Capítulo 6: Hermanita

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(CORREGIDA, DIC, 2021)

Luna

—Prometo que no volveré a consumir alcohol en al menos un año. Tengo una resaca de puta mierda mientras tú estás ahí, fresquita como una lechuga —me dice Hannah, en nuestra clase de filosofía, la cual nos toca dos veces corrido, lunes y martes.

Hannah tiene un aspecto tan mal que se le nota de lejos a causa de su borrachera de anoche. Precisamente por esto evité excederme tanto la noche anterior, pero ella, su hermana y muchos más no pensaron igual, bebieron como si no hubiera un mañana y acá está la consecuencia de tanto desenfreno.

—Yo bebí moderadamente porque pensé que tenía clase al otro día y no quería venir con resaca. Quizás si no hubieras tomado tanto no te sentirías tan mierda, Hannah —murmuro, tocándole el moño bastante mal hecho que tiene—. Se pasaron con la bebida y se olvidaron que al día siguiente tenían escuela, ¿Cómo esta, Hailey?

—Igual o peor que yo —responde, sin elevar la cabeza de la base de la mesa—, pero no sabes que sucedió, Luna, después de que te fueras, nuestros padres que se suponen llegarían de viajes mañana aparecieron en plena fiesta. Se nos ha armado por haber armado la fiesta en casa, por lo borracha que estábamos y peor...

— ¿Qué es lo peor?

Hace una mueca, enderezándose en el sillón.

—Primeramente encontraron una chica bastante chispeada bailando en una mesa mientras se quitaba la ropa y quedaba en paños menores delante de TODOS y una pareja casi haciéndolo en uno de los sofás carísimos de mamá, pero lo peor. ¿Sabes que fue lo PEOR? A mi madre casi le da un infarto cuando encontró a otra pareja de nuestra loca fiesta... practicando sexo sobre su cama.

—Oh por Dios... —murmuro, casi mordiéndome la lengua para no estallar de la risa. Pobres señores Evans.

—Nos castigaron a Hailey y a mí hasta que a ellos se les pase el coraje después de que no llamarán todo menos bonito. Para mayor desgracia nos han quitado el coche a cada una y las tarjetas de crédito.

Arqueo una ceja.

— ¿Tanto así?

—No sabes lo que son nuestros padres, son duros, sobre todo mi padre que estuvo en el ejército por muchos años y mi madre, aunque es más flexible, tiene mano dura también.

—Oh, lo lamento, Hannah.

—Buenos días —Saluda el profesor, Colin de filosofía, algo delgado pero de unos más de cincuenta años.

—No sé si pueda soportar esta clase que además es aburridísima. Me va a reventar la cabeza —Hannah dice, el tono bajo, pero con una mueca de dolor en su cara.

Me da algo de lástima. Nunca he tenido resaca, pero debe ser algo muy duro por su cara.

—Debiste tomarte un calmante —le aconsejo, en tono bajito.

—Me tomaré uno cuando termine la clase, si es que aguanto estás dos horas.

—Señoritas —ambas nos ponemos rectas al escuchar la gruesa y dura voz del profesor—, seguro que su conversación es bastante interesante, pero ¿serían tan amable de terminarla cuando terminen mi clase? Claro que si les interesa más su charla que mi clase, pueden salir. No las detendré.

Trago mientras el hombre señala la puerta.

—Disculpe, profesor —decimos Hannah y yo al mismo tiempo.

El profesor en lugar de continuar con su clase mira a la chica a mi lado y veo la mueca de disgusto que pone en su delgado rostro y Hannah medio se hunde en el asiento.

En las Estrellas [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora