Capítulo 23

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Me he dado un beso con Kris... aún no puedo creerlo. Yo duermo abrazada a él, no separados como normalmente hacíamos sino en la misma cama los dos pegados: tengo mi cabeza sobre su pecho, puedo escuchar su tranquila respiración y su corazón, está profundamente dormido.

Me levanto sin hacer el mínimo ruido para no despertarlo, me doy un rápido baño para después ir a la cocina y empezar a hacer un rico desayuno; el cual consiste en unas tostadas con mucho queso, pepperoni, un jugo de naranja agria: lo que espero y le guste.

En cuanto termino de preparar el desayuno, me dispongo a preparar la mesa, servir los jugos en unos vasos de vidrio. Y, mientras lo hago todo siento las grandes, fuertes y sensacionales brazos de Kris rodear mi pequeña cintura con delicadeza.

—Huele delicioso —susurra coqueto en mi oído.

—Y sabe cómo huele —susurro también.

—Eso hay que verlo entonces —responde sonriente para soltar mi cintura y sentarse en la mesa.

Le preparo el plato suyo con dos tostadas, el mío con tres (sí como mucho, y Kris muy lento).

Al empezar a come que, ya me he comido dos tostadas y estar con el tercero, Kris ya ha acabado con sus dos tostadas y estoy atónita.

—¿Qué pasó? No se supone que comes lento —interrogo sorprendida.

—Había hambre y estaba delicioso, quiero más —dice con voz tierna.

No puedo evitar esbozar una sonrisa.

Me levanto de mi asiento para ir a la cocina a preparar dos tostadas; aprovecho y me preparo uno más para mí también.

—Eres una glotona —me dice.

—¿Qué? —suelto súper sorprendida.

Se me acerca y me acaricia la mejilla. Quedo embobada por su acto, hasta que levanta el dedo y me enseña que tengo cachú en mi mejilla, yo solo introduzco su dedo en mi boca para así lamerlo.

—Que traviesa, Daniela —me sonríe.

»Que bella sonrisa tienes» pienso.

—Te das cuenta muy tarde —le sonrío.

Entro la tostada coquetamente en mi boca.

—No hagas eso a menos que no quieras que te coma —amenaza.

—Suena delicioso —suelto para lamer la mayonesa que cayó en mi camiseta, en la zona de mis pechos.

Él rodea la mesa en un movimiento súper rápido me levanta de mi asiento para luego sentarse en él y posarme a mí en su regazo.

—Te dije que no lo hicieras —suelta coqueto.

Para luego devorar mis labios como si no hubiera un mañana...

Gimo sobre sus labios.

Baja esos deliciosos labios a ese lugar donde anteriormente cayó la mayonesa, remueve la camiseta para lamer ahí y según limpiar bien ese sitio. Mientras yo lo tomo con mis manos, alzo su rostro y lo beso, pero él lo que hace es devorar mis labios a un ritmo que no consigo seguir.

Gimo cuando me muerde juguetón.

Para seguir su juego, para yo también devorar sus labios con deseo hundo mis dedos en su pelo para después aferrar mis dedos a ellos y echar su rostro hacia atrás de un solo jalón. Consigo un gemido de su parte y una bella sonrisa. Le gusta este juego, le gusta cómo devoro su cuello, cómo acaricio su pelo, cómo nos besamos con hambre. Meto mis manos en su camiseta hasta su pecho pecho, empiezo a tocarlo en esa zona tan bien trabajada y sus brazos.

Le quito la camiseta con su ayuda. Acaricio su espalda luego mientras dejo que él me bese el cuello con tanta atención.

Gime una vez más.

Se siente tan bien. Cómo él dibuja mis caderas con sus manos, cómo acaricia mi pelo, cómo besa de delicioso; el sabor rico del cachú que hay en su boca. Cómo él me toca con delicadeza y cómo me besa me lleva a otro mundo donde solo estamos él y yo disfrutando el uno del otro. Es simplemente fascinante, me alegro de no haberme entregado a Dylam antes.

Por alguna razón me entran ganas de besar ese pecho tan bien trabajado: y lo hago bajando mis besos de su cuello a su pecho para degustarlo chupando, y besando sus pectorales, y mordiendo dulcemente sus tetillas haciéndolo formar una mueca de deseo. Bajo de nuevo mis besos a su vientre bajo para besarle el ombliguito con ternura haciéndolo formar una preciosa sonrisa en sus labios mientras que, con mis dedos indice, ambos los introduzco bajo su ropa baja y juego con el tirante de su bóxer mientras roso, hundo los dedo en esa parte de piel tan sensible, caliente y suave.

—Basta, cariño —me suplica con voz ronca.

Me toma de las caderas, me recuesta sobre la mesa y empieza ahora él a devorarme...

Muero lento con esa lentitud que entra su mano dentro de la camisa que llevo puesta de él. Esa camiseta que me llega hasta los muslos, hace un recorrido de caricias desde mi tobillo hasta mi muslo, justo deteniéndose en mis gluteos, ese recorrido se siente como una corriente eléctrica que pasa por todo mi cuerpo. Entra la mano en la camiseta, la sube para besar mi ombligo y dejar un montón de besos mojados en mi vientre, pasar a mi muslo y besar ahí también para volver a subir a mi cuello, besar con deseo, mientras yo siento como mojo mi braga.

Me canso de que me mate con la lentitud que me devora, tomo sus cachetes para llevar esos deliciosos labios a mis ansiosos labios. Siento como gime sobre mis labios al yo pegar mi intimidad a la de él la cual forma un gran bulto detrás de sus pantalones.

Llevo mi mano a ese sitio y lo aprieto con delicadeza provocando que suelte otro gemido sobre mis labios. Un gemido que devoro moviendo mis insaciables labios sobre los de él.

Me he vuelto adicta a él.

Bajo mis labios a su cuello y él al parecer no me quiere dar las riendas por lo que me toma del pelo y besa mi cuello provocando que un gemido quiera salir de mis labios el cual detengo mordiendo mi labio inferior. Pero al parecer no lo consigo, pues me saca un gemido al tomar mis nalgas sobre sus dos grandes manos.

Pego mi intimidad a él dándole a saber por señas lo que desea mi cuerpo con ansias.

—¡Que no, Daniela! —suelta al yo pegar su erección a mi mojada intimidad.

Yo solo lo miro.

—¡Basta! —pide serio.

Se baja de mí y se retira a la habitación mientras yo me quedo  sobre la mesa sin entender nada.

¿Qué fue que hice para que se molestara conmigo?, ¿acaso no quería...?, ¿no soy lo suficientemente bonita para él?, ¿oh qué, mi cuerpo no le atrae lo suficiente...? ¡Aaah...! ¡Su actitud me confunde!

¿Seré Suya? 1° ParteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt