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Hace dos horas que salí de casa, creí que esta ciudad en plena tarde de siesta diría yo, no estarían fuera de sus casas, si no en sus camas. Creí mal por que el centro de New Orleans esta lleno de personas vendiendo cosas, otros bailan, algunos comen o beben café con sus amigos y familiares.
Entro al primer bar que llama mi atención, me gusta beber de vez en cuando y hoy necesito un poco en mi sistema. Hace cuatros días que evito a los Mikaelson, no fue fácil pero agradezco ser una bruja poderosa, puedo chasquear los dedos y un segundo hacerme invisible.
Hoy cambie mi color de cabello a un azul marino, me arto el rubio,  hay muchas rubias por aquí, incluyendo la que me entrega un trago ahora.




—¿Extranjera?— pregunta cerrando la botella, la observo sin importancia alguna en responder y ser amigable con ella, menos al darme cuenta que parece humana. Probablemente sea vampira o una licántropo pero si fuera el caso de vampiro llevaría un anillo y esta no tiene uno, su musculosa me ayuda a darme cuenta que tampoco tiene  una marca de nacimiento que pertenezca a una manada. Ella levanta una ceja esperando mi respuesta pero no lo hago, le extiendo un billete.






— El cambio es tuyo.— hablo saliendo de aquel bar caminando de regreso a casa pero decido volver a la dirección que del bar , más adelante de este se encuentra una plaza. Mi ceño se frunce al ver como el híbrido sale con la rubia de hace minutos, ambos reían. Miro mis puños cerrados como si me molestara verlos juntos, niego siguiendo mi camino hacía la plaza, me siento en una de las hamacas pensando el por que me molesto. Mi cuerpo de repente sintió ira, nunca me había pasado eso.
Suspiro dejando una lágrima caer, me siento sola, muy sola. En parte es por mis padres, me hacen tanta falta pero también tengo la culpa de alejar a las personas. Mamá siempre creyó que no pasaría nada en que tenga amigos hasta que una noche discutí con una de mi grupo de amigos. Desde entonces  me convertí en una asesina y la culpa me carcome por dentro aún. Nunca olvidaría sus gritos de dolor, sus llantos de auxilio y sus miradas de odio y miedo hacia mi persona.




—Perdóneme— susurro dejando caer un par de lágrimas más.




—¿A quién le pides perdón?— volteo al ver a Elijah mirándome   raro, causando que riera por su cara.




—Nada, suelo hablar sola— comento secando los rastros de lágrimas.— gracias — digo aceptando el pañuelo que me extiende.





— No tuve la oportunidad de agradecerte por salvar a mi sobrina.... gracias Naomi— dice





— De nada.— respondo quedando de pie nuevamente.






— Elijah...oh, Naomi...¿Cómo haz estado?— Rebekah aparece.






—Bien, adiós.— contesto y me alejo sintiendo un dolor punzante en mi cabeza, no logro alejarme mucho ya que caigo encima de mis rodillas gritando de dolor.— ¡Ahhh!— me agarró fuerte la cabeza y en cuestión de segundo los hermanos se encuentran enfrente mío, no logro comprender lo que me dicen ya que sus voces se mezclan con otras que proviene en mi mente.






"Únete a nosotros Naomi"





— Llama a Kalus y a Davina ahora.— logro escuchar con claridad a Elijah, intento negarme pero un líquido comienza a salir de mi nariz, entrando en mi boca , el gusto metálico me da a entender que es sangre.






"Tienes que ser nuestra aliada en esta guerra Naomi"





— ¡Ahhh! ¡Por favor paren!— hablo tratando de calmar mi enojo por esto.
Siento como una joven me agarra de mi antebrazo y se aleja con miedo.






—¿Qué ocurre Davina?— pregunta Klaus y yo la observo con mi mirada borrosa esperando que sepa la respuesta, mientras vuelvo a gritar del dolor. No hago nada por que controlar a mi ser ardiente es mi prioridad, no dejaré exponerme ante ellos...


Chica En Llamas ( The Originals) KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora