Capítulo 31

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Mis dedos tiemblan mientras le escribo un mensaje de texto a Adam pidiéndole que vaya a la casa de Kris urgentemente, claro que por nada del mundo le cuento lo que pasó y antes de irme volteo a ver como por encima vez a Kris aun desangrándose en el suelo.

—De verdad, lo siento… nunca quise que esto pasará  —le digo en sollozos antes de correr a mi auto y huir de aquel lugar para tratar de enterrar este pasado con irme.

Yo sé que este acto no se quedará así y que podría ir a la cárcel, o cosas así, pero es mejor que me vaya por ahora aunque tarde o temprano la justicia dé conmigo. Soy consciente de que endré que responder por lo que le hecho, no contra Kris sino contra un empresario tan poderoso a como lo era Kris.

Manejo el automóvil estando muy nerviosa por la calle y en mi mente los pensamientos de entregarme yo misma no me dejan en paz, no tengo que estar huyendo sino enfrentando este problema como toda una dama, debo hacerlo con valor y sin temor, pero el temor es lo que más me invade ahora y es la única opción que miro clara; esa opción es huir como la cobarde que soy.

—Eres una impulsiva, eres muy violenta, eres igual a tu hermano, igual a Dylam, eres igual a tu padre; eres igual a tu familia. Es por eso que te tratan tan mal hoy en día, es por eso que no te soportan ni te soportaran nunca. Yo te di amor Daniela, amor y cariño, y tú por celos enfermizos como adolescente me has mandado al hospital…

Me despierto de mi sueño, aunque en realidad no estoy dormida, pues voy manejando en plena carretera limpia rumbo al aeropuerto, rumbo a Madrid donde mi padre me dijo que podía ir a ver la empresa de mi abuelito y comenzar a trabajar en ella cuando quisiera para poder levantarla.

Cuando la soledad en el auto me invade, me llena, dejo que las lágrimas vuelvan a bañar mi rostro y en la señal donde dice doble en ‘‘U’’ no solo una vez siento el deseo de obedecerla y regresar a por Kris y suplicar su perdón por el daño que le hice, por tratarlo como a un patán, como a un puto cuando en realidad no lo es, en el fondo sé que no lo es, pero no puedo regresar pues lo que yo  he hecho es mucho peor que lo que él supuestamente mi cabeza loca me hizo.

Cuando llego al aeropuerto entrego todos mis papeles, raramente y misteriosamente me siento un poco más tranquila y ya he dejado de llorar. Ya no hay voces en mi cabeza, no está más bien la voz de Kris diciéndome que soy una impulsiva, ahora son mis propios pensamientos los que me lo dicen. Soy yo misma la que me señalo que estoy loca, que soy una desquiciada compulsiva.

—Señorita, es hora de abordar —me informa una muchacha amable.

Cuando estoy subiendo por la escalera del avión volteo a ver atrás, mi país, mi nación, y como si fuera de película en las copas de los bellos árboles, en las nubes del cielo miro los rostros: de mi madre, de mi hermano y de Kris.

—Perdónenme por todo el daño que les he causado, es mejor así, es mejor que me vaya y jamás regresé. Que jamás sepan de mí y puedan ser felices sin mí, sin mi presencia más por aquí, es mejor que les dejé vivir su vida sin yo serles un estorbo en sus vidas... siempre los amaré y los llevaré en mi corazón, pero es mejor que me vaya lejos… bien lejos.

Me muerdo los labios para no llorar, con esas palabras en mi mente tentadas a salir de mi garganta, las lágrimas se derraman involuntaramente de mis ojos y ágilmente las limpio de mis mejillas.

En el vuelo que voy no van muchas personas, como mínimo, vamos diez personas en el gran avión rumbo a Madrid, pues es un vuelo de empresarios e inversionistas, todos van en pareja conversando entre ellos, tal vez amigos o parejas, ya que se miran muy contentos mientras yo voy en mi asiento sin nadie a mi lado, cuando se supone que en este vuelo Kris iría acompañándome...

