Capítulo 8

55 12 36
                                    

Kris me lleva a cenar a un restaurante muy bonito, me imagino que hace esto porque le caigo bien. Aunque yo no sé por qué le tengo tanta confianza o por qué me siento con esa confianza.

Al bajarnos del auto él me guía hacia nuestro asiento que al parecer ha reservado nuestro lugar mucho antes.

—¿Qué te parece el lugar? —me pregunta con una sonrisa en su rostro.

—Es muy bonito todo —le contesto aun boba por todo. Pues el lugar es cómodo y un poco elegante, pero no tan a lo extravagante.

—¿Qué gustan comer? —nos pregunta un mesero.

—Aun no nos hemos decidido —le contesta Kris.

—¿Gustan algo de tomar mientras se deciden? —pregunta el mesero amable.

Kris me mira como tratando de preguntarme con la mirada qué quiero yo.

—Por mí un vino tinto no estaría mal —digo mirándolo a los ojos.

—¿Usted señor? —pregunta el joven.

—Lo mismo que ella, por favor —le pide viéndome igual a mí.

Y con eso se retira el mesero.

—¿Entonces te gusta el vino tinto? —me pregunta con una sonrisa viéndome fijamente.

—Pues sí, pero no tomo mucho que digamos —le soy honesta.

Pues no soy de las personas que toman mucho alcohol.

—¿No eres muy resistente a él o...?

—Simplemente no le soy fan —soy honesta.

—Bueno ¿Y qué más debería saber de usted? —dice tomando de su copa que nos habían traído lo pedido.

—No hay mucho que saber en verdad —le digo mientras igual tomo de mi copa.

—Yo creo que si hay cosas que puedo saber —sigue el ritmo de mis palabras tomando su copa de forma elegante.

—¿Así? ¿cómo qué? —juego con él.

—No sé tal vez su comida favorita o color favorito.

«Qué bien sabe jugar».

—Bueno, sobre mi comida favorita; es la pizza, la que hace mi abuela y, el helado de vainilla con chispas de chocolate, es lo que me fascina. Mi color favorito es el azul turquesa de río —contesto sonriendo por lo loco que se está tornando la conversación.

—Interesante —dice para luego tomar de su copa—. Ese es un color precioso, se puede hallar en gemas.

—Jejeje ¿y a ti que te gusta hacer? —pregunto para también saber de él.

—Toco el piano —sonríe.

—¿Es en serio? —pregunto emocionada por estar frente a un pianista.

—Sí —contesta sin borrar su linda sonrisa meneando su vino en la copa.

—Oh, me encantaría algún día escucharte tocar —dejo que mi emoción salga.

—Algún día me veras tocar te lo prometo —se sonroja.

—Por cierto, ¿tienes novia?

«Aaah... ¿Qué diablos hago yo preguntando eso? Me estoy pasando con su confianza».

—No y, ¿tú? —pregunta un poco coqueto.

—Ella sí…

Kris y yo dirigimos nuestra mirada a Dylam, ¿qué rayos hace aquí?. Joder, sabía que no era una buena idea salir con Kris.

¿Seré Suya? 1° ParteWhere stories live. Discover now