the trouble it's me ||Kim Minseok||

vigesimo sexto

   En algunas de las materias de Iseul empezó la modalidad de las aulas virtuales. Ésta no consistía más en trabajos y trabajos. Todo esto con el fin de "incluir nuevos métodos de aprendizaje", tonterías; la universidad en competencia más prestigiosa de Gyeonggi había implementado el mismo método y la nuestra no se queda atrás.

   Y como no es de extrañar ha preferido sentarse a hacer trabajos y escuchar quejas de los vecinos con la ventana abierta que a tomar mi teléfono en el día. Tal es el grado que según las estadísticas del mismo lo usa solamente seis horas al día; un gran cambio después de pasar de catorce.

   Minseok no le ha llamado y tampoco ella lo ha ido a buscar. "Creo que es mejor que descanse de ver mi cara todos los días" dijo un tanto decidida las últimas semanas. Al menos no es la única que lo piensa, ya que él lo destaca también. De igual manera, extrañarlo siempre iba a estar en su rutina, aunque sea por cinco minutos.

   Por otra parte, la única parte de todo esto que sale ganando es la casa y su pequeña familia. Si no se encontraba estudiando o haciendo tareas, ayudaba mucho a Junggie con sus tareas (las cuales eran muchas para ser nuevo), limpiaba "como desquiciada" dirían los dos hombres de la casa. Y sí, es fácil decir eso cuando nunca viste a Iseul tocar una escoba si no es para limpiar los vidrios de un vaso que rompió.

  También empezó a desarrollar un amor por la jardinería. Junmyeon se enloqueció al ver el patio con la tierra removida y con carteles indicando cada sector. Hasta ahora tenía como siete tipos diferentes de verduras plantadas y su soñada planta de rosas a la cual le había perdido todo tipo de esperanza que que crezca.

   Pero a su vez, todo esto lo hacía con la finalidad de olvidar a su (hasta entonces) mejor amigo. Odiaba sentir una inexistente tensión  al verlo, la primer semana después de aquella rara declaración, comenzó a escabullirse de su mirada y presencia en todos lados. Y no sólo de él sino también de Chaeyoung, ella no tenía nada que ver en el asunto pero tampoco quería verla implicada.

  Y a su vez Jongin la buscaba por todos lados pero Iseul todos los recesos cambiaba de lugar de escondite. A veces estaba en la biblioteca, a veces en el salón de actos, en el patio delantero, en los casilleros, entre otros. Pero su lugar favorito, y dónde Jongin no buscó nunca por la certeza de estar bajo llave, es en la terraza. Donde tenía lindos recuerdos con Minseok; y ahora estaba sola, pero podría pasar horas y horas sentada bajo la sombra.

Mensajes

Jisoo
Tenemos literatura con un suplente hoy.

Guárdame un lugar alado tuyo, ya bajo.

   Jisoo es una amistad que había adquirido, por así decirlo, después de arrastrarla a diferentes lugares para que pase con ella. Tanto Iseul a Jisoo y viceversa ya que la más grande quería escapar de "la charla" con su actual ex. Dentro de lo que caben esas dos semanas, han pasado buenos momentos con infaltables risas. Definitivamente no se arrepiente de haberla conocido.

  Tomó su mochila y bajó las escaleras hasta llegar al salón donde no se encontraba aún el nuevo docente. Se sentó junto a su nueva amiga y vio entrar a Chaeyoung con un paso decidido hacia la menor.

—Hola, ¿cómo has...—y no terminó la frase porque ella le lanzó una mala mirada.

—Veo que haz hecho nuevas amigas mientras te escabulles de mí—dijo seca al llegar.—. Está bien que no me contestes el teléfono pero de ahí a no verte más, creo que exageras.

La menor intentó explicarse calmadamente pero fue interrumpida. La cara de enojo y los ojos brillantes que tenía Chaeyoung no los veía ya hacía mucho.

—Si tienes problemas con mi forma de ser Iseul, los hablas conmigo. Puedo cambiar.

—El problema no es contigo.-se apresuró a aclarar Jisoo antes de ver desatar una pelea.

—¿Entones qué es?—preguntó dando un golpe con su pie al suelo. En ese momento de espectadores sólo tenían alrededor de seis compañeros. Iseul quiso que la tragara la tierra.

—Tengo miedo.-soltó con simpleza mirándola a los ojos. Su cuerpo entero estaba firme y con una postura decidida, pero su voz tembló y sus ojos empezaron a aguarse.