Capítulo 20: Amores inevitables

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(CORREGIDO, ENERO, 2022)

Luna

Me levanto de la cama, meto los pies en las pantuflas con orejas de conejo en color blancas que dejo frente a mi cama y camino hacia mi baño. Llego con ganas de hacer pis, así que bajándome los pantalones de pijama me siento en el váter.

Suspiro hondo con una mano en la mejilla y el codo contra las piernas, moviendo ligeramente un pie.

Alejandro no estaba en mi cama, a pesar de haber dormido juntos ya que como recordarán se apareció en mi habitación en la madrugada, porque esta vez al igual que en muchas otras ocasiones salió por mi ventana al amanecer. Extrañé despertar envuelta en su calor como cuando estábamos en nuestro departamento en New York, pero aquí nadie sabe que estamos juntos todavía, excepto mi madre.

Sí, mamá ya lo sabe.

Sonrío.

Mi mami.

Esa mujer me conoce mejor que nadie y pilló de una que yo había vuelto diferente a como me fui hace meses atrás.

Sucedió apenas unas horas después de que llegué el día de ayer, estaba dándome una ducha cuando salí del baño y me encontré a mi madre esperándome sentada sobre mi cama.

—Mami... —murmuré, mientras me quitaba la toalla delante de ella porque era mi madre y no tenía miedo de mostrarme desnuda delante de la mujer que me había dado la vida.

—Hmm, señorita, ¿hay algo que tengas para decirle a tu madre? —me preguntó mientras yo me colocaba la pijama para dormir.

La miré con mis ojos mieles.

—¿De qué hablas mamá?

Mamá sonrió desde su lugar acariciándose la coleta que se había hecho para sostener su cabellera miel, como la mía.

—Si sabes quién te trajo al mundo, ¿verdad? —me respondió con otra pregunta.

—Sí, lo sé. Tú mami.

Ella sonrió de vuelta y golpeó la cama para que tomara asiento a su lado y lo hice Mamá me rodeó con su brazo, besándome la mejilla dulcemente.

—Bien, y como yo te traje al mundo te conozco mejor que nadie, Luna Valentina —emitió, agarrándome el mentón con dos dedos y nuestras miradas se enfrentaron, verde contra miel—. Ahora te lo vuelvo a preguntar porque creo que tenemos confianza, ¿algo que tengas para decirme?

Tragué y no me quedó de otra que soltar prenda, aunque mi idea era que tanto papá como mamá, y los padres de mi novio lo supieran todos al mismo tiempo. Fue lo que planeamos Alejandro y yo al decidir cómo le diríamos a nuestros padres que estábamos en una relación más allá de la amistad, pero mi madre me miraba decidida a que le confirmara lo que ella ya sospechaba.

Entonces procedí a decírselo todo. Le conté sobre Gael el muchacho que les dije aquella vez a ella y a papá por teléfono era mi novio y le expliqué un poco por encima, las razones por la que nuestro noviazgo acabó casi sin haber comenzado bien. Luego le relaté desde el momento que me enamoré de Alejandro, todo lo que había sucedido desde entonces hasta que llegó al punto en el que actualmente nos encontrábamos, en una relación de pareja.

Mamá me escuchaba atentamente con sus ojos muy abiertos.

—Ambos nos amamos y nos hemos amado desde hace mucho tiempo —murmuré con una sonrisa de enamorada total—. Nos hicimos mucho daño porque ninguno de los dos se atrevía a confesar sus sentimientos, pues creíamos que no éramos correspondidos el uno hacia el otro y en consecuencia hicimos algunas burradas. Como ya te dije nos lastimamos, pero también estuvimos con personas que no queríamos para buscar de alguna forma, de dejar de pensar el uno el otro y en un amor que a nuestro punto de vista, era imposible. Hasta que un día Alejandro al fin se animó, me dijo lo que sentía por mí, claro con miedo de que yo no sintiera lo mismo, y cuando le confesé que también lo amaba fue... mágico, mami. Desde entonces cada momento ha sido perfecto. Es mi amigo, mi compañero y el amor de mi vida mamá.

En las Estrellas [FINALIZADA]Where stories live. Discover now