Capítulo 26

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A las 12 en punto de la madrugada llegamos al aeropuerto. Kris se encarga de que lleven nuestras maletas al avión y de enseñar los pasaporte. Ahora nos encontramos sentados en el avión yo al lado de la ventana y Kris igual al frente mío.

—¿Tienes sueño, Daniela? —Me pregunta Kris mirándome de repente.
Desde que nos montamos en el avión no ha soltado el celular por alguna razón.

—No —suelto natural.

Aunque en verdad deseo llegar ya a Canadá a dormir. No quiero dormir en el avión me recuerda las pesadillas que tuve al viajar con papá.

—¿Estás segura? —Insiste. Y no suelta el puto celular ¿Con quién tanto habla?, quiero saber.

—Sí, se puede saber ¿con quién hablas? —Le pregunto de una.

Sé que fue muy grosero, pero deseo saber, no ha soltado el celular ni un segundo ni para ir al baño.

—Una socia —contesta con tranquilidad.

Siento cómo la sangre se me calienta al instante.

—"Una socia" ok —estoy sintiendo las ganas de destriparla a esa..., quien sea que sea.

—Sí, ¿segura que no quieres dormir? Puedes dormir en la cama —suelta sin mirarme.

El que no me mire me enfurece muchísimo, ¡deseo esos bellos ojos sobre mí.!

—Está bien —suelto, y me levanto para ir a la pequeña habitación con una enorme cama en el medio.

Me tiro en esa colcha suave y me pongo a pensar en lo que haré al llegar. Si, a las vacaciones se les deberán dar pausa ya que Kris tiene mucho trabajo, al igual que yo, que he abandonado mi empresa mucho tiempo, y debo armarme de valor y arrebatarle a mi hermano la empresa de mi abuelito la cual me pertenece. Miro el techo como si algo grandioso hay en él...

Todo está oscuro, por alguna razón no se oye nada. No encuentro a Kris por ningún lado. Me duele la cabeza como si una estampida de gorilas hubiera pasado por ella.

—¡Kris! ¿Dónde estás? —lo llamo sin parar.

Nada...

—¡Kris, amor!

... Nada...

—¡Kriiis!

... Nada...

—¡Ya sal!

... Nada...

Me está asustando.

—Kris. Cariño, sal. Por favor, esto no es nada divertido —digo preocupada.

Camino y camino, pero solo veo una oscuridad incómoda, frustrante y ni un solo rastro de Kris.

—Ya debe de haber muerto, ha perdido muchísima sangre —escucho la voz de un hombre.

Corro buscando al dueño de esa voz.

—La chica vivirá —indica otra voz, igual de un chico.

Camino, camino y es como si de algún modo la oscuridad se desvaneciera y le diera paso a la luz y me mostrará a Kris y los dos hombres. Kris está en una camilla con sus bellos ojos escondidos entre sus párpados, su pecho a la vista de todos ya que la camisa yace rota.

Los dos hombres al parecer son enfermeros o algo así. Kris está muy mal herido. Hay sangre por todo su cuerpo, yo yazco en una camilla también ¿Qué?, ¿qué hago yo en una camilla? ¿Qué ha pasado?

Veo a mi alrededor y todo está destrozado, estamos en un tipo de bosque o isla o que se yo. El avión está votando fuegos a un lado, es como si se hubiera caído del cielo, pero... ¿Cómo es eso posible? Hay árboles incendiados aun y unos hombres lo apagan "bomberos" supongo, pero ¿Cómo pudo a ver pasado todo esto? Tengo que estar soñando. Si, eso tiene que estar pasando, pues estoy muy cansada...

—El chico morirá —suelta uno de los hombres preocupado.

No... no.... No, cris no se puede morir.

—Claro que sí, Daniela —suelta alguien tras de mí.

Me giro y me topo con el muy imbécil de Dylam.

—Tú. Tú tienes algo que ver, ¿cierto? Tú fuiste el que hiciste todo esto —escupo molesta.

—Cierto, sabía que eras muy inteligente. Pero en verdad no pensé que te metieras con otro hombre sabiendo que eres solo mía —me suelta una fuerte bofetada en el rostro.

Caigo al suelo con su golpe. Me ha pegado otra vez.

—Dylam..., pero no tuviste que hacer eso.

—Si te hubiera dicho que lo dejes ¿Lo hubieras hecho? —suelta muy cerca de mi cara—. Se honesta, Daniela —dice cerca de mis labios.

Me alejo de él.

—No —lo suelto seria—. Pero si me hubieras dicho que harías esto... Si —le confieso triste.

—Daniela, se consiente que todo chico que se acerque a ti acabará muy mal —suelta acercándose lentamente.

—No le hagas daño —le suplico.

—Ven a mí y lo dejaré vivir —me besa la mejilla.

Me limpio la mejilla donde me besa—¿Lo dejaras en paz? —Pregunto nerviosa.

—Si él no trata de recuperarte, si. Pero, si intenta algo... será su fin —esboza una sonrisa—. Sabes qué mejor lo hago ahora para acabar con la molestia —saca una pistola.

—No… déjalo. Me iré contigo, lo haré —suplico con las lágrimas bañando mis mejillas.

Le pega dos tiros; uno en la frente y otro en el pecho.

—¡No! —grito con desesperación—. ¡Kris! —grito—. ¡Kriiis! —lloro mientras grito—. Yo te amo, no me dejes.... —suplico muerta del miedo. Suplico en su pecho que habrá los ojos, pero no lo hace.

—¡Kriiis! —me rompo al no oír su corazón latir más.

Siento cómo me mueven del hombro, cómo me pesa la vista y el pecho, y la garganta me duele a horrores. Mis párpados se consiguen abrir para que lo primero que mis ojos vean sean los bellos ojos de Kris.

—Solo fue una pesadilla —me acaricia la mejilla,  me limpia las lágrimas y sudor mientras susurra—. Intenta dormir, es tarde —suelta para después darme un beso en la frente.

—No —lloro y me aferro a su brazo.

—Dormiré contigo —avisa dulcemente. Y así se recuesta a mi lado abrazando mi cintura dándome seguridad, así consiguiendo que me duerma con una canción que canta suave en mi oído de no sé cuál.

»Qué sería de mi sin ti Kris, no me queda más nadie que tú».

¿Seré Suya? 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora