73. ¿Sabemos quien es?

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23 de septiembre, 7:15 de la tarde.

- Ten mucho cuidado...

- Por supuesto que si...- me sonríe y da un último beso para después salir de la casa.

Escucho como enciende su motocicleta y se va, los chicos salen corriendo hacia el jardín para jugar con los perritos, la verdad si que son tiernos.
Creí que Edda se fastidiaría con ellos en la casa pero de cierta manera alegran el día.

Salgo a observarlos un rato, Darmian corre de Madd quien tiene la manguera del agua en sus manos, Paula y Ernesto se mantienen en el césped, cada uno tiene un perrito en su regazo y los acarician para que se queden dormidos, hace casi una semana que abrieron sus ojitos y comenzaron a dar pequeños pasos.

- ¡Oh no! Que ni se te ocurra...- Madd me apunta con la manguera, ella y Darmian llevan una sonrisa maliciosa en el rostro.

- ¡Ahora!- me echo a correr, Madd me moja con la manguera mientras mi amigo me lanza globos con agua, ¿donde rayos consiguió globos?

Corro por mi vida aunque ya no importa pues estoy empapada de agua, cuando Darmian me lanza un globo lo atrapo y se lo regreso, el globo le explota en la frente, cae de nalgas en el césped y se llena de lodo.

- Ni creas que vas a entrar así a la casa, espera aquí- lo detengo con una mano.

Ya está oscureciendo, voy hacia el armario en el piso de abajo y saco tres toallas de el, Darmian se quita su ropa lodosa cuando nadie lo ve y envuelve la toalla en su cadera, me rio de él cuando camina como pingüino para no resbalarse.

Camino con extrema precaución hasta mi habitación para darme una ducha, mi mamá siempre dice que después de mojarte con la manguera o en la lluvia debes bañarte porque si no te hará daño. Es algo que no entiendo pero mi abuela se lo dijo y ella siempre obedece a mi abuela.

Termino de ducharme, tomo mi ropa de un cajón y me cambio en el cuarto, decidí colocar una cortina en la puerta solo para tener un poco de privacidad aquí.

Vuelvo abajo con los chicos, Darmian está temblando de frío en el suelo, esta envuelto con una cobija mientras Madd le trenza el cabello.

- ¿Quieren pizza?- todos asienten- pídanla a domicilio, yo pago.

No tengo ganas de cocinar para todos, me siento un poco cansada.

No se por qué pero últimamente he estado pensando en lo que dijo la abuela de Edda, es probable que caperucita sea una persona que ambas conocemos pero no lo creo, es decir, conozco a demasiadas personas rubias de todos los lugares del mundo, ¿será que ella también?

A decir verdad ni siquiera se si creer en eso, se me hace imposible imaginar que una persona cercana a mi haya organizado un secuestro para mis hermanos.

Reviso la hora en mi celular, son casi las nueve de la noche.

El tiempo se pasa volando. Esa frase me la repetía mi papá cuando era niña, siempre me decía que tenía que aprovechar mi niñez aunque yo sentía que se pasaba lento el decía que en realidad no era así, entre mas crecías mas rápido pasaba todo a tu alrededor.

Siempre considere a mi papá una persona sabia, a el le interesan mucho las cosas que tienen que ver con el tiempo y el espacio a pesar de que no su especialidad.

El timbre de la casa suena y me hace olvidar todo lo que estaba pensando, tomo cinco billetes de mi bolso y camino hacia la entrada, el papá de Paula es el que está al otro lado de la puerta. Con una mano en mi espalda le hago señas a quien sea que me esté viendo, ellos saben a lo que me refiero.

No es un crimen si no hay un cuerpoWhere stories live. Discover now