que la caracterizaba el día de hoy se desplazó con un poco de pereza por el establecimiento buscando al fantasma. Es decir, a Kim Minseok.

  Le preguntó a Jongdae, su compañero de clase, si lo había visto hoy. El chico, por más de no ser amigo de Minseok, le dijo que había faltado a las primeras tres horas y que si lo veía le avisara que algunos profesores lo buscaban. Seguro es por trabajos asumía Iseul.

   De pronto se le ocurrió salir de la universidad, total con la credencial podía volver a entrar a la hora que quisiera. Esto de tener 17 años (casi dieciocho) no le gustaba porque el portero le pedía la misma por siempre verla con cara de niña del secundario.

   Luego de recorrer todo Gyeonggi estaba a punto de darse por vencida. Estaba por cruzar la calle e irse rendida a su casa cuando lo vio salir de una tienda de conveniencia con un helado en la mano. La chica, muy emocionada gritó su nombre y el, A diferencia de la expectativa que tenía ella, la oyó. Cruzó la calle con rapidez cuando el semáforo estuvo en rojo y así llegar con Minseok.

—¿Qué hacés acá?—preguntó mirándolo a los ojos mientras él comía su helado sin darle respuesta alguna.—¿No deberías estar en la universidad?

  Sin otorgarle respuesta miró la bolsa que tenía en la mano derecha.

—Oh, son los medicamento que compré para tu dolor de cuerpo—hubo un silecio incomodo en el que ella esperaba un agradecimiento que nunca llegó.—. No supe qué comprar así que compré lo que vi que sea para eso.

  Otro silencio incómodo. Iseul lo resolvió agarrando su mano, que ya tenía una bolsa, y colocarle la que ella compró.

—Quiero que te mejores.—fue el último diálogo que salió de su boca antes de comenzar a caminar.

No había sido ni dos metros de distancia cuando escuchó la voz aterciopelada de Minseok.

—Iseul—la femenina giró sobre sus talones para mirarlo.—, gracias.

   Por su parte, ella decidió despedirse con la mano. Quería acompañarlo porque las heridas de la otra vez le parecían que debían ser tratados por un doctor. En fin, no quería ser tan molesta a la vez, tampoco se conocían de toda la vida para ir a su casa.

********

  Decidió saltarse las dos materias que restaban ya que las tenía aprobadas con ocho. Si quería podía eximirse con diez pero últimamente no tenía ganas de ponerle empeño a la universidad.

   Ya cuando estaba en clases había recibido un mensaje de Junmyeon diciendo que pasaría la noche en la oficina. Esa vez fue la primera de muchas en las que Junmyeon empezaría a pasar noches fuera de su casa y lejos de su hermana. No le dió mucha importancia, ya que "son asuntos de adultos", decidió por colocarse el pijama y salir al balcón a mirar las estrellas.

—Wow, de verdad aquí es alto—pensó su cabeza al sentarse en el barandal de la terraza.—. Si me caigo de aquí me podría quebrar una pierna.

    Suspiró por décima vez en el día. Estaba super cansada que decidió cerrar los ojos un momento respirando el frío viento de la noche de Gyeonggi.

   Porqué no fui un pájaro en mi otra vida.

   Sintió algo golpear su cabeza y abrió los ojos buscando el objeto. Una rama que, seguramente, no tenía más de 4 centímetros.

—Que raro, el árbol no llega ni al balcón, ¿cómo el viento lo trajo hasta aquí?

—¡Hey!—oyó una voz conocida y miró hacia abajo. Era Minseok.

—¿Qué hacés a estas horas por la calle? Mañana hay clases.

  El chico bajó la cabeza y en la mente de Iseul se lo imaginó sonriendo detrás de ese tapabocas. Quería pensar que Minseok se había sentido bien al tener alguien que se preocupe por él.

—Pensé que eras sonámbula.

Sonrió—Estaría en la cocina comiendo y no aquí a punto de caer.

   El muchacho no dijo nada mas, sólo le dio un leve vistazo a Iseul quien bajaba del barandal. Metió sus manos en los bolsillos del buzo y salió de la vista de la femenina.

  Por su parte, se sintió un tanto decepcionada. Se iba a bajar para hablar más cómodamente, incluso esperaba que él suba. Pero le causaba intriga aquél chico ya que nadie se había negado a hablar o pasar tiempo con ella.


the trouble it's me ||Kim Minseok||Onde histórias criam vida. Descubra agora