Capítulo 39.💄

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Mientes

El amor hace mentirosos a los de tu especie. -Reina Seelie. Cazadores de sombras.



Alessandro

Ya todo ha quedado limpio, no hay nada de indicios de que esté involucrado con mi padre, aun así, Maximilian sigue con su amenaza de que encontrará algo y me hará caer ante los ojos de la ley.

Su hijo es su última esperanza. Matteo es el único que tiene información certera de lo que hago y de lo que hace Gianna, él tiene todos los informes en su casa de playa, documentos que han sido custodiados por mis hombres. Hay copias, y las tenía en su momento Olivetti, pero después de lo que pasó el sábado, bueno ahora están en mi poder.

No tiene más movimientos. Ya no pueden ganarme.

Pensaba regresar a Palermo ayer, pero me tome le domingo para mí y poder relajarme, aunque sea unas horas. Lo conseguí, ahora mismo tengo un buen humor, que es posible que cambie en el trascurso del día.

El jet se detiene en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Palermo. Orlando en quien primero se pone de pie y va directo a la puerta una vez el motor del avión se apaga. Es lunes diez de la mañana cuando llegó a al lugar que se ha convertido en mi casa.

Estoy cansado mentalmente y tengo demasiadas cosas que procesar.

Comenzando por papá, intenté hablar con él de buena manera y que me diga más de lo que había hablado con Marino. Incluso le di mi voto de confianza y le dije que lo soltaría y lo dejaría en paz. Lo que me dijo fue que prefieres estar en la cárcel que bajo mi control. Terminé por golpearlo hasta casi matarlo. Y lo único que sé es que lo hizo por querer sacarme de mi puesto, es creíble todo ese cuento, pero algo me dice que hay algo más detrás de todos esto. Y sé que tiene mucho que ver con Morelli.

—Señor —escucho a Orlando— su esposa ahora se encuentra en el centro. Para que hable con la señora Moretti.

—Había olvidado que tengo que ir a ese lugar —ya me estoy subiendo al auto donde espera Gustavo—. Dile a Antonella que la veré a medio día.

—Claro señor.

El tráfico no es tan pesado a estas horas de la mañana, aun así, tardamos casi media hora en llegar al centro de Palermo, al edifico de cinco pisos donde ya había estado hace unos días atrás. El auto de Gianna está aparcado en la entrada, el mío se detiene justo detrás. En compañía de Orlando entro en la edificación donde el guardia me recibe con una sonrisa y me dice que Gianna está en el último piso. Nos adentramos en el ascensor y subimos.

En ese mismo momento mi teléfono vibra. Ya sé de quien se trata.

Antonella: Salgo a las dos. Esa hora sería mejor.

Alessandro: A mediodía paso por ti, no me interesa a qué hora sales.

Antonella: Me regañaran. No puedo salir antes de esa hora.

Alessandro: No me interesa, no puedo después de eso.

Ya no presto atención al siguiente mensaje, las puertas del ascensor se abren. Le inmediato veo a Gianna en el pasillo junto con Leo y Pietro.

Leo es de gran ayuda. Al menos puedo confiar en él para que me diga con exactitud qué es lo que hace mi esposa.

Ella apenas me ve ya está caminando en mi dirección con una sonrisa cansada.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora