En las Estrellas [FINALIZADA]

Capítulo 18: De todo mal

(CORREGIDA, ENERO, 2022)

Gael.

—Creo que habría sido mejor ir a un médico, Gael —murmura Tianna, terminado de hacer de enfermera en la curación de mis nudillos lastimados a causa de haber golpeado con tanta rabia la pared, rabia que por supuesto todavía no ha disminuido.

Louis Harris, todo lo que grita mi mente es matarlo, matar a mi propio padre por lo que me hizo, destrozarlo y dejar que se desangre como un maldito perro, del mismo modo que yo me desangré al creer que la mujer que amaba me había engañado y que se burló de mi amor cuando fue todo lo contrario, lástima que yo no sea un asesino y tengo sueños que cumplir, además de dos hermosas mujeres que ahora son mi familia y le han dado un nuevo motivo a mi vida. Al matar a mi padre por muchas ganas que me sobren lo único que conseguiría sería unos buenos años en la cárcel, lejos de ellas.

Miro mis manos envueltas en gasa y luego a Tianna frente a mí.

—No creo que sea necesario —murmuro, mirándola— Has hecho un buen trabajo curándome. Muchísimas gracias, Tianna.

Ella sonríe, dándome esa sonrisa de dientes blancos que también recuerdo. Mi corazón se mueve levemente en su caja torácica y mi entrepierna palpita. Esta tan hermosa, un poco más delgada de como la recuerdo con varios kilos de menos, porque no parece haber tenido una muy buena vida en los últimos dos años, pues es evidente que no haya podido pasarla bien sola, alejada de su familia y es segurísimo trabajando duramente para sacar adelante a nuestra hija. No tengo que preguntárselo, es tan notable.

Maldito Louis Harris.

Estoy acercándome a ella cuando siento que Gala quien hasta ese momento estaba jugueteando en el piso bien limpio con unos juguetitos, se pone de pie sobre sus piernas regordetas y se aferra con sus pequeñas manitas a mi pantalón para poder ponerse de pie. Anonadado bajo la cabeza hacia esa cosita preciosa que es parte de mí y de Tianna, que creamos aquella primera y única vez que estuvimos juntos. No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas mientras me agacho para agarrarla en mis brazos con un nudo de emociones acumulándose en mi garganta.

Gotas gruesas caen de mis ojos y ruedan por mis mejillas entretanto aprieto su pequeño cuerpo, la huelo, la siento y la beso muchas veces. Mi hija, mía, de ella, nuestra. Miro a su madre y me doy cuenta de que no soy el único que llora, Tianna tiene los ojos llenos de lágrimas mirándonos.

—Vi tan lejano que alguna vez mi sueño de verte así, con nuestra hija en brazos se volviera realidad —ella dice, tocándole el pelito a nuestra hija y le acaricia la cabecita—. Lo soñé tanto, Gael, tanto y ahora estás aquí, con nosotras.

Ella comienza a sollozar con fuerza, sus hombros sacudiéndose con violencia. Me acerco aún con nuestra bebé aferrándose a mi cuello con sus pequeños bracitos, atraigo a Tianna hacía mí y siento una sensación extraordinaria al tenerla al fin tan cerca de mí, tenerlas a las dos en mis brazos.

—Sí, Tianna —beso su cabeza y la de mi hija—, estoy aquí con ustedes y no me iré, no las dejaré. Las cuidaré y protegeré de quien sea.

Tianna sale fuera de mis brazos, secándose con los dedos las lágrimas. Gala por su parte, está observándome, la miro yo también y deposito un beso en su frente. Sonríe, ampliamente, mostrándome solo unos pocos dientitos en su boca. Todavía no le salen todos y hablar, su madre me dijo que se ha tardado un poco, pues todavía no emite más que balbuceos ineludibles. Según me dijo no es anormal; hay bebés que se tardan mucho más que otros en emitir sus primeras palabritas.

—Gael, tu papá, él...

—No llames a ese hombre mi padre —gruño, con mi mano en la cabeza de mi hija quien juega con el cuello de mi camiseta entre sus deditos—. Después de lo que nos hizo, no quiero considerar a ese hombre mi padre. De todos modos, nunca se ha comportado como tal conmigo, y yo, solo he sido un estúpido que lo ha complacido en todo para ganarme su cariño y su aprobación en todo. Quiero que sepas algo: no tengas miedo, él no volverá a lastimarnos y mucho menos a separarnos.