X - Pasado, presente, piñatas

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La Feria Estatal de Utah era un gran, gran cosa. Lena lo sabía porque Kara se lo había dicho. A menudo. Al igual que sus cuñados, suegro y Meemaw durante el desayuno esa mañana, mientras le señalaba con un dedo como si la desafiara a estar en desacuerdo.

Lena no lo soñaría. Bueno, no públicamente.

Había aceptado ir por dos razones: una, para distraer a Kara de la debacle de compra de vestidos de ayer; y dos, la asistencia parecía ser obligatoria.

Lena estaba deslizándose sobre sus botas marrones cuando Kara entró como un huracán y se recogió el pelo en una coleta suelta.

–Oye. ¿Todavía te estás preparando?

Ella puso los ojos en blanco ante la evidencia de la respuesta.

–Bueno, no tardes demasiado. ¿No puedes escuchar a los chicos? Están cerca de un motín.

Era difícil pasar por alto la bocina desde fuera de la ventana de abajo, seguido de risas masculinas en auge.

–Puede que haya notado la impaciencia de tus hermanos–, dijo Lena. –¿No están trabajando hoy?

–No hay trabajo cuando es nuestro día de feria familiar. Aunque papá tiene que quedarse en casa para terminar el auto del alcalde. Alex tiene cosas que hacer. Y Meemaw no puede ir más porque la aniquila. Pero tengo instrucciones de tomar fotos de los encurtidos ganadores, carne de cerdo, pasteles de manzana, calabazas, mermeladas, helados y legumbres–. Se los señaló contando con los dedos.

–Toda una lista. Yo, por mi parte, no puedo esperar para ver las legumbres ganadoras.

–Eso es lo que todos dicen. Sabes que Meemaw solía ganar en algunas de esas categorías, por lo que tiene un interés competitivo.

–Todo queda claro–. Lena tomó su suéter y se lo echó sobre los hombros.

Kara la miró. –Hombre, te van a comer viva.

–¿Qué es?– Lena se puso de pie, se ajustó el cinturón, se metió la camisa azul pálido en los jeans y luego se subió las mangas con cuidado.

–No qué, quién. Toda la población Utah, eres elegante incluso cuando intentas no serlo–. Ella levantó la vista hacia su parte superior. –Tienes que parecer relajada.

Lena sacó la camisa de sus jeans e intentó enderezar los pliegues recién formados. –Puedo hacerlo relajado–. Le entregó a Kara su suéter e hizo una mueca, ya que estaba metido sin ceremonias en una mochila.

–Si tú lo dices. Pero todavía tengo que presenciarlo fuera de nuestra casa.

Lena resistió el impulso de ofrecer una réplica sarcástica.

–Me da miedo pensar qué pequeño comentario sarcástico está ocurriendo en tu cabeza en este momento, pero probablemente no me gustará–, dijo Kara con una sonrisa.

–Me conoces tan bien.

La bocina del coche volvió a sonar.

–Oh–, dijo Kara. –Están desesperados por estar allí.

–¿Por qué?– Lena miró a Kara, que estaba metiendo su billetera en la mochila azul marino. Se veía espectacular incluso con jeans viejos, una camiseta y una gorra. Sonrió cuando reconoció el viejo favorito salpicado de pintura de Kara.

–Tienen algunos amigos que se encontrarán en el bar Cantina. Creo que mucho consumo de cerveza estará involucrado.

–¿No pueden hacer eso en cualquier momento?

–Sí. Pero es más divertido allí. Es el ambiente. Es tradición.

–Tradicion. Ah–. Lena deslizó su billetera en un elegante bolso marrón.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora