trigésimo noveno

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     Un martes a la noche, donde las estrellas brillaban a más no poder y la luz de la luna entraba por el mosquitero de la humilde ventana, se encontraba una Iseul mirando el techo de su habitación. Estaba pensante desde las ocho de la noche y siendo las una de la mañana no sabía porqué pero no podía dormir. Tenía las palabras en la punta de la lengua 《Min》lo llamó Iseul acostada en la cama que compartían. Él no contestó, entonces ella supuso que estaba dormido, insistió tocándole su desnuda espalda hasta que escuchó un "mm, ¿qué pasa?".

     En ése momento el pálpito de su corazón se aceleró porque no pensó muy bien la forma en lo que le explicaría, hasta se reprendió mentalmente por molestarlo y despertarlo porque fue más que nada acto de pura inconciencia, pero de que lo tenía que decir, lo diría.

     Sin que se haya dado vuelta y sin mirarla, dándole un poco más de confianza, le habló sin rodeos:—Te amo.

     Eran incómodos los segundos que pasaban y nadie decía nada, ni un sonido se producía desde afuera. Ella, por primera vez, jugó con un corto mechón de pelo de él.

—No me tienes que decir nada, ¿ok?—dijo sonriente dejando su mechón en paz.—Tampoco quiero que te sientas incómodo conmigo, seguro lo sabías o lo presentías—se dio la vuelta dándole la espalda.—, quería sacar esto de mí nada más.

     Minseok sí había escuchado estas palabras antes de gente que mucha relevancia no tenía en su vida. Soowon, por ejemplo, le decía que le quería como el hijo que nunca tuvo, que lo amaba. Pero Iseul era otro extremo, ella sí le importaba. Tampoco sabe en qué momento empezó a llorar, primero una lágrima descendió por su mejilla, luego otra hasta que tuvo que irse al baño porque no supo controlar el llanto.

     Pero ¿qué es lo que lo podía tan mal? definitivamente que se lo haya dicho. El caso es que si bien él sabía de los sentimientos hacia él, los suyos no podían ser.

—Min—escuchó que lo llamaban.—, has estado mucho tiempo allí dentro, ¿te sientes bien?

      No respondía porque no podía, su silencioso llanto era más fuerte que sus cuerdas vocales. Y era duro por todo lo que se vivía atormentando. Quizás para ella sea tan fácil como decir un 'te amo' pero nunca se iba a quitar de la mente el "Nunca serás suficiente".

—No me importa, voy a entrar ¿ok?—se oyó un forcejeo de la manija. Buscó la llave y la introdujo y fue en ese momento donde pudo abrir.

     Lo encontró sentado en el inodoro con la tapa baja. Ella al acercarse notó que tenía las orejas rojas y la cabeza entre las manos. Luchó consigo misma para no ir y abrazarlo y llenarle de besos pues no parecía una situación que lo amerite.

—Min, ¿te molestó lo que dije?—sin respuestas nada más que el respirar entrecortante. Apoyó delicadamente su mano en el hombro del muchacho.

      Unos segundos después de aquél tacto Minseok sacó sus manos de su rostro y miró al lado contrario donde se encontraba Iseul. No quería que lo viera tan rojo e hinchado y aún con su rostro húmedo. Luego se levantó dejando en el baño a una Iseul perpleja quien la siguió hasta la habitación.

—¿Qué te sucede? Háblame—sin respuesta. Él estaba recostado por la pared de una extraña manera.—. ¿Te molesta que diga lo que siento?

    Ya un poco recuperado él se giró para mirarla cara a cara. Le dijo sintiendo un nudo en la garganta:-"No estás permitida a amarme".

—Que estupidez—habló sin creerlo ¿puede que le estén rechazando?—. Dame una buena razón.

—Porque soy yo, Iseul, esa es la única razón que debes tener en cuenta—las lágrimas reaparecieron en su rostro.—. Yo-yo también te quiero pero esta vida no es...

—Mi vida es vida si te tengo a mi lado—lo interrumpió. Se acercó lentamente a él y le secó las lágrimas con las mangas de su remera. Cuando ambos ya estaban más tranquilos le preguntó:—. ¿Quién te llenó la cabeza de esas estupideces?

    Y dudó, dudó en decirle todo, todo lo que su mente le hacía pensar. Pero más que nada le dolía que al pensar en un futuro juntos, su mente lo borraba y lo dejaba lejos.

—No quiero que pienses esas cosas de nuevo, para mi vales mucho, y si en mi vida tengo que empezar a vender caramelos o dar clases particulares créeme que lo haré. No sé qué es lo que sientes por mi pero ya te dije lo que me parece a mí—rió con delicadeza tomándolo de las manos y balanceandolas tiernamente.—y tampoco quiero que te sientas presionado.

—Yo también.—dijo casi en susurro. Y repitió como dos veces lo mismo al escuchar a Iseul preguntar como loro "¿qué dijiste?" se notaba que era adrede.

    Bufó cansado de su actitud y con una de las manos que todavía la tenía agarrada le estiró hasta que ella chocara con su pecho. Le llenó de besos tiernos y rápidos la cara, el cuello, las orejas mientras ella reía divertida. Para terminar la tomó con las dos manos de las mejillas y la miró con la luz de la luna alumbrando su rostro.

—Te amo—le confesó.—. No sé si fue tu lengua que no dejaba de hablar el primer día que te conocí o el rato que pasábamos juntos pero me terminé encariñado mucho.

     Y quedó perpleja sonriéndole como una boba. No creía lo que escuchaba y menos de los labios tan finos y rosados de él.

—Espera un segundo, voy a traer mi celular para grabarlo, no olvides el guión.—bromeó.

       Desde que Iseul había llegado a la casa siempre en la cama los separaba esa almohada extrañamente larga. Nunca había contacto físico al dormir, ni siquiera por casualidad. Pero esa noche terminaron durmiendo como nunca pensaron que iban a terminar: abrazados. Y este mínimo acto llenaba los corazones de los dos, los ponía felices.

the trouble it's me ||Kim Minseok||Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz