10. ¿Atenea esta de nuestro lado?

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12 de julio, 9:40 de la noche.

Llegamos algo temprano al evento, para ser mi primera misión en cubierta creo que me irá bien.

— Bien, ya saben lo que hay que hacer. Ni se les ocurra apostar nada, te lo advierto a ti Scott, es una misión importante— ambos asentimos.

Edda reluce bajo la luz de la luna, no nos dio tiempo de ir a nuestras casas a ponernos nuestras mejores galas, así que nos prestaron ropa exclusiva del departamento.
Ella escogió un vestido de tirantes que le llega arriba de la rodilla, lleno de brillos plateados, no porta ninguna joya en sus manos ni cuello, solo unos pequeños aretes de plata con un diamante pequeño en ellos, unos tacones lo bastante altos del mismo color de los aretes y por supuesto, una cartera en la cual trae una arma, solo por si las dudas.

Scott también viene elegante, trae puesto un traje de color blanco, su camisa y zapatos son de un color negro, el si trae accesorios, un reloj y una cadena de oro que podrían valer más que su casa, su piel morena resalta en su vestimenta.

Yo por lo tanto, opté por un vestido verde esmeralda, sin tirantes, lleno de diminutos brillos plateados, la falda es de vuelo y su largo es arriba de la rodilla. Llevo unos aretes similares a los de Edda, en cambio, la piedra de estos son de un color verde limón, el collar que tengo desde niña no me la quise quitar, es de oro blanco con un dije de mariposa, como la marca que tenemos todos los Cole; mis tacones son de color blanco, al escogerlos creí que se verían mal pero al parecer hacen un perfecto contraste con mis prendas y realzan mi tono de piel. Mi cabello largo y rizado lo hice una trenza waterfall, también traigo conmigo una cartera con un arma dentro. Edda me dijo que uno nunca sabe el peligro que puede haber en una misión secreta.

Entramos en el lugar y parece que la belleza griega abunda aquí, bustos y esculturas de la mayoría de los dioses griegos aparecen en cuanto caminamos adentrándonos al lugar. Las tonalidades de blanco, plateado, chocolate y rojo abundan en cada una de las salas. A nuestra derecha se encuentran las salas de estar y comedores pequeños para dos o cuatro personas mientras que a nuestra izquierda están todos los juegos, el area está iluminada por un arcoíris de colores neón. Scott parece muy entusiasmado por estar aquí, en cambio Edda pasa su mirada discretamente por cada una de las personas, no hay rastro alguno de Franco ni Cristian, solo espero que Silver no nos haya mentido de nuevo.
Nos sentamos en una mesa cerca de la barra, no pasan ni 15 segundos antes de que venga un camarero para tomar nuestra orden, Scott pide un Mojito, Edda agua y yo un martini.

— ¿Qué?— les pregunto a ambos, tienen una cara de asombro y confusión.

— No creí que beberías estando en una misión— dice Edda

— Tranquila, esto no hace gran efecto en mi— nunca antes había estado en un lugar como este, digamos que era el sitio prohibido en la lista de papá y aunque nunca me espiara o algo por el estilo, me daba miedo entrar aquí pero si que se de sus bebidas, mi hermana era fan de las apuestas, quiero creer que jamás puso un pie en este lugar, sin embargo aprendió a hacer todo tipo de bebidas, preparándose para algún día trabajar aquí.

Intentaba que cada una le saliera a la perfección y yo por ser la mayor, su fiel cómplice, probaba cada uno de sus intentos, tanto así que necesito más tragos de lo usual para que tenga efecto alguno en mi.

Pasando unos 10 minutos quizá, se aproxima de nuevo el camarero con nuestros pedidos en sus manos, mientras coloca cada una de las bebidas frente a nosotros me mira; su mirada no me incómoda, tiene unos ojos de color miel que brillan mucho bajo las luces del lugar. Pasa por mi lado y pone mi pedido en frente de mi para después aproximarse y susurrarme al oído:

Te veo en la parte trasera del lugar al finalizar el evento— coloca sobre la mesa una tarjeta, es un pase, el camarero se retira, no sin antes guiñarme un ojo para después desaparecer entre la gente.

No es un crimen si no hay un cuerpoWhere stories live. Discover now