vigésimo

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   Mientras Minseok se pasó toda la noche lamentándose y culpando al gato, Iseul estaba más que felíz. Por obvias razones ya tenía agendado el teléfono y estaba segura que era él. Sin embargo no entendía el porqué "Hola I" ¿será que así es como la tiene agendado? O qué quiere decir "I".

  Dejó de pensar en ello en cuanto chocó una estantería de peluches. Estaba muy distraída ese domingo por la mañana. Gracias a Dios nadie la vio y mucho menos su hermano, la habría reprendido frente a todas las personas del pasillo.

—¿De compras?—preguntó Jongin colocando su brazo en el hombro de la femenina.

—No, cazando osos—respondió en tono sarcástico. Al parecer había sido muy dura con su amigo porque él quitó su brazo de el hombro de ella y la miró haciendo puchero. Ella rió un poco y siguió:—. Esta noche vendrá la tía.

—Ah, la tía rica—se refirió a ella Jongin a lo que Iseul asintió e hizo una cara de desagrado.—. Sólo cenen con ella y luego se va, no es tan difícil.

   Cuando Iseul abrió la boca para contarle lo que tenían pensado hacer vio la silueta entrenada y moldeada de la madre de él. Le susurró que le contaría más tarde y miró sonriente sobre el hombro de él para recibir a su progenitora quien le abrazó muy fuerte.

  Charlaron un corto rato de cómo había cambiado Iseul físicamente desde la última vez que se vieron. La verdad es que la madre Jongin, Young Mi, siempre pensó en Iseul como la perfecta novia para su hijo. Y no se la culpa, Iseul era super educada y todo lo que una madre busca para nuera.

—Me cae bien Young Mi—dijo de la nada Junmyeon a su lado luego de alejarse de aquellas personas.—, deberíamos invitarlos a los tres a cenar alguna vez.

  Iseul asintió a la idea que proponía su hermano. Nunca compartieron una cena los cinco, parecía muy formal de todos modos. Siempre que comía alguien más en la mesa de su casa eran: sus amigos y la madrina rica que venía cada muerte de obispo.

—Mejor no invitarlos—se retractó. Iseul lo miró sin entender el porqué de su cambio de opinión. Junmo tenía una sonrisa que luchaba por salir pero se estaba conteniendo.—, no querrás incomodar a tus suegros tan temprano.

   Sin más soltó una risa que molestó tanto a su hermanita como también le molestó el codazo que le metió la misma. La defensa de Iseul no afectó a su hermano en nada ya que seguía firme con el carrito en frente.

—Sabes que no es así.—se quejó.

—¿Por qué? Jongin es un buen chico, además de que es apuesto también.

   No pudo evitar que a su cabeza llegue la frase de una profesora que tenía en la secundaria cuando estudiaba genética; "sus hijos serían muy lindos". Dios, pero qué frase más de anciana celestina.

—Jongin es como un hermano nada más. Sabes bien que siempre estuvo conmigo desde que nos conocemos.—ambos pararon su caminata al llegar a la larga fila que había en el supermercado.

—Me quedaría contento y seguro si encuentras a alguien como él. Se ve que te quiere mucho.

—Es un cariño de amistad nada más.

   Esa última frase que salió de la boca de Iseul lo dijo más que nada para convencer a su hermano, pero no consiguió lo propuesto. Él al escuchar esto elevó una ceja y la miró incrédulo. Era obvio que no se comió el cuento.

*****

—Ya va demasiado, Oppa.—dijo enojada la más pequeña de la casa. Ambos se encontraban, dentro de todo, bien vestidos; elegantes pero sin perder el toque de "estar entre casa".

—Es hora pico, Iseul—quiso calmar las ansias de su hermana.—, seguro está atascada en el tráfico.

   Lo loco de todo este asunto es que prepararon toda mesa y la comida no era nada más y nada menos que Samgyeopsal. Habían invertido toda la tarde en prepararlo para que se termine enfriando esperando a alguien que no querían.

  Pasaron y pasaron las horas hasta que se hicieron las nueve de la noche. Él estómago de Iseul rugía por cada minuto que no ingresaba algo comestible.

—Creo que nos canceló, ya pasaron cuatro horas desde que dijo que iba a venir.—dijo después de un suspiro. Estaba totalmente desganado y decepcionado de su madrina.

   Por otro lado, Iseul ya lo había imaginado. No le sorprendió tampoco pero miraba a su hermano esperando las palabras mágicas. Él entendió y rió por su expresión.

—Ya, empieza a comer si quieres.

—No se diga mas.—terminó con su delicadeza y se empezó a servir un poco de todo en su plato.

   Luego de alrededor de unos diez minutos se escucha el timbre. Ambos se miran a los ojos y luego a la comida que ya habían empezado pensando al mismo tiempo "qué maleducados nos haremos ver". Junmyeon, sorprendido, se limpió rápido la boca e Iseul ordenó todo lo que puso la mesa y al estar todo listo ambos colocaron su mejor cara de seriedad.

    Al abrir la puerta se dejó ver a su tan esperada madrina, Sun Hee. Ella se encontraba acompañada de un niño de aproximadamente diez años. Ambos miraron al pequeño y rápidamente a su tía buscando explicaciones.

—Iseul, ¿por qué no llevas a Jung Bae a recorrer la casa en lo que hablo con tu hermano?

   Y así obedeció la femenina al ver la mirada de ambos mayores entre sí. De aquí no saldría nada bueno, todos lo sabían.










the trouble it's me ||Kim Minseok||Where stories live. Discover now