the trouble it's me ||Kim Minseok||

cuarto

—¡¿Fue a tu casa?!—exclamó Jongin.

—Qué le pasa a ese.—habló Chaeyoung.

—Si quieres puedo decirle que no se te acerque más.—aclaró Jongin. Le dio ternurita, sus amigos se preocupaban por ella.

—No, está bien. No me hizo daño.

—Pero ¿cómo supo donde quedaba tu casa?

—Quizás sólo pasaba por allí y me vio en el balcón.—aclaré. No quería que lo tilden mal.

   Sin gustarle nada a sus amigos, y sin ganas de discutir, optaron por dejar el tema ahí. Pero en la mente de Jongin nada me caía bien.

   Al sonar el timbre se separaron ya que ninguno compartía clases. Iseul fue de las 6 primeras en llegar a su clase de literatura, materia en la que sacaba distinguido sin problema alguno y era adorada por el profesor por su cumplimiento. Ordenó todas sus cosas y sacó el libro para repasar el tema; otra vez no había repasado en casa por andar pensando en muchachos que nada tienen que ver con ella.

—¿Tienes otra copia del libro?—preguntó una de sus compañeras, Jisoo.—Se lo presté uno de último año y aún no me lo devolvió.

—No pero, en biblioteca vi muchas copias. Deberías fijarte allí, sacalo a mi nombre si no tienes la membresia.

   La oriunda de la capital surcoreana le abrazó en forma de agradecimiento ya que, como era de esperarse, no tenía la membresia al día.
—Te debo una.—le dijo poniéndose de pie.

—Hey—dijo la joven con el libro en mano.—... ¿a quién se lo prestaste?

—Se lo presté a Kim Minseok. Diablos, cómo me intimidó ese tipo.—dijo antes de salir disparada a la biblioteca y que no la vea el profesor.

  Iseul sonrió al imaginarse la carita de Min al pedir prestado un libro. Se habrá puesto nervioso o tímido ya que no es de muchas palabras.

***********

   Sonó el timbre del almuerzo lo que indicaba que faltaban un total de 3 horas para la retirada a casa. O al menos es lo que siempre Iseul cuenta al llegar la campana.

—¿Habrá venido a la universidad hoy?—pensó imaginando a Min almorzando sólo puesto que nunca lo vió en la cafetería con los demás alumnos.

K. JONGIN

"El viejo de historia y el de filosofía nos dejaron un trabajo muy largo :("
"No estaremos contigo en el almuerzo, pero si quieres ven a la biblioteca."

   Ok, campo despejado para que la señorita Iseul lleve a cabo su plan "acompañar a Minseok". Estaba nerviosa, no sabía si él querría tener compañía. Y, lo más probable es que no.

   Buscó en todos lados; en los pasillos, el los salones, en la cancha de baloncesto, en el patio, hasta en el lugar más estúpido donde Kim Minseok podría estar, el comedor. Se estaba por rendir cuando se le ocurrió un lugar no habitado por ningún estudiante; la terraza. Aún le quedaban 20 minutos de almuerzo y, esté él ahí o no, igual almorzaría porque se estaba muriendo de hambre.

   Se asomó y vio una cabellera negra con una playera del mismo color. Al dar unos pasos en silencio, se olvidó de cerrar con cautela la puerta que la llevó allí y es en ese momento en el cuál él la vio con unos tupper en la mano.

—¿Perdón?—habló la femenina, había echado a perder su plan.—¿Me puedo sentar contigo? Estoy sola.—sonrió.

   Minseok no habló, simplemente giró su rostro hacia enfrente donde se podía ver una parte del centro de Gyeonggi. Iseul tomó la acción como un "sí" y resolvió por sentarse y recostarse alado de él. Abrió su, como su madre le decía, "equipo de lunch" y sacó dos pares de palillos abriendo todos los tupper con comida hecha por ella.

—Hice todo yo—le sonrió extendiendo el par de palillos.—. Ten, prueba un poco.

  Minseok miraba con el seño ligeramente fruncido lo que la muchacha le extendía. Y esta vez no era por ser algo raro sino que él no estaba acostumbrado; no estaba acostumbrado a que quieran compartir algo con él.

—¿Me vas a dejar con la mano a punto de dormirse?—preguntó ya algo incomoda de mantener la misma acción.

   Minseok optó por no aceptar el alimento que ofrecia. Señaló el chupetín que tenía en su boca.

  Iseul suspiró.—Nunca veo que comas algo cuando estamos en la universidad—le retiró el caramelo de la boca y lo levantó alto con su mano.—. Si comes un poco te lo devolveré.

—Bien.—sentenció el chico.

   Tomó los palillos y comenzó a comer a la vez que Iseul lo miraba victoriosa. Ella también se llevó una pieza de sushi a la boca seguido de un poco de arroz. Era de buen comer.

—Come más—le alentó la femenina y al ver que él miró hacia otro lado y no ver que siguiera almorzando tomó una cuchara y la llenó de arroz con atún.—. A ver, abre la boca.—hizo avioncito provocando la pequeña risa del muchacho. Éste se resistió y la esquivó.

Diablos, tenía la otra mano con el caramelo, así no se puede luchar.

  Sin asco, decidió meterse el caramelo en la boca. Así pudo tomar por ambas mejillas a Min y hacer que éste abra la boca. Metió la cuchara y él, un poco asombrado por la acción, tragó.

Se sacó el chupetin de la boca y se lo dejó sobre una servilleta de papel que tenía.—¿Harás que te dé de comer con avioncitos o comerás por cuenta propia?

—¿Sonaría estúpido si espero que diga que quiere que le de de comer? Es tan tierno con sus mejillas rellenas.—pensó mientras llenaba su propia cuchara con lo que le hizo comer al adolescente a su lado.

   Y así pasaron los minutos en silencio mientras ambos comían hasta dejar vacío el contenedor del lunch. Iseul ordenó todo y levantó el chupetín con el papel que le había retirado.—Lo lamento por tu caramelo, ahora será mío.—sonrió fingiendo malicia.

  Él lo tomó rapidamente del palo del mismo e introdujo el caramelo en su boca. Así fue como logró ver la cara de Iseul con un ligero sentimiento de asombro.

—¿Ah sí?—dijo para rematar.

   Iseul resolvió por reírse un poco del asunto. A él no le importó en lo más mínimo que tuviera su saliva. Y siendo sincera, en ese momento a ella tampoco le importó.

—Me voy, ahora tengo historia y no quiero llegar tarde.—habló dirigiéndose a la salida.

   Cuando estaba abriendo la puerta Min gira su rostro para hablarle.—Gracias.

   Ella sólo sonrió y ese mínimo gesto que tuvo le llenó el corazón. Ahora no podía esperar para el almuerzo de mañana.