Capítulo 31.💄

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Es necesario

Eres tan valiente y tranquila, que en ocasiones olvido que sufres. -Ermest Hemingway.



Alessandro

Es de esas ocasiones en las que sé que estoy al borde de la muerte y siempre pasa que una risa nerviosa aparece sin motivos, haciéndole saber a cualquiera que no puede lastimarme con golpe, o con amenazas de muerte. No puedes dañar a alguien que ya lo está.

Aun así, esta casa está rodeada de hombre que daría su vida por mí, así que un par de golpes no van a llegar a nada. Esos hombres que trabajan para mí ya apuntan a su cabeza por si las cosas se van de las manos, pero solo es Orlando quien se acerca y toma a Marino de los brazos para alejarlo de mí, incluso lo amenaza de muerte si vuelve a tocarme.

Me vuelvo a reír cuando veo lo furioso que está con las simples palabras que le dije y que él ya sabía, pero como ya deduce desde un principio, él siempre va a negar todo. Lo que más odio es que Gianna le creerá, pero ya me encargaré de ponerlo en su contra. Solo es cuestión de tiempo.

Mis hombres retienen a Marino mientras Gianna ya limpia mi rostro con sus manos. Me analiza y por un momento recuerdo a mi propia madre preocupada por alguna herida grave.

—Estoy bien —digo en su dirección, ella solo asiente despacio

Y aun detrás de esa preocupación, puedo ver en su cara lo enojada que está por que acabo de arruinar sus planes de terminar bien con él. Pero no había manera, Ya conozco a hombres como Marino. Controlador y muy tóxico.

—Maldito mentiroso —gruñe enojado y se acerca un poco más a mí. Orlando lo detiene.

—¿Yo miento? —me acerco a él—. Solo di que lo sabías todo. Que sabes perfectamente quien es Gianna.

—Una mujer corrompida por ti...—me río.

Puedo llegar a entender la posición de Matteo. Se enamoró de ella y Gianna le mostro una mujer que quizá no existe, se acostumbró a ella y que sepa que ella es la persona que tanto ha buscado, la mujer que es jefe de lo que busca destruir fue un golpe bajo. Se ha tratado de convencer que Gianna solo ha sido obligada a todo.

—¿Por qué te mentiría? —me limpio la sangre de mi labio.

—Dime que miente —unas cuantas lagrimas se derraman, la ira es evidente en su rostro y solo busca respuestas en Gianna—. Dime que él está mintiendo.

—Matteo, lo siento. Yo... —y una expresión que ahora conozco se marca en su rosto. Pura ira lo llena hasta los huesos y solo veo esa mirada fría que una vez me dio, cuando me conoció y juró venganza.

Enzo tiene razón, a él ya solo le importa su trabajo.

—Me mentiste todo este tiempo —se suelta de Orlando y camina en dirección a ella. No le permito que avance demasiado— siempre has sido una delincuente.

—Matteo, te juro que...

—¿Me le ibas a decir? ¿me ibas a decir que era la maldita reina de la mafia? No te creo una puta mierda de lo que me dices.

Ahora es Gianna la que parece enojada con él, solo me hace a un lado y saca el pequeño anillo que una vez le dio.

—Yo también confié en ti —se lo tira en la cara— tú también me has ocultado cosas. Tú ya sabías de mí...

Nella Mafia © | ITALIA 1|Where stories live. Discover now