Capítulo 33

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Me despierto por la alarma, me meto al baño de una para darme un bañito rápido, pero salgo por el celular que suena avisando una llamada.

—¡Halo! —Contesto sin alzar mucho la voz.

—¡¿Ah donde diablos has ido, Daniela?! Despierto y no te encuentro por ninguna parte —su fuerte grito muestra lo molesto que está.

Lo único que hago es cortar la llamada y volver al baño; antes pongo el celular en silencio.

Termino de bañarme y cambiarme, después de como mucho veinte minutos, ahora me encuentro en dirección al aeropuerto. No me desayuné y el celular no ha parado de vibrar por las llamadas de papá.

Sé que está arrepentido por lo de anoche pero yo ya decidí empezar de nuevo, por cuarta o no sé cuántas veces ya he repetido esto. Le saco el chip al celular para que le dejen de entrar las llamadas, me dirijo a dentro del aeropuerto.

Después de hacer lo normal: mostrar el boleto, decir por qué voy a Florida, entre otras cosas, como dar las maletas y dejar que me revisen por precaución de llevar algún arma o drogas me permiten montarme en el avión. Al montarme y sentarme al lado de una ventana, me relajo por completo. Mi cabeza está más tranquila. No tengo ninguna molestia o preocupación, tal vez es porque estaré más lejos de mis problemas.

Estaré empezando desde cero y sola por lo que estaré más tranquila. Mi padre no estará apoyándome por lo que es una desventaja, porque planeaba empezar con su ayuda y sus socios, pero resultó un fracaso como con Kris y Dylam..., en verdad no sé por qué siempre debo pensar en ellos y arruinar este modo mi paz.

—Hola —dice una voz masculina y dulce.

Un chico guapo, de ojos color verde, estatura un poco más alto que Kris, pelo bonito, con piel blanca y a simple vista suave. Está vestido formal: chaqueta, camisa y corbata. Se ve guapo pero no más que Kris, obvio.

—Hola —respondo después de observarlo medía hora.

—¿Puedo? —señala el asiento vacío a mi lado.

Estoy sentada sola al lado del ventanal.

—Claro —respondo amablemente.

Después de permitirle sentarse a mi lado no chocamos palabra alguna entre quince minutos más o menos. Me pongo los audífonos, me pongo a oír música para relajarme un poco. Su presencia me mantiene alerta y fuera de mis pensamientos donde me maltrata el recuerdo de Kris, Jasón, mi mamá, Dylam, la novia de Jasón, la novia de mi papá y mi papá claro.

—Disculpe —dice en voz baja o más un poco alta para que le escuche entre la música.

—¿Eh? —Respondo distraída. Me quito los audífonos y lo veo.

—Disculpe, ¿dijo algo? —Digo apenada.

—Quería saber si tenía otros audífonos, disculpe las molestias, es que deje los míos —sonríe.

Se ve tan guapo sonriendo.

—Si claro —le doy unos audífonos de cable. Por suerte siempre llevo varios conmigo.

—Gracias —suelta aun con la sonrisa.

Miro por la ventana entretenida con la música en mis audifonos de casco con cable.

—¿Qué tipo de música te gusta? —Me pregunta suavemente.

—¿Qué? —cuestiono sin entender.

Siempre pongo la música a tope.

—Dije: ¿que cuál es el tipo de música que te gusta? —Repite tranquilo.

—Me gusta la salsa —sincerizo.

—Que bien —suelta sonriente.

—¿Y a ti? —Activo mi modo mega curiosa.

—Me gusta el rap, el reggaetón y un poco la bachata rápida —dice normal.

Me sorprende su gusto mezclado.

—También me gusta la bachata —le confieso.

Nos la pasamos haciéndonos preguntas hasta que me quedo dormida.  Me despierto cuando siento algo mojado en mi cuello, algo acariciar mi pierna derecha y me espanto.

—Todos duermen —susurra.

—¿Que qué haces?

—Es que te veías muy linda dormida, y eso me despertó a mi amigo —confiesa divertido.

Quito su mano de mi pierna y me levanto en dirección al baño. Al llegar me miro el cuello en el espejo del baño: el muy maldito me quería hacer un chupón. La sangre me hierve al solo pensar tener una marca de un desconocido, me empiezo a pasar jabón en ese lado con el fin de limpiarme su asquerosa baba.

De repente se abre la puerta. No es ni más ni menos que él mismo parado en la puerta, ahora lcierra puerta quedándose dentro, se dirige hacia mí.

—¿Qué haces? —Cuestiona disgustado.

—¿Tú qué crees? —Respondo ignorando su presencia. Simplemente le doy la espalda y continúo limpiando mi cuello.

—¿Te quitas mi esencia? —Cuestiona molesto.

—Exacto —suelto ya cuando acabo.

Siento sus brazos en mi cintura apretarme a su pecho bien trabajado (no tanto como Kris claro), siento como hunde su nariz en mi cuello.

—Hueles también, joder —lame ese sitio.

Qué asco, ¡que asco me da!

En un movimiento ágil me doy vuelta en mis talones y le propino una fuerte cachetada en la mejilla, en un pulso inhumano que no es común en mí, le doy una fuerte patada en su disque amigo.

—Para que tu amigo también no se quede sin su premio por atrevido —le digo cuando miro que está en el suelo revolcándose de dolor…

—Suéltame —le digo molesta cuando estando en el suelo con ayuda de una mano me toma de mi pierna derecha para que no me vaya—. Dije... que me sueltes, imbécil —me giro nuevamente y sin pensarlo le doy a comer mi zapato en la cara de niño bonito que tiene, la sangre, y morados vomienzan a hacerde visible ahora en su rostro dejándole levemente inconsciente y sangrando de su nariz.

Salgo del baño y voy a buscar al capitán o piloto o cómo diablos se llame aqurl hombre para explicarle la situación.

—Pago por un viaje seguro, y conmigo vuela un violador que está ahora desangrándose por una patada que le metí en defensa propia por su intento de violación mientras dormía, y él estaba a mi lado tocándome y besándome el muy maldito degenerado…

—Mentira, ella es una ofrecida y pues yo solo la complací, pero después se le metió el demonio y mire como me dejo el rostro —dice histérico el maldito sínico.

—Lo siento, esto no podremos resolverlo aquí, pues vamos volando, esto lo resolverán en tierra con ayuda de la policía…

—Disculpe, pero este hombre tendrá que responder ante mi novio y tendrá también que explicarle su intento de violación a él, a sus abogados y sus amigos policiales y, su madre que es una gran jueza en el país —le invento todo eso al capitán y este solo abre los ojos hasta más no poder—. Usted y este cochino degenerado deciden, yo no puedo perder mi vuelo menos por responder ante autoridades, cuando es obvio lo que pasa aquí, cuando tengo que estar en una junta muy importante y muchas actividades de las empresas de mi novio, que por cierto su nombre es Kris Maslow —les disparo su nombre sin yo saber su grandeza, pero sé que si a Kris lo llaman señor es porque es grande, no sé cuánto, pero es grande…

—Disculpe el importuno, y discúlpeme con su novio, señorita —dice el capitán apenado y le pide al hombre que no se me acerque más y le advierte que automáticamente bajando del avión quedaría detenido él y yo podría irme en paz claro.

¿Seré Suya? 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora