4 - Una verdadera reportera

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Lunes 13 de mayo

Winslow Schott  era un hombre común. El tipo de ropa interior de color beige que olvidarías momentos después. Su camisa a cuadros  combinada con un sweater azul también era normal, como si estuviera diseñado para desvanecerse en el fondo de su entorno en las oficinas.

Una pila perfectamente uniforme de manuales técnicos se encontraba a su izquierda, ordenados por color. Schott se inclinó ligeramente hacia adelante, alineó los codos en su escritorio temporal y juntó los dedos, dándole a Kara una mirada fija. Cortés insolencia. Estaba bastante molesta por esa mirada. Pero entonces las opciones eran bastante delgadas en el suelo.

A primera hora del lunes, llamó a Caroline para averiguar quién seguía en la ciudad desde el contingente de Nevada del lanzamiento de SmartPay USA.

–Solo queda uno, cariño–, había informado después de escanear su lista maestra. –Mis asistentes han visto salir a todos al aeropuerto, excepto a Winn Schott. Está fuera como analista de sistemas de Carson City, Nevada. ¿Suena importante?

Y ahora Kara se sentó, frente a un hombre de unos treinta años que parecía todo menos importante. Sus cautelosos ojos marrones la observaron atentamente. Ella había entrado encantada en el edificio con su pase de prensa y luego se invitó a sí misma a su oficina, y la molestia de Schott por su interrupción ni siquiera se disimuló remotamente.

De acuerdo, entonces tal vez eso había sido un poco grosero, y estaba sorprendida de que no la hubiera echado de inmediato. Después de todo, todos los demás que había intentado más alto habían ignorado sus llamadas, colgando o le habían dicho que molestara a otra persona.

–Como decía–, continuó Schott, –hago soporte técnico de nómina e implementación de proyectos especiales de Tecnología informática. Ayudé a implementar SmartPay USA para todos los empleados del gobierno en Nevada, y me prestaron para ayudar a los trabajadores estatales aquí.

–Entonces, ¿cuál es el trato con SmartPay de todos modos?

–Simplifica la nómina–, dijo Schott suavemente.

Ella casi rodó los ojos. –Gracias. ¿Cómo?

–En lugar de que un empleador, en este caso, el gobierno, tenga que pagar salarios en muchas docenas de cuentas administradas por todas las diferentes instituciones financieras, lo cual es un problema administrativo, lo pagan todo en cuentas de empleados administradas por el propio banco de SmartPay. El empleado puede cambiar automáticamente sus fondos a bancos de su elección o conservar sus fondos con SmartPay y aprovechar los altos intereses y otros beneficios para los miembros.

–¿Es un banco?– Kara dijo, perpleja. –¿Todo este alboroto por un nuevo banco?

–No. Es un sistema de nómina simplificado con su propio banco vinculado que ofrece algunos beneficios financieros en caso de que los empleados elijan hacer uso de ellos. Algunos usuarios lo hacen; algunos no lo hacen.

–¿Tú si?– Kara preguntó.

Él parpadeó hacia ella. –Soy un empleado del estado. Me pagan a través de SmartPay como a todos los demás.

–Quiero decir, ¿guardas tu dinero con ellos después del día de pago y usas todos los beneficios para miembros de su banco?

–Una pregunta interesante. Y no es asunto tuyo.

Bueno, eso era verdad. Ella trató de nuevo. –Se ha exagerado mucho. ¿Es realmente tan bueno todo eso?

–Si mi empleador me dice que ponga nuevos sistemas de nómina, eso es lo que hago. Si me dicen que me mude a California durante seis meses y haga lo mismo aquí, también lo hago. Pero no me pagan para tener una opinión al respecto.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora