Capítulo 29

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El dolor de mi pecho es señal de que mi corazón está destrozado no me deja ni respirar y me estoy asfixiando a mí misma con los pensamientos que tengo en mi cabeza. Aun en mi memoria tengo los corazones y los mimos que se decían, principalmente el nombre con el que Kris tiene agregada a esa mujer, en segundo el apodo tan cariñoso con el que él se dirige a ella cuando a mí no me ha puesto uno: pero ni por joder.

—Daniela... ¿Dónde estás, cariño? —Me llama a eso de las siete de la mañana: que es cuando se levanta.

Yo de por si leí no solo leí los mensajes que están en su teléfono, rápidamente y ágilmente, hice una copia de seguridad y me lo pasé a mi teléfono para hablar con pruebas: luego los borre.

—No pude dormir —le digo con voz seria, pues yo ya no voy a llorar, menos a por él que le hablo una vez entra a la cocina

—¿Por qué cariño, si ayer venias muy cansada y dormida? ¿Por qué no pudiste dormir? —Cuestiona para tratar de acercarseme. Yo de inmediato extiendo mis brazos de inmediado pidiéndole espacio.

—Estamos hablando, no estamos para darnos mimos, es más no creo que jamás volvamos a estarlo después de lo que tenemos que hablar —le digo con voz seria, partida de dolor por dentro, pero seria por fuera. Seria para él.

—No entiendo, cariño —dice con un rostro de sorpresa.

—Saca tu celular y mira en el tuyo, yo en el mío, entra a tu cuenta de WhatsApp en el contacto que tú tienes como ‘’princesa’’ y conversemos sobre la conversación que tú tienes con esa tipa ahí, que yo tengo aquí, después te explicass y yo tomo mi decisión…

—¿Qué hacías viendo mi celular? —Interroga molesto.

Al instante me sorprendo por su pregunta, pues me esperaba que se pusiera a llorar como un bebé o por lo menos que se pusiera nervioso y comenzará a tratar de justificarse, sudar, temblar, se pusiera nervioso al sentirse descubierto, y todo eso, pero no, él más bien está molesto, tqlnvez furioso por descubrir su secreto que me estaba ocultando desde hace dos días que viajamos aquí…

—No. Mejor no digas nada, gracias le doy a la educación de mi madre de enseñarme que una mujer debe darse a respetar, que no debe abrirse de piernas al primer patán que dice te amo, te quiero, eres lo mejor de mi vida, daría todo por ti, te bajaría la luna y las estrellas, y todas esas mierdas, gracias por hacerme ver que tú también eres un patán antes de haberme entregado a ti. Ah, tranquilo no digas nada, yo sola me voy…

Soy callada por el portazo de salida de Kris de su propia casa. Yo tomo mis cosas con lágrimas en mis ojos, prometí no llorar por él, sin embargo aquí estoy en lágrimas desbordadas que quieren derramarse sin parar por lo que me hizo. Es mejor así, así no cargo nada de él ni en mi cuerpo, ni en mi interior, mientras preparo mis maletas y las monto en mi auto, veo que el auto de él no está, de seguro huyó como el cobarde que es.

Cuando estoy por marcharme decido escribir una carta, pues aun había muchas cosas que decirle a ese patán.

Cuando termino de escribir la carta la meto en mi bolso y comienzo a conducir. Me dirijo nada más y nada menos que a la empresa donde se supone que si todo salía bien está semana, iba a venir yo con él a conocer a la gente con la que él trabaja y a conocer lo que se hace en su empresa, pero ya que el señorito me salió un puto que se quede con su empresa, yo buscare a otro empresario que me ayude con mi experiencia en este mundo y me asesore con más profesionalidad, sin mentiras y tal vez hasta me ayude a enamorarme de él, me ayude a olvidarme de este patán de mierda que es Kris.

—No, enserio no puedo interrumpir al señor Maslow —dice la secretaria de tetas y cara y todo postizo que con solo verla me arde la vida, también me la imagino con él cogiendo.

No le contesto nada, me ideo un plan para conocer a señorito misterioso.

—Disculpa, la verdad es que ando aquí de parte de una de las empresas que estamos por hacer tratos con él. Quería hacerle unas cuantas preguntas si usted me lo permite, y tranquila puedo asegurarte que todo quedará confidencial, no me volverás a ver, no revelare tu nombre a mis jefes y ellos con lo que tú me digas lo estudiarán, verán si hacen negocios con él así tu y yo no salimos embarrada en su victoria o su fracaso —le informo a la chica. Espero que acepte.

—¿Llevara mucho tiempo sus preguntas, señorita? —me pregunta algo nerviosa la chica.

—No más de diez minutos, querida, te lo prometo —le digo con una sonrisa en los labios.

Al terminar la entrevista le pido a Maritza un tremendo favor y es que le entregue la carta a Kris a lo cual ella acepta gustosa. En eso las puertas se abren, los empresarios comienzan a salir uno por uno, al final de ellos alcanzo a ver al idiota de Kris tomado del brazo de una mujer hablando con dos empresarios: uno más joven que el otro, este joven se come de pies a cabeza a la chica que yace colgada del brazo de Kris, mientras este conversa concentradamente con el señor mayor, pero tomado del brazo de esa chica hermosa y de su casi mismo tamaño, mucho más bonita de lo que yo podría llegar hacer…

—Bueno, el señor ya casi sale, señorita ¿Quisiera entregársela personalmente? —Me habla Maritza.

Me limpio ágilmente unas lágrimas que se me derramaron.

—No muchas gracias Maritza, no tengo tiempo para esperar que el señor se desocupe, el entenderá el mensaje de la carta, yo debo retirarme, fue un placer a verte conocido y gracias por todo, adiós —le digo y salgo sin mirar a atrás solo alcancé a sentir cuando los ojos de Kris vieron mi espalda, solo espero que no haya descubierto que era yo la que había ido a decirle adiós cobardemente en una carta, a pedirle que no me buscará más, que fuera feliz con su noviecita. Diciéndole que yo lo sería sin él, lógicamente le confesaba lo que sentía por él, lo que poco a poco se estaba convirtiendo en amor, al menos a tiempo se mostró y pude abrir mis ojos.

¿Seré Suya? 1° ParteWhere stories live. Discover now