Capítulo 2: ¿En otros brazos?

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(CORREGIDA, DICIEMBRE, 2021)

Luna

Cuando por fin llegamos al aeropuerto JFK, estoy agotada después de diez horas de vuelo; fue un viaje realmente largo, así que por mucho que me gustara New York, y después de mi pequeño pueblo bipolar que hoy hace frío y mañana calor, Palmer, sea mi lugar favorito en todo el mundo, todo lo que quiero es llegar al departamento, tomar un relajante baño y meterme bajo las sábanas hasta el día siguiente. Estoy hecha polvillo.

Ahora, después de pasar por los servicios migratorios que nos llevaron al menos una hora Alejo va a mi lado en el taxi. Vamos a casa, dónde irremediablemente, por mucho que yo quisiera lo contrario, estaremos los dos solos.

Los dos solos, me repito.

A una parte de mí le dolía saber que al venir a estudiar a New York no solo dejaría a mi hermosa familia sino también a mi mejor amigo y mi cómplice desde que somos unos bebés, pero también al chico que amo, pero me resignaba al dolor porque esa otra parte faltante de mí quería por todos los medios poner distancia, pues estaba segura de que si la ponía, si no tenía que verlo todos los días y ser consciente de que mientras yo me enamoro más y más cada día de él, si es que es eso posible, Alejandro me vería solo como su mejor amiga mientras es otra la que tiene esos besos, esos abrazos y esas miradas de amor que yo quisiera para mí, entonces me ayudaría a olvidarlo, sin embargo, nada salió como yo pensaba y siento que me ahogo, pues no sé hasta cuando podré sostener la mentira de que es como un hermano para mí cuando es al revés. No lo sé.

— ¿Cansada, pelusa? —su voz, ronca y fuerte como él, me saca de mis cavilaciones. Volteo el rostro para mirarlo a la cara y el impacto de su belleza física por mucho que me haya encontrado muchas veces con ella, me deja completamente sin aliento.

Alejandro es por seis meses menor que yo, pero no aparenta para nada como un chico que si apenas acaba de cumplir los dieciocho. Es tan alto y grande que yo, que soy alta como mi madre, me veo menudita a su lado. Tiene hombros anchos y fuertes gracias al deporte, practicaba básquet en el pueblo al igual que lo hacen los clones de mis hermanos, pero también ayudan sus genes masculinos; su padre por ejemplo, es todo un espécimen hermoso y su hijo heredó esa belleza, aunque siendo sincera, es una mezcla de Kea que también es bellísima y de su padre. Su cabello, castaño claro, era un poco más largo hace dos meses atrás cuando decidió cortarlo, pero tiene el largo para que él lo pueda atar con una goma elástica en el centro de su cabeza para mantenerlo recogido y que no le estorbe. Se ve bastante sexy. Sus ojos dorados, su nariz, y su boca con labios gruesos, son hermosos.

Todo él es belleza y sé que si en nuestro pequeño pueblo tenía a muchas chicas babeando por él en esta ciudad no será diferente, todas ellas esforzándose mucho para llamar su atención y obtener así fuera una de sus hermosas sonrisas o una mirada de sus ojos dorados.

Alejandro Gutiérrez es un pecado masculino andante.

—Sí, lo estoy. Fue un viaje muy largo, solo quiero llegar a casa, tomar un baño y echarme a dormir —le respondo, después de varios segundos de silencio.

—Yo también, ha sido un viaje largo en verdad. Pero mira, todo es tan bonito. —Me señala fuera, enormes rascacielos iluminados, además de un puente que cruza un rio con bellas luces que le dan un toque lumínico al agua a esta hora de la noche.

Es puente de Manhattan, un puente colgante que cruza el río Este en la ciudad de Nueva York, que conecta al Bajo Manhattan con Brooklyn, en Long Island. Sonrío al ver como el chico a mi lado mira con fascinación y asombro todo lo que ve, en un momento dado saca su cámara para tomar fotos a través de la ventanilla.

En las Estrellas [FINALIZADA]Where stories live. Discover now