Capítulo 5: Tú y yo.

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(CORREGIDA, DIC. 2021)

Alejandro

Pasan de las diez de la noche, y Luna todavía no llega. Fiel a su promesa me envió en un mensaje de texto la ubicación de la fiesta para que me quedara tranquilo, pero no puedo decir que eso haya conseguido tranquilizarme. Solo lo estaré cuando la vea entrar por esa puerta y segura en casa. Lo único que puedo hacer es mirar la hora en mi móvil y rogar para que llegue pronto, no me gusta saberla en un lugar donde no conoce a casi nadie cuando apenas nos estamos adaptando a este lugar. Diablos, no podría soportar la idea de que no volviera a casa justo como se marchó: en una pieza.

- ¿Por qué miras tanto la hora en el móvil, Alejandro? Ah, claro, ya sé, estás preocupado por tu casi hermanita, pero no deberías preocuparte tanto por ella. Es grande y estoy segura de que sabe lo que hace, al igual que cuidarse ella solita. No eres su niñera.

Levanto la vista del móvil al escuchar la voz de Priscila, viene desde el área de la cocina y se sienta a mi lado en el sofá con las piernas bajo el cuerpo. Mis ojos enfocan el cuenco con fresas que trae consigo cuando me dijo que solo iría por agua.

Mierda.

Me paso la mano por la cara mientras la veo llevar a su boca una de las fresas entretanto ve la tele. Joder, sé que eso solo podría traer problemas. Las jodidas fresas son de Luna, ella es adicta a esa fruta en especial; son sus favoritas y casi siempre la verás con una en la boca, además de gustarle cualquier cosa que las contenga. A mí no me gustan, pues me saben aguadas y agrias.

-En primer lugar Priscila, deja esas fresas -le pido, en tono calmado acariciándome el cabello y tiro de algunas hebras entre mis dedos-. Toma cualquier cosa del refrigerador, menos eso.

Me mira, con una fresa a mitad de camino.

- ¿Por qué? Me encantan las fresas.

-A Luna también. Es prácticamente una adicta a las fresas y es ella quien las compra en casa porque a mí la verdad es que no me gustan -murmuro-. Por favor, tú relación con ella no es la mejor y si tocas sus cosas se podría enojar.

Priscila mira el cuenco con las fresas, sus labios se estiran en una sonrisa curveada y me mira.

-Ahora con más ansías las comeré, así me paga lo que me hizo hoy -dice, metiéndose una segunda fresa a la boca, mastica y me enfoca para agregar-: Ella tiró ese jugo sobre mi perfecto cabello. Así se le quita lo pesada y lo odiosa. Sí el que me coma sus fresas la hará rabiar, pues estaré muy satisfecha por ello.

Esto traerá problemas, pienso. Las fresas de Luna son incontables y ni siquiera puedo inventar que me las comí yo, pues ella sabe que no me gustan y que por mí pueden coger mojo en el refrigerador.

-Priscila por favor. -Trato de quitarle ese cuenco, pero ella es rápida y se aleja levantándose el sofá.

-Ya, Alejandro. Solo son unas cuantas fresitas.

Inspiro.

-Qué quieres comer con más deseos ahora que sabes que son suyas solo para molestar a Luna.

Se encoge de hombros.

-Porque me gustan las fresas en primer lugar, y en segundo lugar, porque se lo merece. Es odiosa e insoportable. He intentado ser su amiga y amable con ella, ¿y que recibo? Que se comporte como una perra la mayor parte del tiempo -dice, metiéndose no una sino dos fresas juntas en la boca y me mira mientras las mastica, con diversión en la mirada al saber que eso enojara a Luna.

Aspiro aire forzosamente, sabiendo que no tiene caso.

Por otro lado, me pregunto qué tan verdaderamente son las palabras de Priscila. Me refiero al hecho de que Luna sea pedante y grosera con ella, vale, he estado presente en diversas ocasiones en las que mi novia ha intentado ser amable y solo ha recibido ser ignorada por mi mejor amiga, además de malas miradas, sin embargo, ¿qué ocurre cuando ellas están solas? ¿Priscila es igual de amable con ella o?...

En las Estrellas [FINALIZADA]Where stories live. Discover now