Capítulo 4. 💄

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Por el bien de la mafia

No sé qué tienes; pero lo tienes. -Anónimo.


Alessandro

¿Cómo alguien tiene la piel tan perfecta? Es totalmente suave, firme. Sin ningún tipo de manchas o...

Joder, diría que es un ángel si creyera en ellos.

Mis dedos deciden hacer un recordatorio de la piel que puedo alcanzar. Sus hombros, su cuello, su rostro y es cuando llegó ahí es cuando ella levanta la cabeza y mira a través de sus grandes pestañas. Sonríe una vez más cuando mi erección entra más en su boca.

Mi cabeza se lanza hacia atrás mientras mis manos se apoyan en el filo del escritorio en donde estoy apoyado. Tiro al piso las pocas cosas que hay en la superficie de madera y hago que Gianna se ponga de pie, a pesar de que quiero ver su cara llena de mi excitación, tomo su cintura con fuerza y la apego a mí para besarla desesperado.

Ya hace mucho que estoy desnudo, pero ella pasa sus manos como si intentará apartar algo, o solo hace igual que yo y se graba cada espacio de piel. Por mi parte quito las diminutas bragas que tiene y que era la única prenda que tapaba su cuerpo, esa parte que solo quiero poseer.

Se apega a un más a mi cuerpo, abrazándome, diciéndome que no la suelte en estos momentos. Sus manos no esperan para acariciar toda la piel de mi espalda. Su lengua no para de jugar con la mía mientras me besa, segundos después atrapa mi labio y muerde despacio.

Intento disfrutar de todo lo que su excitación me da, pero no me lo permite. No deja que me rinda ante sus pies y poder disfrutar de su néctar. En vez de ello, toma entre sus dedos mi erección. Despacio hace que me acerque para acomodarlo en su entrada.

—¿Sin condón? —pregunto, nervioso contra su boca.

—¿Tienes? —niego con la cabeza— bien. Entonces no te corras dentro.

No me quejo a pesar de lo irresponsable que puede ser esto. Solo vuelvo a besarla metiendo mi lengua y disfrutando de la suya. Siento cuando se acomoda en el escritorio, como abre las piernas y las envuelve alrededor de mi cintura.

No me gusta la posición, pero por el momento voy a dejarla ser. Tampoco me da el tiempo de disfrutarla con mi boca como quiero, así que solo me acomodo y embisto su perfecto cuerpo pequeño.

Mientras me muevo, me tomo el tiempo de ver la decena de tatuajes que adornar su piel. La palabra poder justo debajo su seno, la flor en su vientre bajo y la de los brazos, de la frase de algún libro o película de su brazo. Tantos detalles en ellos de los que por alguna razón pienso en que ya habrá tiempo para preguntar por el significado de cada uno de los diseños de tinta.

Solo quiero grabarme toda su piel.

Los gemidos se apoderan de la habitación, intenta no soltarlos y no lo consigue, cada vez son más intensos. Sus manos deciden no quedarse quietas, una de ellas masajea salvajemente sus senos y la otra baja a donde nuestros cuerpos se unen.

Me apoyo poniendo mis manos una a cada lado de su cuerpo y bajo mi boca para empezar a besar su cuello.

—Más rápido —se queja en mi oído.

Lo que ella mande.

Empiezo a embestir más rápido, más fuerte. El sonido de nuestros cuerpos chocando no toma tiempo en aparecer y ese sonido es música para mis oídos. Solo pasan segundo cuándo ella empieza a moverse para que yo entre más. Se queja, gime y susurra mi nombre.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Where stories live. Discover now