Capítulo 26.💄

293 15 0
                                    

Condenada

Si ardo no hay demonio que me asuste. -David Sant.



Gianna

Mi mente me lleva a ese día, al último día donde estuve en casa de Alessandro, acostada en su cama y con la nariz invadida del delicioso aroma de mi futuro esposo y por unos momentos quiero regresar a ese lugar, quiero ir a ese momento donde no pensaba en nada que no sea yo y mis tontas decisiones. Justo después de eso me transporto al día de la inauguración de Elypse, al momento donde decidí abrir mi boca y contarle al mundo entero que Alessandro Russo será mi esposo.

Y sonrío por la cantidad de mensajes y comentario que llegaron seguido de eso. Muchos, por no decir la mayoría de ellos era felicitándome, emocionándose por lo perfecto que somos los dos. Muchos de esos mensajes de gente que no conozco, otros de eso mensajes son de odio, diciendo que no merezco a alguien como Alessandro.

Entiendo los comentarios, Alessandro es un hombre muy amado por la gente, muchas mujeres harían lo que sea por tenerlo cerca al menos unos segundos.

Miro la hora de mi teléfono, pero me distraigo con el mensaje de Alessandro, un simple: Buenos días, amor, me hace sonreír. Le contesto de la misma forma, incluso agrego que iré a la clínica para hablar con Matteo, me responde con una simple: está bien.

Son las nueve y decido levantarme de mi cama para empezar mi día y mi semana de una buena manera. Durante el fin de semana no quise aparecerme en la clínica solo porque algo dentro de mí me decía que Matteo sabía todo de lo que me dijeron en la entrevista.

Y con toda la ansiedad del mundo fui con él con la firme idea de que ese sería el día donde yo terminaría con él. Contra todo pronóstico, no pasó nada. Actuó como siempre y hasta fue lindo conmigo. Más de lo normal.

No le tomé importancia y yo tampoco saqué el tema. Ese mismo día. Matteo empezo hablar conmigo de todo lo que pasa con su trabajo y su investigación de la mafia, ya ni siquiera me sorprendió cuando me relató todo lo que Alessandro ya me había dicho. Incluso me dijo que si él moría yo tenía que dar esa información a su superior.

No especificó quien era, pero creo que es bastante obvio para mí.

Además, aprovecho de ir a la clínica ya que mi padre o, mejor dicho, mis padres no están en casa y no me regañen por todo lo que hago o dejo de hacer. Ayer salieron en la tarde a quién sabe dónde. No pregunté por qué ya ni siquiera me dieron oportunidad. Fue Franco quién me dijo que mis padres se habían ido.

En fin, hoy solo espero conseguir algo más de todo lo que ya sé, poder conseguir un poco más y tener más excusas, no solo eso, quiero que me diga de Anna. Sé que Matteo no sabe de mí, aún sigue pensando que Alessandro en el jefe de todo. O eso es lo que yo creo a pesar de que mi prometido ya me dijo que si sabe de mí y de lo que hago...

Y por ahora es mejor que se mantenga de esa manera.

Una vez termino de ponerme ropa decente para el día de hoy, decido bajar al primer piso con Berlín detrás de mí. Y cuando voy directo a mi oficina escucho ruido en la sala familia. Hago sonar mis tacones mientras me dirijo hasta el lugar

Me sorprende ver a Regina jugando con mi hermano en la Xbox.

—Buenos días —hago presencia y me quedo detrás de los sillones.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora