En las Estrellas [FINALIZADA]

Capitulo 26: Me gusta

Alejandro.

Todo dentro de mí es un mar de confusión, no puedo recordar toda mi vida, y me siento como... perdido. No es una sensación agradable no recordar la persona que otros dicen que eres. Trato de traer a mí esos recuerdos, mas no llegan. Los forzo a venír y siento un terrible dolor de cabeza, así que, debido a eso, decidí dejar de insistir y permitir que estos lleguen solos.

—Estamos en tu habitación. Creo que aquí y con tus cosas, el lugar donde creciste podrás encontrar más fácil todos tus recuerdos —me dice, Luna, ambos como ella ha dicho en mi habitación. Me quedo observándola mientras cogió algo en sus manos, acercándose a mí—. Mira, esta es tu cámara de video. Te la regaló tu padre cuando eras pequeño —me hace agarrarla entre mis dedos, la cojo y la siento extrañamente familiar—. Desde que te la obsequió te volviste un fanático de las fotos y videos, y actualmente estudias cine porque quieres un gran productor cinematográfico en un futuro.

Ella habla mientras yo lo único que puedo hacer es observarla, tan hermosa, tan dulce y lo siguiente que recuerdo es que tengo mis labios sobre los suyos, besándola fervientemente y que unos pocos segundos después caemos juntos sobre una cama, ella sobre mí y no dejamos de besarnos, ansiosos y desesperados. Mis manos, ansiosas por sentir buscan bajo su camiseta y mis dedos adoraran la suavidad de su piel, y mi corazón se encuentra acelerándose más y más ante lo familiar que se siente ese toque, esos labios, ese exquisito sabor, esa respiración descontrolada contra la mía, su aroma.

La abrazo muy fuerte, presionándola contra mí de tal modo que no quisiera soltarla en una eternidad, y ciertamente es lo que quiero. Ella murmura mi nombre en medio del beso y mi piel se pone de gallina.

No tengo ni un solo recuerdo de lo que fui, solo sé lo que me dijeron mis padres y mi hermana, pero en cuanto había visto a Luna cuando desperté en el hospital sin recuerdos sentí el reconocimiento, lo sentí en mi corazón por el modo que se aceleró cuando sus ojos y los míos se conectaron, y cuando me besa siento un fuerte dolor en el pecho, un dolor que es casi insoportable, pero curiosamente es uno que quiero sentir toda mi vida porque me hace sentir más... vivo, lleno... ¿enamorado? No tengo muy claro lo que es el amor en este momento, pero tiene que parecerse mucho a eso que siento. No sentí ni una pequeña cosa parecida cuando Priscila, quien me mintiera diciéndome que era mi novia, me besó.

Luna me besa y me siento tan unido a ella, la siento tan compenetrada a mí, tan cercana... tan mía.

—Alejandro, espera, espera —Luna me detiene cuando por instinto, o yo que sé, necesidad de ella tal vez, desabroché su sostén, al tiempo que siento algo muy ardiente recorriéndome y entre los pantalones estoy dolorosamente hinchado—. Tenemos que parar, tus papás y tu hermana están ahí fuera. No podemos...

— ¿No podemos qué?

Pregunto, ella me mira sonrojada mientras sentada sobre mi lleva una mano hacia atrás, abrochándose el sostén que le desaté.

—No podemos hacer el amor aquí.

— ¿Hacer el amor? —pregunto, al mismo tiempo que me siento como un estúpido por a causa de mi memoria en blanco no saber nada de nada, y todo saberme nuevo, excepto la sensación de los besos y las caricias de Luna que se sienten como si llevara una vida entera disfrutándolos.

Luna suelta una risita, luego se dejó caer a mi lado en la cama. No me gustó la sensación de lejanía y la atraigo todo lo cerca de mí que puedo. Me encanta como nuestros cuerpos se embonan juntos, y nuestros dedos al unirse.

—Con tus pocos recuerdos lo vas a entender poco, pero hacer el amor es cuando un hombre y una mujer que se aman muchísimo como tú y yo se entregan, tú entras en mí y yo te recibo, pero es mucho más que es. Es más que quitarnos la ropa y unir nuestras partes, en realidad son nuestras almas las que se unen, volviéndose una sola —culmina dándome pequeños besitos en los labios—. Cuando creí que te perdería sentí un dolor insoportable dentro de mí. Caíste de mi caballo, y con tal de ahorrarte el dolor que sentiste yo hubiera preferido mil veces caerme yo y no tú.