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— Marcel, no me hagad matarte de una vez.— mi voz sale débil a causa de la presion en mi cuello.— Por favor, usa el cerebro para algo útil de una buena ves.



— Es mi última oportunidad y no voy desaprovecharla.— aprovecho que disminuye la fuerza,  doy un codazo en su costilla, una patada en los huevos y por último agarró sus brazos como si de una policía fuera y apunto de esposar a su criminal.— Deberías aprender a no bajar la guardía, querido Marcel.— le quitó la daga, la guardo dentro de mi jeans en la cintura.
Dejo a Marcel, camino hacia el supuesto rey de todos estos cabezas huecas.




— N-no es necesario seguir con esta pelea.— comento nervioso por mi cercanía.



— Eso no parecía que usted quiera hace unos segundos.— lo agarro de su ropa, sonrió con burla antes de lanzarlo contra su gente, dejándolo en ridículo.— ¿¡A ESA MIERDA ASUSTADO LLAMAN REY?!— suelto una carcajada, oyendo a algunos que me imitan pero se que tienen miedo.— Hagamos un trato, ustedes no se vuelven a meter conmigo ni mucho menos con los Mikaelson y yo no los mato, ¿parece una buena oferta, no?





—¡TU ERES EL DEMONIO, DEBERÍAS ESTAR EN EL INFIERNO.!— el grito de una niña llama mi atención y para ser franca, esas palabras me han herido un poco y más al ver el terror en sus ojos y las lágrimas empapar su angelical rostro.— me dirijo a pasos lentos hacia ella, sus padres la ponen detrás suyo con la intención de protegerla, sin embargo con un poco de magia los apartó a un lado.




—¿Cómo te llamas?— pregunto y me agacho para quedar a la su altura.




— Sady.— susurra, jugando con la sucia tela de su vestido blanco, la única con ese color de vestimenta de aquí.





— Sady, eres muy valiente.




— Si lo soy, mamá también.— dice, su ceño sigue fruncido tras haberme gritado.

— Ya veo...— miro de reojo a su madre, quien intenta moverse, sus luceros me ven con súplica, sé que me pide en silencio no hacerle nada a su pequeña.— Sady, ¿cuál es tu sueño?— analizo sus movimientos y el repente cambio de expresión a una de cuando bolas en tu mundo, imaginando algo que amas o anhelas pero así como brillaba su semblante, desvanece en segundos.



— Me gustaría que papá no golpeara a mamá y ser la mejor bruja para que dejen de ponerme cosas que duelen.— si no fuera por la presencia de todos, estaría derramando una lágrima como esa nena.





— Elijah, sácala de aquí.— un mar de gritos empieza, inclusive tratan de impedirlo.





"No dejaré que esa niña también sea un experimento."




— Deberían sentir vergüenza por ser una mierda de padres.




— Por favor no me la quites, yo nunca....





—¿Nunca? ¡No hay excusas para evitar dañar a tu hija! — los recuerdos de mi madre, utilizandome como si de una marioneta yo fuera, seco rápidamente las lágrimas que dejó caer.— Rebekah, no lo intentes.— digo al ver cómo quiere irse con Marcel.— Saque a Klaus y larguensen de éste lugar.— cierro los puños sintiendo mi interior ardiente salir con mucha potencia.

Evito que los brujos y brujas salgan a excepción de los originales, poso mi vista en Marcel y Rebekah, quién no parece importarle que pasará, ni mucho a la rubia. Sello la carpa con magia, otra vez todos gritan pero está vez lloran.




— Saquen a los últimos niños, ahora.— susurro.



Bekah y el moreno hacen lo que pido y apenas se que ya no hay ningún inocente, ardo intensamente.





— Dudo que esos niños les importe por lo cuál, no dudaré en acabar con cada uno de ustedes tal como merecen.— mi intensa llama los hace retroceder.— Buen pase al infierno, idiotas.— repentinamente todo se vuelve fuego, quemando todo.
Vuelvo a mi forma humana, observo los cuerpos calcinados y por primera vez en mi vida , sonrió con maldad pura, sintiéndome completa y como si de nada se tratase, me voy de ese descampado.








(....)







— Bien, he hecho lo que haz pedido.— Klaus aparece a mi lado, mientras yo observo a cada uno de esos niños jugar con otros niños no humanos cien porciento como ellos.— Aún no puedo creer que me hallas pedido borrarles la memoria.




—Es lo mejor para ellos.— me limito a decir.





— No, algo tienes.— comenta serio y aún más por la risilla que suelto.




— Parece que cuando despiertas tras tener esa daga en tú pecho, te hace desconocer a tú alrededor.— sonrió de lado antes de marcharme y quitar esa sonrisa.
Por qué, en parte, Niklaus tiene razón, algo me pasa





¿A caso me siento bien al matar ahora?






(...)






Naomi disfruta quemar a las hormigas de su jardín, inclusive disfruta ver cómo sufre una ardilla que se colo en su patio, cada vez que ella toca su frágil cuerpo y quema su pelaje y sus capas de pieles, dejando la marca de una quemadura, la forma de su dedo cada vez que toca al inofensivo animal.
Pareciera que amará castigar como si de eso la completará.







(SIN CORREGIR)




Chica En Llamas ( The Originals) KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora