Final (Segunda Parte)

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Luna

Despierto esa mañana sintiendo unos dedos entre mis cabellos. Sonrío antes de abrir los ojos mientras de mis labios escapa un suspiro, y cuando mis párpados se abren me lo encuentro observándome de una forma reconocida.

Nos damos esa sonrisa cómplice mientras yo subo la mano para alejar de su frente un mechón de su cabello, que aunque lo cortó hace poco volvió a estar largo, de su frente para descubrirle unos de sus lindos ojos color café que estaba cubriendo.

—Me encanta cuando despierto y te encuentro mirándome de esa manera, como si...

— ¿Como si fueras el centro de mi mundo? —me dice, interrumpiéndome, asentí porque es así como me mira siempre o como si yo fuera la casa más maravillosa que existe. Siempre me mira tan bonito y yo lo veo de la misma forma—. Nunca dejaré de mirarte de esa forma porque tú eres la persona que hace mi mundo más bonito, y nunca me cansaré de agradecer que entre todas las mujeres que existen me enamorara de la más dulce, hermosa y talentosa. Estas palabras me quedan demasiado pequeñas para expresar todo lo que siento por ti, pero es todo lo que tengo, te amo, pelusa. Eres el amor de toda mi vida.

Me levanto un poco, abrazándolo y nuestras pieles completamente desnuda se tocan. Él siempre logra derretirme con cada palabra y acelerar de la misma forma mi corazón.

—Yo tampoco me cansaré nunca de agradecer que entre todos los hombres tú seas mi corazón, aunque también estas palabras me quedan tan pequeñas como a ti para expresar todo lo que siento por ti, te amo.

Me alejo un poco de sus brazos, buscando sus labios y los uno con los míos. Prontamente el beso fue llenándose de intensidad y terminando uniendo más que los labios cuando, Alejandro se hundió dentro de mí y mi cuerpo lo recibió con la misma adoración de siempre. Nos volvimos uno de la forma más perfecta, amándonos en silencio y sin necesidad de expresar nada con los labios, pues nos comunicamos con nuestros cuerpos de tal manera que no necesitamos las palabras.

Como antes dije, lo bueno de estar aquí, en este apartamento y lejos de nuestros papás aunque los extrañemos es que no tenemos que contener nuestros gemidos y jadeos por temor a ser escuchados. Aquí somos libres.

—Amo esto de que estemos aquí de vuelta —dice, Alejandro, extasiado, sobre mí sin que suponga ningún peso.

—A mí también —musito, besándome el hombro desnudo entretanto deslizo mi mano sobre su espalda—. Podemos hacer todo el ruido que queramos mientras estamos amándonos.

—Sí —alza sus ojos para mirarme, y retirándome el cabello del rostro me besa la nariz—. Esa es la mejor parte, pues no me gusta que te contengas, todo lo contrario, me encanta escucharte gritar mientras estoy haciéndote mía, pelusa. Y bueno, la otra parte buena de estar en casa es que no solo puedo hacerte el amor sobre esta cama.

—Sino en cualquier parte de esta casa —digo, él sonríe con picardía, asintiendo. Yo también sonreí mientras recibo un beso de sus labios—. Igual, no tenemos ni veinticuatro horas que dejamos el pueblo y ya los extraño muchísimo.

Alejandro asintió.

—Yo también los extraño, pero verás que los meses pasan rapidísimo y otra vez estaremos con ellos para navidad.

Asentí.

—Tienes razón, ahora debemos levantarnos. La casa estuvo cerrada por varias semanas, así que debemos limpiar y ordenar porque esta todo polvoriento y sucio —mascullo, acariciándole el cabello, metiendo mechones entre mis dedos—. Luego, tenemos ese almuerzo con, Anabella y Eros en su hotel. Me muero por verla.

—De acuerdo. Manos a la obra con la operación limpieza.

***

Horas más tarde ya la casa está limpia y ordenada y estoy terminando de vestirme para ir a ese almuerzo con Anabella y su novio. He optado por un vestido holgado en color gris, con mangas que dejan apenas un poco de mis brazos al descubierto, botas y calcetas largas hasta un poco más arriba de mis rodillas para no sentir el frio de New York. Me hago una coleta muy alta, me aplico labial rosa en los labios, un poco de colonia que me roseé en el cuello y cuando estoy lista salgo para encontrarme con mi novio. Lo encuentro sentado sobre el sofá con la vista fija en el móvil, pero obtengo toda su atención en cuento me siente.

En las Estrellas [FINALIZADA]Where stories live. Discover now