No es un crimen si no hay un cuerpo

14. ¿Podrás correr y esconderte?

15 de julio, 7 de la tarde.

— ¿Lo atraparon?— pregunto, él niega— ¡maldición!

— No tenemos ni idea de a donde se dirige.

— ¿Atraparon al que lo ayudó?

— Si, está siendo interrogado.

— Sigamos buscando, no puede ir demasiado lejos.

Hace media hora estábamos bien, teníamos todo bajo control, Cristian iba a ser interrogado de nuevo y escapó. Pero nadie es lo suficientemente rápido para esconderse.
Salgo del departamento y me subo a una patrulla, solo. Aunque no lo quiera admitir, Edda me hace mucha falta, ya no tengo a quien molestar, el trabajo no es lo mismo sin ella, será un muy largo mes.
Enciendo el auto, conduzco lentamente por cada una de las calles, todavía es de día pero no tarda en ocultarse el sol, tengo que encontrarlo.
Todavía no pasa ni una semana de que saque a Leah del caso y ya estoy fallando, tengo que aprender a hacer las cosas por mi cuenta, les demostrare a todos que no soy el oficial inútil que ellos piensan que soy.

Recuerdo cuando Edda me decía eso, ella es la inteligente del equipo, la que deduce las cosas, ella es analítica y cuidadosa, yo soy todo lo contrario, soy la fuerza bruta, el que usualmente arresta, escucha y sigue órdenes. Se supone que yo nunca tendría que ponerme a pensar de más, con la ayuda de Leah, ambas lograron hacer mucho en poco tiempo, a pesar de que aún no tengamos el paradero de los hermanos, sabemos con quienes peleaban, quienes eran los buenos de la historia y como son cada uno de ellos. Establecer una conexión será difícil.

Después de pasar dos horas buscando en las calles y preguntándole a personas que pasan por ahí sobre Cristian, me rindo. Yo no sirvo para esto... pero se quien si.

Entro al hospital y voy directo al cuarto de Edda. La puerta está abierta y ella me ve...

— ¿Disfrutas de tus vacaciones Edda?— ella se ríe. Está mirando la televisión, es un programa infantil.

— Para nada, quiero volver al caso.

— ¡Que bueno! Porque es de lo que vengo a hablarte.— ella se recarga en el respaldo de la camilla, acomoda su almohada y fija toda su atención en mi.

— Te escucho...

— Hmm... digamos que... Cristian escapó con ayuda de un guardia de seguridad. No tengo ni idea de a donde pudo haber ido, ya busque por dos horas y no encontré nada, ayúdame.

— ¿Por qué no le pides ayuda a Leah?— mierda, creí que ella ya lo sabía.

— Digamos que... la saqué del caso...— me avergüenza decir esto, no tenia porque hacerlo pero estaba muy frustrado. Si yo soy la fuerza bruta, Leah es un "Grifo", es muy explosiva, amenaza a todos y los asusta, cree que así se consiguen las cosas pero no — creí que tú ya...