—Señorita —me toca el hombro una azafata—. Es mejor que vaya a descansar, pues el viaje aun es largo, señorita —sonríe la joven.

—¿Kris está en el cuarto? —Le pregunto asustada.

La señorita sonríe y niega con la cabeza con educación, aunque me imagino que me toma a por una loca por preguntar a por una persona que ella no conoce como si ella lo conociera.

Le tomó la palabra y me voy a descansar, con la casualidad que estoy otra vez en un lugar donde solo he aprendido a estar con Kris, y ahora él no está a mi lado por mi culpa y mis celos.

—Kris —comienzo a llamarlo mientras sollozo.

Mis ojos no consiguen cerrarse por nada del mundo, en un instante siento miedo de estar sola por lo que me levanto y pongo seguro en la puerta, estando con Kris no tendría por qué cerrar la puerta, pero ahora estoy sin él, sola e indefensa en un vuelo a Madrid con hombres mayores de edad que en cualquier momento pueden entrar y dañarme o burlarse de mí... podrían estar todos burlandose de mí.

Si que es ridículo lo que estoy pensando, porque así soy yo, así de loca, tan loca golpeé al amor de mi vida cuando me suplicaba que lo entendiera y lo perdonará a por si me sentía ofendida.

Vuelvo a llorar y esta vez ya he visto mi error, pero por ahora no puedo repáralo, solo debo esperar llegar a Madrid, levantar esas empresas, o esperar ser apresada por haber golpeado a mi Kris, a mi niño, a mi cariño, a mi vida y mi todo. Ahora lo veo, Kris es mi todo, en verdad lo llegue a amar, en él conseguí encontrarlo todo... pero por estúpida, celosa, compulsiva lo he perdido todo; a él.

El cansancio, el dolor en mi cabeza, el dolor en mi cuerpo, el dolor de mi pecho; el dolor de mi corazón, el dolor de mi alma, el dolor tan inmenso, la ausencia de Kris a mi lado y todo eso reunido me tiene en silencio, tanto así que mis labios estaban secos pues no les he lubricado ni con agua, ni con mi brillo, ni con mi propia saliva de tan triste y deprimida que estoy.

—Señorita, hemos llegado —me informa el taxista que me trajo hasta la casa de mi padre.

No me intereso en mirarla, no me intereso en admirarla solo quiero usar su baño para bañarme y un cuarto oscuro para morir, digo dormir, y que al despertar todo este como antes. Que Kris este en la cama conmigo mientras mi cabeza descansa en su pecho, que sus brazos me sujeten de mi cintura y mis piernas este enrollando su vientre, y sudamos, pero no nos separamos el uno del otro pues así es como nos gustaba estar. Con Kris no tenía que negarme a tener relaciones sexuales, Kris nunca intento sobrepasarse conmigo como lo hacía cada vez que podía Dylam, a él si le tenía que prohibir ciertas cosas, mientras que a Kris tendría que rogarle porque me toque, porque me haga suya para que me haga sentir lo que solo él puede hacerme sentir cuando me toca.

Mientras me baño solo soy pensar en esas cosas, me siento tan caliente y deseosa de estar en la ducha con él, verlo que me vea desnuda, sí esta vez estando despierta y consiente de que me ve. Verlo admirarme de pies a cabeza, perderme en su mirada, en como él disfruta verme. Por un momento siento que Kris está a mi lado en la misma ducha, por un momento siento su mirada, siento su cuerpo muy cerca del mío y su sexo rozar el mío como algunas veces: sus mano recorriendo mi cuerpo mientras yo me pierdo en su mirada.

—Mi niña, ¿estás bien? —Pregunta mi padre fuerte y claro.

Cuando oigo su voz llamarme vuelvo en sí para mi sorpresa mis dedos están acariciando mi ombligo a como Kris lo hacía. Estaba imaginándome que eran sus dedos jugando con la tela de mi ropa interior para poder así tocar entre mis piernas... de no ser por la voz de mi padre... me hubiera masturbado pensando en Kris.

¿Seré Suya? 1° ParteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant