Capítulo 1

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Apenas 23 años de edad y ya soy más responsable que mi hermano quien es el que está a cargo de la empresa que nos dejó mi abuelo que en paz descansa desde ya hace unos tres años. Mi vida apenas empieza y ya me siento peor que una abuelita: muy cansada, debilitada, a veces con muchos dolores de cabeza porque paso haciendo estadísticas, cuentas de las finanzas, verificando que mi hermano no cometa errores con los números de las pocas finanzas que genera la empresa que nos heredó mi abuelito. También le ayudo a mi madre con su pequeño negocio que tiene en casa el cual consiste en una pastelería que poco a poco se está haciendo muy reconocida tanto así, que a ella es la que buscan para hacer pasteles: para 15 años, para bodas, bautizos, aniversarios y para las reuniones o fiestas que hacen los empresarios socios de la empresa que administra mi hermano o mejor dicho yo y, pues, tengo que ayudarla porque a veces se le acumulan muchos pedidos y no me gusta dejarla con toda la carga sola. Sumándole a eso, el pesado de mi novio que se queja de que no le dedico el tiempo que le dedicaba antes, que ya no salgo como antes, que ya no me arreglo mucho y más tonteras: pero él no entiende que tengo que ser responsable con todo lo que hago a por mi familia, ya ni me queda casi tiempo para mí, pero él no entiende eso. 

Cuando tomo el teléfono en un chance que tengo libre veo unos mensajes de Dylam diciéndome que hoy tiene que ir a una fiesta de una de las empresas de su padre en representación de la empresa que él administra (y es de su padre) pidiéndome acompañarlo como su pareja que soy, pero se molesta cuando le digo que hoy tuve un día muy pesado como para salir a desvelarme más de lo que ya lo hago, le sugiero que le diga a su secretaria que lo acompañe y que me disculpe por no poder acompañarlo esta vez. Pero lo que me espero no se hace esperar mucho: se molesta y comienza a ofenderme no con malas palabras sino con las tonteras de siempre: ‘‘nunca tienes tiempo para mí’’ estoy y me siento tan cansada que no tengo tiempo para estar discutiendo con un niño. Él si puede discutirme, pero cuando yo me molesto por verlo en fotos, no con una, sino que con dos chicas, una besando una de sus mejillas y la otra besándole la otra, yo no tengo que decir nada, pero él sí puede molestarse porque yo siempre estoy cansada y no quiero salir con él. Por muy importante que sea su situación él tiene que entenderme así como yo siempre trato y busco cómo entenderlo a él.

—¿Qué tiene la niña de mi alma? —me pregunta Jasón apareciendo y acercándose me abraza y me limpia el sudor de mi rostro.

—Nada —le contesto cortante y le quito sus manos de mi rostro.

Gracias a Dios decide no volver a preguntar por ahora qué es lo que me tiene mal, molesta, triste, todo un caos, tan pensativa y fuera de mí, pero sé que cuando se entere que es por el tonto de Dylam se molestará como siempre lo hace cada vez que me pongo deprimida por él. Porque bajo mi nivel laboral y cambio rotundamente de una manera tan rápida y sin ninguna explicación. Él ya se tendrá que imaginar que es porque Dylam me ha hecho sentir así: por su forma de ser, su cero compresión, su posesión que ha estado presentado para conmigo ultimadamente, sus celos irracionales, y eso en realidad me afecta porque lo amo, pero el que me toque de maneras fueras de las que yo no le permito aun, y que luego se disculpe y se justifique que es por el deseo, me está dando miedo, estoy empezando a desconocerlo, ya no son besos y caricias timadas como al inicio de la relación, ahora me mira con deseo y me quiere poseer de verdad y de maneras con las cuales yo no me siento bien.

—Es por Dylam, ¿verdad? —me pregunta mi hermano mientras maneja rumbo a casa en silencio absoluto y solo suena la canción del titanic en la radio del auto.

El tono en que me habla me da inseguridad de contarle lo que pasó, pues suena molesto por algo, pero sé que jamás me alzaría la voz o levantaría la mano, pues él nunca lo ha hecho.

—Lo que pasa… —me pongo nerviosa y callo.

—Ya sé que es lo que pasa —alza la voz mientras maneja, pero sé que no está molesto conmigo ¿o sí lo está? —. Él ya me lo dijo y me exigió que no te diera tanto trabajo para que pudieras pasar más tiempo con él —dice molesto —. Pero no lo dejaré pasar más tiempo de lo necesario contigo a ese bueno para nada —dice para luego callar.

Como sé que está caliente prefiero callar y cambiar el tema.

—Espero hayas revisado todos los documentos que te dejé sobre tu escritorio, hermanito —le digo mientras le acaricio el rostro para calmarlo un poco, pero él me quita la mano de su mejilla, así como lo hice yo hace unos momentos en la oficina.

Me duele cómo me rechaza la caricia que le estaba dando, pero me contengo las ganas de llorar que me provoca el sentirme rechazada por mi hermano solo por estar molesto conmigo por el estúpido de Dylam. Pero yo sé que está más molesto conmigo por dejarme tratar así por él, ya que a mi hermano, Dylam no le agrada ni un poquito y lo detesta cada día más cuando me hace llorar, pues a mi hermano no le gusta verme llorar y cuando es por Dylam se molesta mucho y dice que se las reserva todas para un día cobrarle las lágrimas que le ha hecho llorar a su princesa, o sea yo, por la forma tan mal que me trata, y siempre me recuerda algo cuando intento defender a Dylam de él ‘‘primero son los gritos, luego las infidelidades, luego los golpes y después la muerte’’ y en todo tiene la razón, pero no sé qué hacer, no por ahora, y en el fondo espero y deseo que Dylam sea diferente y no como mi hermano siempre lo describe a él como un abusador dormido que despertará en un pronto.

Ruego a mis adentros que algún día Dylam cambie y deje de ser así conmigo, que cambie para bien, que me apoye, que me comprenda, porque al igual que yo trabaja en una empresa, es más, él es como el jefe, lo que le da más prioridad, pero con él es al revés tiene más tiempo que yo hasta para embriagarse cada fin de semana o, cada que puede entre semana. Él dice que yo no tengo tiempo para él, pero él ni siquiera pregunta cómo me siento al respeto o si ando bien, si lo extraño, porque lo hago cada día. No le importa eso está claro ya, pero soy tan testaruda que no lo acepto, y le continúo dando una y que otras oportunidades rogando que a la próxima de verdad cambie, pero como mi hermano dice “solo empeora” con cada día que transcurre.

Y, cuando viene a ver mi hermano tiene razón y termino como otras; aguantando golpes solo por soñar lo imposible, debería dejarlo… y hacerle caso a mi amiga, Amanda “Hay amiga deja de aguantarlo porque tú andas llorando por no poder complacerlo y él anda a los pies de una zorra que sí se lo da’’.

Solo deseo que él me comprenda… solo deseo a un compañero que me comprenda, me apoye, me abrace mientras me dice que me ama, me haga mansajes cuando llego cansada, me diga que soy suya… Dylam me lo dice, pero por alguna razón no me gusta cuando él lo dice, lo hace de una manera como haciéndome saber que soy un objeto personal, su objeto, un juguete pasajero, un juguete que tarde que temprano echará a la basura si no le da lo que quiere y, peor él no entiende que él no va a conseguir nada con tener relaciones todos los días conmigo, porque yo siento que si le cumplo ese deseo nuestra relación empeorará y va a querer tener siempre encuentro conmigo, y yo no quiero una relación en la cual solo nos veamos para tener relaciones, que cuando hablemos tengamos que hablar de la última vez que uno lo hizo con el fin de repetirlo pero más intenso.

Por eso no quiero terminar con Dylam, porque siento que si lo hago se enojará mucho y si lo hago y me enamoro de un chico peor que Dylam no creo poder aguantarlo. Estoy empezando a odiar el amor, no creo merecerme lo que me sucede. Yo me merezco un amor bonito. Sueño con que si me voy a entregar a un chico que sea uno que de verdad me quiera y no me lastime, peor empiezo a creer que eso es solo una bonita fantasía.

¿Seré Suya? 1° ParteWhere stories live. Discover now